Hada de la paz

Ada Álvarez Conde en la Universidad de Puerto Rico en Arecibo

Carga menos de treinta años sobre sus hombros y ya, Ada Álvarez Conde ha encarnado más experiencias de lo que la mayoría de las personas sobre la faz de la tierra podrían imaginarse. Hoy, junto a mi grupo de Géneros Periodísticos de la UPR Arecibo, que también conforma el equipo de Tinta Digital, conocimos un trocito de la verdadera Ada, una luchadora, activista de derechos humanos, periodista y novelista que ciertamente nos dejó con las ganas de aproximarnos más a este impresionante y motivador personaje.

Lo que surgió como una idea espontánea, se convirtió en una de las entrevistas más interesantes y motivadoras que he presenciado. Debajo de una blusa color rojo pasión, una sonrisa genuina y hasta cierto punto ingenua, Ada esconde una grande cicatriz. Su primer tatuaje, como le llama ella, no es de tinta, sino producto de dos cirugías de corazón abierto que además de dejarle al borde de la muerte en una ocasión, ha otorgado en ella su razón de ser: ayudar a otros y ser portavoz de la paz.

"Aquél día que me hicieron la operación de corazón abierto por segunda ocasión a los 14 años, morí en la sala del quirófano. Y vi un túnel. De ese momento en adelante, negar que había algo más allá de la existencia, fue difícil", expresó la hija de Ada Conde- quien en el 2014, junto a su pareja, Ivonne Álvarez- demandó al gobierno en el Tribunal Federal en busca de que se declare inconstitucional el Artículo 68 del Código Civil, que define el matrimonio como la institución civil entre un hombre y una mujer.

Fruto del corto matrimonio entre su madre, una abogada puertorriqueña y su ya fallecido padre, un cubano periodista, nació Ada hace veintiocho años. Comenzó su trayectoria con el periodismo a raíz de su amor por la escritura y la poesía, y más tarde, incursionó en el mundo mediático como redactora de un periódico juvenil. Sus primeros encargos en la redacción trataban temas de racismo y violencia doméstica. Fue en esta búsqueda de datos que Ada descubrió el término dating violence, que define el maltrato que experimentan muchos jóvenes durante el noviazgo. La información que existía en aquél momento sobre esta problemática, sin embargo, asegura ella, era prácticamente nula. Por esta razón se incursionó a visitar hogares y refugios de mujeres maltratadas, muchas jovencitas que no eran protegidas bajo la ley por no estar casadas o tener hijos.

Junto a estas experiencias de campo, Ada combinó su propia vida y un capítulo que encarnó durante sus últimos años en la escuela superior cuando tenía un novio que a menudo controlaba sus pasos. Juntando clavos, Ada se dio cuenta de que ella también era víctima de un patrón de maltrato emocional. Gracias a esta información que fue recopilando, "me cambió la vida; me salvé ", rememora. Esta experiencia la llevó a radicar una orden de protección a los 15 años y más tarde, a la publicación de su novela Lo que no dije, que a su vez, la convirtió en una de las novelistas más jóvenes de la isla a los diecinueve años.

Hoy, Ada lleva más de quince años ininterrumpidos impartiendo charlas en escuelas públicas en todo Puerto Rico, en las que educa a jóvenes sobre los signos de maltrato, cómo prevenirlos y cómo actuar ante tan complicado panorama. Su clave del éxito con esta población ha sido la empatía. "Les hablo de joven a joven; les proveo ejemplos del día a día", expresó.

No es secreto de que los patrones de violencia y maltrato han incrementado significativamente en los últimos años. Según Ada, una de las consecuencias más peligrosas de esta incidencia de maltrato infantil y violencia doméstica, es la creciente falta de esperanza en los jóvenes. En muchas ocasiones,  se silencian ante la escasez de opciones y seguridad. "Descubrí muchas grietas en el sistema judicial y por esto escribí varias leyes y llegué al Senado", manifestó, la actual directora ejecutiva del Comité de Mujeres de este organismo político.

Sin embargo, la propagación de una cultura machista y patrones equivocados y desiguales de género, no se deben únicamente a la falta de protección y apoyo judicial, sino también a los medios. "Estamos constantemente rodeados de relaciones no-saludables, en las novelas, las canciones...", expresó la también presidenta de la fundación Alto a la violencia.

Uno de los consejos que aportó es comenzar por uno mismo a procurar cambios. El primer paso a tomar para detener el maltrato es orientarse, buscar personas de confianza que no necesariamente serán un especialista. Segundo, "si tú no te amas, no puedes amar a nadie; si no te valoras, no puedes valorar a otro", manifestó.

Otros temas sobre los que se abordaron en este conversatorio fueron la homofobia, la xenofobia, el bullying y otras actitudes de odio y rechazo hacia el otro. Ada, quien se considera también víctima de bullying cuando menor, subraya su misión de aportar su granito de arena para construir un mundo de paz. "No podemos imponer nuestro dios o creencias a nadie; la división de iglesia y estado es también fundamental", expresó.

Tomando como partida su propia experiencia como hija única de una activista y abogada gay, Ada sostiene que "porque una familia se rija por patrones tradiciones, no significa que es funcional".  "El mensaje de amor debe ser mayor al de odio, y yo creo que los buenos somos más, aunque los malos hagan más ruido", expresó.

La realidad es que haciendo referencia al debate sobre los matrimonios entre personas del mismo sexo, no se puede dejar a un lado el hecho de que existen dos tipos de uniones: la civil y la religiosa- un hecho ignorado por muchos de los activistas en contra de matrimonios gay, quienes solo reconocen la unión religiosa.

"El que está informado, tiene las herramientas necesarias para tomar decisiones informadas", expresó. El periodismo, según la activista, nos une en la historia y fomenta la investigación. La también bloguera cuenta con más de un cuarto de millón de entradas en su bitácora, en la que no publica anuncios ni cuenta con ese respaldo económico.

En tres meses, Ada se somete a su tercera cirugía de corazón abierto. "Tengo la vida en mis manos; el tiempo es ahora", reforzó. Entre sus planes futuros espera poder lanzarse a un puesto político y revolucionar la manera en que se ejerce la política en este país. A diferencia de la mayoría de los líderes partidistas que apoyan el rojo o el azul, Ada dice enfocarse en el blanco, el color de la paz.

Equipo de Tinta Digital junto a Ada Álvarez Conde

Dos invitadas que harán historia



Con motivo del Mes de la Radio en la Universidad de Puerto Rico en Arecibo, Tinta Digital, el blog que gestioné con mis alumnos de periodismo, estará a cargo de entrevistar a dos grandes figuras de la historia contemporánea puertorriqueña: la periodista y defensora de derechos humanos, Ada Álvarez Conde y, la licenciada, Alexandra Lúgaro. Ambas entrevistas serán transmitidas por UPRA Web Radio y por Periscope.

[1 de mayo de 2015]  
El próximo lunes, 4 de mayo a las 9:00 am  en la Universidad de Puerto Rico en Arecibo (UPRA) se presentará la defensora de derechos humanos, periodista y miembro de la NAJH (National Association of Hispanic Journalists), Ada Álvarez Conde  en una entrevista que se transmitirá a través de UPRA Web Radio. A partir de las 10:00 am, la invitada ofrecerá una charla sobre periodismo de investigación en el estudio de televisión TV-B, que será abierta a la comunidad universitaria.  

Por otra parte, el martes a partir de las 10:00 am se presentará otra invitada especial, la licenciada, Alexandra Lúgaro, candidata independiente a la gobernación de Puerto Rico para 2016. Luego de esta entrevista, la invitada pasará al estudio de televisión TV-B para contestar preguntas formuladas previamente por estudiantes de comunicaciones, en un conversatorio también abierto a la comunidad universitaria.

Ambas actividades serán dirigidas por mis mejores estudiantes de periodismo. En el caso de Ada Álvarez Conde, la entrevista estará a cargo de: Valerie Jiménez Irizarry,  Manuel Crespo Feliciano y  Mariaelena Pérez González y, en el caso de la licenciada Alexandra Lúgaro, serán Manuel Crespo Feliciano y Wilmarie Mena, quienes la dirigirán.

Estas entrevistas se llevarán a cabo en la cabina de UPRA Web Radio, proyecto estudiantil cuyo productor es el profesor José Fonseca del Departamento de Comunicación Tele-Radial.

Ambas iniciativas surgieron gracias al equipo de Tinta Digital, un blog periodístico estudiantil que inicié el pasado semestre y que recopila textos sobre actualidad, entrevistas y reportajes, todos redactados por mis alumnos. En el caso de la entrevista a la licenciada Lúgaro, fue el estudiante Manuel Crespo quien tomó el primer paso y decidió contactar a la abogada vía Facebook para invitarla a nuestro Recinto.

Asimismo, el proyecto forma parte del curso de Géneros Periodísticos, que imparto en el Departamento de Comunicación Tele-Radial de la Universidad de Puerto Rico en Arecibo (UPRA).

¡Invitamos a todos a participar de estos dos grandes eventos en los que Tinta Digital estará haciendo historia!

Pueden enviar sus preguntas a las invitadas por correo electrónico a: sarah.platt@upr.edu o al buzón de mensajes de nuestra página en Facebook: https://www.facebook.com/tintadigitalupra

Sin sentido

Vivir aquí no tiene sentido. No tiene sentido porque ya no existe. No queda nada más que un recuerdo de lo que fue. La Ciudad del Cetí es una metrópoli que, en su momento, brilló por luz propia, pues era una meca de la alta sociedad, pero que, sin embargo ahora, lleva muerta más de una década. Vivir en Arecibo no tiene sentido a menos que estés jubilado, tengas varias casas y mucho dinero como para darte el lujo de irte a donde quieras cuando quieras, seas muy muy mayor o, como yo, los enigmas de la vida, te hayan traído aquí.

Hace poco cumplimos quinientos años de historia arecibeña. Se conmemoraron los cinco siglos desde que el Capitán Correa- un militar boricua del ejército español- defendió estas costas de invasores británicos en 1702. Dicen mis vecinos que el Alcalde de este municipio, a pesar de no ser de su partido, "está tratando contra viento y marea de levantar el pueblo, aún sin tener un centavo".

En esta celebración se intentó organizar actividades culturales en el casco viejo, en el malecón y sus alrededores. Prepararon un calendario desde la Alcaldía, diseñaron murales (algunos completos, la mayoría a medias), se le dio una mano de pintura a un puñado de edificios que están al borde del colapso y la plaza se decoró, de la mejor manera posible, tomando en cuenta el mal gusto de los políticos y su ajustado presupuesto. Se hizo lo que se pudo, dicen todos. Sin embargo, no fue suficiente. El cielo no puede taparse con una mano.

Caminar por el casco de Arecibo provoca sentimientos encontrados a medio paso entre la confusión, la pena y el temor. Confusión porque si eres como yo- relativamente nuevo/a en el barrio- no comprendes qué exactamente fue lo que pasó. Aquello parece una amalgama entre la Habana Vieja y la Varsovia posguerra. Las calles desoladas, edificios en ruinas, escombros por doquier, negocios trancados con candados oxidados, letreros de SE VENDE, una que otra anciana que se asoma por el balcón a ver quién es lo suficientemente atrevido/a como para pasearse por la calle...

Crisis es una cosa, pero el estado del pueblo de Arecibo es más que eso. Es como si se hubiera desatado una guerra civil y solo se hubiese salvado el que huyó volando. Pena siento también porque el valor histórico y arqueológico de muchos edificios de esta zona, es grandioso y se está perdiendo aceleradamente. Sus fachadas, espaciosos balcones y arcos de estilo colonial aún rememoran aquella época de oro. A veces me paseo por esas calles, cierro los ojos y trato de imaginarme lo que era el Arecibo de antaño. No tanto de hace veinte años, sino de cien o más.

Arecibo me provoca también sensaciones de temor pues el vacío y el silencio absoluto son lo único que restan, sobre todo en el casco. Da igual que sea de día, de tarde o de noche. Si vas a pie por las calles del centro, no sabes qué esperar y a menudo cuando te cruzas con una esquina desolada, se te eriza la piel ante tal panorama de camposanto.

Lo triste es que la situación de Arecibo no se aleja tanto de la realidad de la mayoría de los pueblos de Puerto Rico. No incluyo, por supuesto, a San Juan, a Hatillo, que actualmente enfrenta un boom comercial o a Cabo Rojo, que recibirá a miles de turistas en esta Semana Santa- sino a los pueblos del interior de la isla. En San Sebastián han cerrado más de 150 negocios, me dijeron esta semana. La situación es prácticamente la misma en Maricao, Lares, Utuado, Adjuntas y tantos más.

La vida urbana de estos municipios se ha trasladado del centro a la periferia, o, simplemente ha muerto. Negocios de familia, farmacias, colmados, tiendas de ropa, de zapatos, en fin- ¡no queda nada! Pasearse por los cascos de los pueblos hoy en día equivale a un choque de emociones y un reality check de que las cosas van mal. Muy mal. No quiero sonar pesimista; solo escribo lo que observo. Por esta razón invito a las personas que creen que Puerto Rico es solo la capital, Condado y el Mall of San Juan, o aquellos que insisten en que no hemos tocado fondo, a pasearse por la isla.

Vayan y cuéntenme qué han encontrado.

Mi tecato favorito


Ayer mientras sumergía los pies en la arena de una playa arecibeña, me sumergí a la vez en la lectura de Mi tecato favorito. Se trata de un libro escrito por la antropóloga Rima Brusi- Gil de Lamadrid que retrata viñetas de la realidad puertorriqueña en que se toman en serio "los balcones, las gasolineras, los malles, las urbanizaciones, las lechoneras, las tierras rescatadas, la universidad".

Aunque desde pequeños nos han enseñado que no debemos juzgar un libro por su portada, debo confesar que en esta ocasión no hice caso al refrán y decidí comprarlo, precisamente por su fachada.

El libro recoge entradas del blog Parpadear de la antropóloga, también profesora de RUM y colaboradora de 80 grados, y en cada crónica intenta pincelar del micro al macro algún tema de actualidad de la cotidianidad boricua, fijándose sobre todo en esa imponderabilia tan propia del ojo del etnógrafo. Un término que Kapuściński también solía pronunciar para describir los detalles minuciosos de la mundanidad que a menudo son ignorados: colores, olores, texturas, sonidos, temperaturas...

Rima cuenta en la entrada que proporciona el nombre al libro, que aunque suele dar dinero a los que deambulan en las calles y los semáforos, tiene su tecato favorito. Dice que le agrada su sonrisa, que le cae bien. Que decidir si dar dinero o no a estas personas que forman parte del panorama diario de nuestra isla parece cargar con una cierta moralidad. Que dar un par de monedas, un sandwich o un peso a uno que deambula ni te convierte en mejor o peor ser humano, sin embargo: "ese momento contiene más información sobre nuestra moral colectiva y lo que tolera (...) sobre la manera en que conceptualizamos lo que merece y lo que no merece, sobre nuestra capacidad de pasar juicios de valor sobre la miseria ajena (...) "

Al boricua, por la razón que sea, le encanta juzgar. Somos todos moralistas para decir lo que está bien y lo que no, lo que es justo y lo que se merece o no cada uno. Somos también detectives, abogados criminalistas, políticos, psicólogos y jueces camuflados de personas normales y corrientes. No hace falta más que leer los comentarios de las noticias que se publican en los medios para darse cuenta de ello. No hay ser científico para darse cuenta que esa actitud de estar predicando en calzoncillos en lugar de unir, lo que hace es continuar ensanchando brechas entre nosotros mismos.

Yo no suelo dar monedas al que las pide en las luces. Ni siquiera me cruza por la mente. En algún momento, supongo que lo habré hecho, pero después de varios malos ratos, he llegado a tenerles miedo. Algunos me han golpeado el carro en el pasado o me han gritado por no darles nada. Más que juzgar al pobre hombre que deambula o creerme un ser superior por darles o no algo- no le doy, porque la gran mayoría de las veces, simplemente no tengo qué darles. Tampoco tengo un tecato favorito ni le dedico mucho de mi tiempo a pensar en ello. Reconozco que es un tema muy complicado al que debería de tratarse como un issue médico. Son personas enfermas que deberían de recibir tratamiento en un ambiente controlado, de rehabilitación como se hace en tantos países de Europa y América del Sur.

Como quiera, esta entrada no la escribo para hablar de tecatos ni de cómo solucionar ese problema tan grave, sino para aprovechar estos espacios de reflexión que nos proporcionan libros como este, blogs, columnas como las que Ana Lydia Vega y Mayra Montero escriben y otras tantas obras de boricuas que examinan con lupa y lucidez este pan nuestro de cada día plagado de bellezas naturales, una rica cultura marcada por grandes idiosincracias, como también cánceres sociales y muchos otros dilemas políticos y económicos que nos asfixian.

Los medios y las redes sociales nos bombardean con tanta desinformación que si confiamos solo en ellos, la conceptualización de nuestro entorno que obtendremos será no solamente simplificada, fragmentada y manipulada, sino más que nada, errónea. Estos libros, blogs y columnas conforman trozos de una mirada fresca, diferente, desfamiliarizante- que ciertamente nos hacen comprender y digerir mejor nuestra realidad tan compleja, tan intrínseca a través de una mirada analítica de aquello que tomamos por sentado cada día, simplemente por ser boricuas.

¿Luz al final del túnel?



Hace veinticuatro horas era relativamente anónima. Había en algún momento aparecido en los medios locales y en un artículo reciente la reconocieron como una de las empresarias boricuas más distinguidas y exitosas del momento. Hoy, veinticuatro horas más tarde, su nombre constituye uno de los trending topics principales en las redes sociales.

En estas últimas veinticuatro horas también ha sido víctima de bullying, de discrimen de género y de comentarios asquerosamente machistas de parte tanto de hombres como de mujeres que escriben tonterías e insultos sin base ni fundamento en los medios digitales. De esto no merece la pena hablar, pero sobre ella, sí. Me refiero a Alexandra Lúgaro, la abogada que acaba de presentar su candidatura a la gobernación de Puerto Rico. La primera persona, más importantemente, mujer, que en la historia de Puerto Rico ha hecho esto de manera independiente sin estar afiliada a ningún partido político.

Ayer, delante del Colegio de Abogados, la licenciada se presentó de manera oficial como aspirante a la gobernación. Su plataforma es transparente. Sencilla, aunque a la vez compleja. Vislumbra ubicar a Puerto Rico en el mapamundi. Quiere transformar las agencias de gobierno, poniendo especial énfasis en la educación, en la necesidad de desarrollar en nuestros alumnos el pensamiento crítico, las destrezas de solución de problemas, la ética y valores para convertir a estos futuros trabajadores en ciudadanos valiosos. Sostiene que las pruebas estandarizadas típicas del modelo educativo norteamericano que tenemos aquí en Puerto Rico, solo forma jóvenes que memorizan datos y no necesariamente estarán preparados para enfrentar el mundo real. Propone reestructurar los currículos académicos, exigir más de parte de las facultades de pedagogía en las universidades, achicar el número de estudiantes por aula, subir los sueldos a los educadores, intercalar la tecnología y el civismo en el salón de clase. Cree también en la legalización de la marihuana para incentivar la economía, apoya el matrimonio gay y cuando pasa de tema a tema en una entrevista, se basa en estudios de casos de países como Corea del Sur, Canadá y China. Proporciona cifras, hace mención a estudios concretos y luego los compara a la situación en la isla.

La critican porque es diferente. Rompe con todos los esquemas establecidos previamente por la política bipartidista boricua. Es joven y mujer. No está afiliada a ningún partido, aunque dice haber votado por nuestro actual gobernador (cosa de la que ahora se arrepiente). La critican también por ser guapa. Guapísima. Doy fe de ello pues la conozco. No mucho, pero lo suficiente para decir que es una mujer muy atractiva, pero sobre todo brillante. Y humilde. Es vanguardista. Educada, se expresa muy bien y conoce el panorama educativo, económico y empresarial de la isla.

Aunque por ahora falta mucho por leer, investigar y descubrir sobre su candidatura, me gusta la idea- vaya, me encanta la idea de que esta mujer tan capaz se haya postulado para liderar a mi país.  Es sangre nueva, un respiro de aliento fresco y por un momento entre el tan complicado y deprimente panorama que enfrentamos, me detengo a pensar que tal vez podamos encontrar una luz al final del túnel.

Todos somos Caguana


Llegar al Parque Ceremonial Indígena de Caguana es una misión. No tanto por la distancia- aunque ciertamente el barrio está ubicado en una zona montañosa y remota- sino sobre todo por la cantidad de curvas y la escasez de rotulación que existe. Una vez se arriba a los predios del Centro, te abraza  una sensación reconfortante y vigorizante. Te dan la bienvenida pajaritos que cantan desde los árboles, más de cien cuerdas de terreno que aún conservan un estado bastante natural y una sensación de querer conocer y desenterrar esta poco conocida herencia caribeña. El valor arqueológico, cultural e histórico de este Parque es inmenso. Ahora se celebra el centenario desde que Franz Boas, el padre de la antropología moderna, pisó suelo en Caguana en 1915 y descubrió que debajo de toda esa maleza yacía un enorme tesoro etnográfico. Más tarde se llevarían a cabo varios proyectos de excavación por arqueólogos norteamericanos y también por don Ricardo Alegría, quienes desenterraron una monumental muestra de la vida taína del año 1200.

Caguana se considera el yacimiento arqueológico taíno más importante del Caribe. En ningún otro lugar se han encontrado esta cantidad de bateyes, cemís y otros artefactos arahuacos. Pasearse por los veintidós petroglifos que dan la vuelta alrededor del batey más importante del Parque es transportarse a otra era. A una época en que coexistían en harmonía estos indios. Un periodo en que muchas taínas ocupaban importantes posiciones dentro de su comunidad, tanto como agricultoras, guerreras, cacicas y curanderas. Un momento en que se cazaban unos pequeños roedores llamados jutías y se preparaba pan a base de yuca, cerveza a base de maíz, se jugaba pelota en el batey y se pulverizaban las semillas de un árbol para que los shamanes las ingirieran, alucinaran y así poder aproximarse a las deidades. En fin, una época en que el hombre y su entorno se avenían de manera simbiótica y prevalecía el sosiego y la quietud.

Muchísimos aspectos de la cultura taína, sin embargo, permanecen siendo un enigma. No se conocen los propósitos de cada batey- si eran ceremoniales, de caza, lugares de encuentro para discutir asuntos políticos o culturales. Lo poco que se sabe ha sido gracias a la documentación histórica y las crónicas de los frailes y colonizadores españoles que arribaron a la isla en el siglo dieciséis. Pero como subraya uno de los guías principales de Caguana, esos escritos no arrojan mucha luz por varias razones. Primero, son etnocentristas, segundo, la mayoría de los colonizadores no se interesaban por los modos de vivir de los indios, y tercero, otros tantos se han perdido. La cultura taína es como un capítulo de un libro de historia que se ha mitificado, romantizado y además, ignorado. Posiblemente por eso, visitar un lugar como Caguana es tan importante.

Por otra parte, no todo es color de rosa. No podemos ignorar el hecho de que desafortunadamente en Puerto Rico muchos de los gobiernos que han tomado el poder no dan prioridad a fomentar la cultura de la isla. El Instituto de Cultura Puertorriqueña, organismo que lidera este Parque, ha estado al borde de la desaparición en tantas ocasiones y hoy, se sustenta de un hilo. No hay fondos para imprimir folletos informativos, ni rotular mejor el Centro, ni para pagar decentemente a sus empleados, ni mucho menos para hacer eco en los medios. Hace falta mejorar la infraestructura del Parque, adiestrar a sus guías, fomentar esta cultura. Y mas que poner este encargo en las manos de los políticos o líderes del País, nos toca a cada uno de nosotros. Conocer de donde venimos es comprender nuestro presente y vislumbrar nuestra posteridad. Por eso, todos somos Caguana.



Una mirada al mundo