Bieke 2011



La libertad de los caballos viequenses no es cuestionable. Hacen lo que quieren, cuando quieren y jamás se les excluye su entrada en lugares públicos. A la mayoría de los visitantes o residentes de la Isla Nena se les hace difícil, por ejemplo, entrar en el nuevo y ultra-lujoso Hotel W. Sin embargo, los caballos entran como Juan por su casa, nadie los objeta y si alguien se atreviese a ponerlo en duda, la respuesta es siempre la misma: "los caballos de Vieques son libres". En el terreno que han separado para los acampantes en el balneario Sun Bay, desde luego, se les ve a los caballos casi siempre de noche. En otras ocasiones, aprovechan cuando quedan pocas personas para deleitarse de los manjares que han sido dejados fuera de las casetas de acampar.

Ese fue nuestro caso la primera noche cuando las chicas decidieron irse en kayak a la bahía luminiscente y yo por mi parte, me quedé con Néstor, mi amigo viequense, cenando pizza en un local de la Esperanza. Al regresar unas horas más tarde hallamos un silencio absoluto en el camping. La bolsa que cargaba con prácticamente toda la comida que llevaba que no se limitaba a: sandwichitos de mezcla, galletas hechas en casa, frutas, barras de cereal y otra picadera, la encontramos patas arriba. Quedaba sólo la patética presencia de media bolsa de plástico de pan de hotdog que nos miraba tristemente a los ojos. Una de las neveras había sido devorada también junto con el manjar de frutas que llevaba dentro. Se habían comido todo. ¡Malditos caballos!, repetíamos con una mezcla de furor, risa y estupefacción. No me podía creer que las horas que estuve en la cocina pre-viaje preparando todos aquellos gustitos con tanto amor, habían parado en las tripas de aquellos animales, que en un principio habían parecido tan dóciles y ahora de repente se habían convertido en depredadores nocturnos.

Al final, fuimos capaces de asimilar nuestra tragicomedia, ya que gracias a Dios, no fuimos las únicas acampistas principiantes que dejamos nuestra comida al aire libre. A medida que pasaban los días nos íbamos enterando de otros vecinos que habían sido robados desmedidamente también por los caballos viequenses. A unos chicos incluso, le pisotearon la caseta hasta el punto en que tuvieron que volver a armarla.

Ahora que comienzo a pensar y reflexionar sobre estos animales creo que he encontrado una metáfora de la realidad de esta pequeña isla. Los caballos viequenses son posiblemente los únicos seres libres que habitan sobre la Nena. Hacen lo que les da la gana, cuando les da la gana y quieren dar a entender a todos que esa es su tierra. Les vale madre lo que piensen los otros. A diferencia de sus hermanos viequenses, su presencia es evidente y sus derechos como residentes de la Nena también.

Aquellos que logran sumergirse más allá de los escenarios paradisiacos y de la arena de talco y el mar turquesa lograrán entender que la realidad de esta isla es triste. Existe una cruda existencia plagada de pobreza, invasión del extranjero, terrenos demasiado costosos e inasequibles, tráfico de drogas, desempleo, violencia, un organismo policial que es incapaz de poner orden y, sobre todo, la falta de opciones para los viequenses. Es increíble pensar que siendo una isla municipio de Puerto Rico, localizada solo seis millas al sureste de la Isla Grande, más del 72% de la población vive bajo el nivel de la pobreza y más del 54% está desempleada.
Uno de los pocos estudios médicos que se llevó a cabo en la Isla Nena hace una década fue liderado por la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Puerto Rico y refleja que Vieques sufre de una incidencia de cáncer 27% mayor que el resto de Puerto Rico. La tasa de mortalidad por cáncer en Vieques es 34% mayor que la de todo Puerto Rico.

Incluso, el antiguo hospital que hace poco fue trasladado al pueblo ya no admite a mujeres embarazadas que están próximas a dar a luz, ni ofrece tratamientos médicos más avanzados de enfermedades como lo son el cáncer. Este es el caso de Tuti, un hombre de aproximadamente 70 años que conocimos durante nuestra estancia en la Isla. Hace unos años, Tuti fue diagnosticado con dos tipos de cáncer sumamente agresivos: colon y próstata. Afortunadamente, su pronto diagnóstico es la razón por la cual sigue vivo y con un tremendo sentido del humor a pesar de que tiene días en que sufre de dolor y pesadumbre. Dado a que no puede atenderse por un médico en Vieques debe viajar hasta el Hospital Auxilio Mutuo en Río Piedras, cada vez que necesita recibir tratamientos para su condición.


La historia de Néstor, de 34 años quien también reside en Vieques, es igualmente conmovedora y refleja la lucha y pasión que siente por todo lo que hace. Además de defender la protesta en contra de la marina toda su vida y terminar en la cárcel en varias ocasiones por este motivo, Néstor ha decidido no dejarse vencer. Hace unos años montó la empresa que dirige, que dicho sea de paso, es la única compañía viequense que ofrece excursiones eco-turísticas en la isla. A pesar de que admite que algunos días tiene que luchar por motivar a los muchachos a trabajar, porque según él "la ética de trabajo es otra cosa en esta Isla", no se da por vencido. Ahora cursa su doctorado en historia en el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe, donde viaja desde la Isla Nena a menudo para asistir a sus cursos y cumplir con su vida académica.


Cada año intento visitar Vieques, ya que además de ser un santuario natural y un lugar ideal para desahogarse y llenarse de energía natural, en cada trayecto aprendo un sinfín de cosas. Aprendo a compartir. Aprendo a valorar lo que tengo, que aunque a veces parece poco, es inmensurable al lado de la realidad de otros. Aprendo a sonreír a pesar de todo, como lo hacen Tuti y Néstor y aprendo que para ser libre se debe luchar y ser apasionado como ellos. A pesar de que en la Isla Nena la libertad de los residentes corre peligro, las historias prodigiosas de estos dos hombres constituyen un ejemplo para muchos. Gracias Tuti y Néstor por enseñarnos un pedacito de tanto…

Detachment and Non-doing: Two Lessons in Love



During the past years I have become increasingly interested in the incredibly difficult, although possible, practice of detachment, common in Buddhism. Wikipedia defines detachment as: a state in which a person overcomes his or her overwhelming desire for things, people or concepts of the world and thus attains a heightened perspective. Besides Buddhism, it is also known to be an important pilar of many spiritual philosophies such as the Bahá'í Faith, Christianity, Hinduism, Judaism, Jainism, Kabbalah and Taoism- which mostly view attachment as an obstacle to living a fulfilled and happy life.

We must renunciate to this so-called attachment that can be found in relationships with other people, material objects, feelings, obsessions, traumas... This is what we have been taught, but up to what point is this non-attachment practice feasible?

As humans it is evident we are not islands, nor can we survive without any contact or embrace from other living beings. If you love something or feel interested in an energy or a certain chemistry, it is more than logical to become attracted to it. Nonetheless, becoming extremely attached to people or objects is rarely a healthy trait that will lead to happiness. According to Zen Buddhist philosophy: ATTACHMENT is the origin, the root of suffering; hence it is the cause of suffering. Jainism, another religion which I learned about upon a trip to India in 2008, believes that in order to achieve a hightened state of mind and soul, monks (both male and female) must observe and practice these five vows:



1. Non-violence - Ahimsa
2. Truth - Satya
3. Non-stealing - Achaurya or Asteya
4. Celibacy/Chastity - Brahmacharya
5. Non-attachment/Non-possession - Aparigraha


Non-attachment / Non-possession (Aparigraha):
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Jainism believes that the more worldly wealth a person possesses,
the more he is likely to commit sin to acquire the possession, and
in a long run he may be more unhappy. The worldly wealth creates
attachments which will continuously result in greed, jealousy,
selfishness, ego, hatred, violence, etc.

Attachments to worldly objects results in the bondage to the
cycle of birth and death. Therefore, one who desires of spiritual
liberation should withdraw from all attachments to pleasing
objects of all the five senses.

Detachment seems a pretty simple practice when applied solely to material possesions and money, but what about relationships? Well, what about we find a middle ground and begin by accepting the fate of relationships. People enter and exit our life for a purpose, and when the deadline has arrived, it is only healthy and natural to let go. What has come, has come for a reason, and must consequently move on. If two chemistries are not fundamentally harmonious it is definetely time to LET GO. This is the Natural Order of the Universe. Have you learned from your relationship? This is what's important. Focus on the positive outcome of it all and practice letting go of the harsh feelings, the regret, the sorrow... Leave in your heart only what's really worthwhile.

Also, I would like to leave you guys with another so-called Buddhist lesson that greatly aids in this process, and in our everyday lives: Non-doing (acceptance of the present moment). Because things are what they are: only perfect.


Non-doing is, above all, an attitude of mind. It's a wish. It's a decision to leave everything alone and see what goes on, see what happens. Your breathing and your circulation and your postural mechanisms are all working and taking over. The organism is functioning in its automatic way, and you are doing nothing.

If you're going to succeed in doing nothing, you must exercise control over your thinking processes. You must really wish to do nothing. If you're thinking anxious, worried thoughts, if you're thinking exciting thoughts that are irrelevant to the situation at hand, you stir up responses in your body that are not consistent with doing nothing. It's not a matter of just not moving--that can lead to fixing or freezing--it's a matter of really leaving yourself alone and letting everything just happen and take over.

Non-doing and detachment are two practices that require plenty of discipline and self-love. Like most other things in life, it isn't some-thing that you can achieve by simply wishing to do so, by just thinking, 'Well, I will now leave myself alone and not do anything.' Unfortunately, it doesn't work out like that. The whole process requires a lot of practice, and a lot of observation.

Therefore, may we begin today with letting go of things that have left us and accepting the present moment as it is... Harmonious and Perfect.

Una mirada al mundo