Fernando Torres, periodista español, me dedica una entrada en su blog NOVALIS
Publicado lunes 28 de noviembre de 2011 en
http://blognovalis.blogspot.com/2011/11/sv-platt-la-periodista-que-surgio-del.html
S.V. Platt, la periodista que surgió del frío
Hace unos días, mi buena amiga la periodista, antropóloga y traductora, Sarah V. Platt me escribía desde la fría Breslavia, junto al río Oder, al suroeste de Polonia. Aquella floreciente ciudad de pasado nazi, que en la primera mitad del siglo XIX experimentara un gran desarrollo industrial y económico, y que, tras el fin de la guerra fría, desde 1989 hasta la actual crisis iniciada en 2008, fuera una de las ciudades más prósperas de Polonia. Desde allí me contaba que en la actualidad está realizando el trabajo de campo necesario para concluir en un breve plazo de tiempo su tesis doctoral sobre el escritor y reportero polaco Ryszard Kapuscinski. Para ello llevaba más de tres meses de investigación en aquel país cuna del maestro, cuya enorme tradición literaria, según me explica, ni comenzó ni terminó con Kapuscinski.
A sus 29 años de edad, Sarah V. Platt es desde hace cinco profesora universitaria de idiomas y periodismo. Ejerciendo como periodista ha trabajado en diversos medios de comunicación, en particular prensa escrita, o como ad-ministradora en universidades y museos, colaborando también en el sector de las ONG. Es traductora de inglés y español y editora de textos periodísticos y académicos. Desde hace más de ocho años, como antropóloga, también ha realizado trabajos de investigación en diferentes países como Malasia, Tailandia, Indonesia, Puerto Rico, Perú, Italia o Polonia.
Gracias a una conversación privada mantenida con la traductora Ágata Orzeszek, presente en el seminario sobre Kapuscinski que celebró la UCM el pasado año en Madrid, Sarah supo de la existencia de una escuela polaca de reportaje. Y sin dudarlo, poco tiempo después, se trasladó a Breslavia para continuar desarrollando allí su intensa labor investigadora. Una indagación que la llevó al conocimiento más profundo de autores de esa misma tradición periodística y literaria como son Wojciech Jagielski o Wojciech Tochman, con los cuales se ha estado entrevistando en persona, y cuya interesante lectura me recomienda vivamente.
Wojciech Jagielski estudió en la Facultad de Periodismo de la Universidad de Varsovia. Ha trabajado en el departamento de relaciones exteriores de la Agencia Polaca de Prensa y desde 1991 en la Gazeta Wyborcza, que dirige Adam Michnik, el periódico más prestigioso de Polonia. Habi-tualmente colabora con la BBC y el diario Le Monde, siendo premiado en varias ocasiones por su importante trabajo periodístico.
En el libro ‘Torres de piedra’, Jagielski retrata en un brillante reportaje la trágica Chechenia de abundantes recursos petrolíferos que, durante la caída de la URSS en 1991, aspira a la independencia. Lo que le acarrearía dos sangrientas guerras con Rusia que se saldaron con más de 150.000 muertos. La obra se ciñe a la segunda de ellas, iniciada como maniobra política en 1999 para respaldar la elección del por entonces desconocido ex miembro de la KGB, Vladimir Putin. Una guerra cruel sostenida entre un desesperado puñado de guerrilleros contra el poderoso ejército ruso. Mientras que en ‘Una oración por la lluvia’ refleja en sus crónicas su visión del laberinto afgano, fruto de los once viajes que el autor realizó a ese país entre 1992 y 2001, mostrando la compleja situación de un país castigado por revoluciones y contrarrevoluciones.
Por otro lado, el escritor Wojciech Tochman, autor de ‘Like Eating a Stone: Surviving the Past in Bosnia’, es uno de los periodistas polacos más traducidos hoy en día. Sus libros han sido publicados en inglés, francés, holandés, sueco, finlandés, ruso y bosnio. Fue finalista del Gran Premio Testigo del Mundo, que concede Radio Francia Internacional, y actualmente dirige el Instituto polaco de reportaje junto a los otros dos fundadores, Pawel Goźliński y Mariusz Szczygiel.
En la obra citada, Tochman relata cómo durante cuatro años la guerra de Bosnia causó la muerte de más de 100.000 personas. Y también que tuvieron que pasar muchos meses, incluso años, antes que comenzara el proceso de iden-tificación de los muertos enterrados en fosas comunes, para darles un entierro digno con el debido duelo. Pero muchos siguen a la espera de encontrarlos y continúan su búsqueda hasta hoy. Tochman viaja al paisaje devastado de la posguerra acompañado por algunos supervivientes, en su mayoría mujeres. Y con la sensibilidad de Kapuscinski, realiza un reportaje de gran alcance contando la historia desde el punto de vista de las personas que lo perdieron casi todo en esa dolorosa guerra.
Más información
‘Morphologie’, blog de Sarah V. Platt
‘Bacacay’, blog de Pawel Goźliński
En la fotografía Sarah V. Platt y Wojciech Jagielski
Mi cocina
La cocina de mi piso es pequeñita. Apoyada en la pared hay una mesita con tres taburetes. Sobre la mesita usualmente encontrarás chocolates, galletitas o dulces típicos que han dejado los amigos desde Bélgica, Kazakstán, Georgia, Londres… En una esquina está el frigorífico. Diminuto casi. Basta decir que en Puerto Rico el tamaño normal de una nevera es cinco veces mayor que esta. Cuando abres la puerta está repleta de comida. Pierogis hechos a manos sobre quesos, pimientos tricolores, kiełbasa y ensaladas preparadas el día anterior.
La luz que alumbra en la cocina es amarilla y da la sensación de estar en la década de los sesenta o setenta. Es calientita, acogedora. Las losetas del suelo de la cocina son color crema, la alacena es de madera de un tono claro. No tenemos horno. Tampoco microondas. Vivimos un poco a lo hippie. Somos estudiantes con el bolsillo apretado y nos hemos acostumbrado a hacer de tripas corazones. Sin embargo, el amor, especialmente en la cocina, no falta nunca.
Nos hemos convertido en una familia muy feliz: Irina, Zhamilya y yo. Especialmente Irina y yo. Aunque al principio la relación comenzó siendo un poco cerrada y rara, tal vez por desconfianza o por la diferencia cultural, a medida que fueron pasando los días, nos fuimos uniendo más. A pesar de tratarse de una puertorriqueña, una georgiana y una kazakstana con muy poco en común, aparte de nuestro estado actual como doctorandas en la Universidad de Breslavia, jamás pensaría que fuéramos a convertirnos en consejeras espirituales, casi hermanas.
La cocina suele ser nuestro lugar de encuentro, de desahogo, reflexión, motivación e inspiración. Usualmente es el punto medio entre la habitación y el baño y, por tanto, cuando necesitamos tomar un poco de aire y descansar, sin compartir palabras, nos encontramos ahí. Una hierve el agua para el té, mientras la otra prepara una ensalada de legumbres o corta un queso para compartir. En la cocina hablamos de todo. Sobre amoríos fracasados, frustraciones doctorales, el clima, los sueños, de tener una familia algún día, sobre dietas y cómo debemos hacer más yoga, en fin, de todo. Además, como no tenemos sala de estar ni televisión ni ningún otro ¨lujo¨ aparte de nuestras computadoras portátiles y un internet moribundo, pues en realidad la cocina es el centro de todo.
Una tarde nos juntamos las tres y surgió el tema de los 1980´s. "Cuando estaba la Unión Soviética, como en la tele sólo se veían programas de propaganda política, nada de historias de amor ni esas cosas, pues en la secundaria nos juntábamos en secreto a mirar los libros de anatomía que para ese entonces era casi como ver porno", dice Zhamilya de Kazakstán entre risas. "Boże! Sí, es verdad.", responde Irina. "En Georgia no podías ni mirar a un chico a los ojos en ese tiempo, se veía muy mal". "¿Te acuerdas del lema ¨No Sex in the Soviet Union¨?", le dice a Zhamilya. "¡Si, jaja!" y ambas se ríen con cierta nostalgia.
Cambiamos de tema… "Pues en Puerto Rico tienes que tener un seguro médico privado para poder ir a ver a un especialista sin tener pagar una fortuna. Yo por ejemplo tengo uno que cuesta $100 y pico", digo mientras le muestro mi tarjeta de Triple S. "¿Cómo? ¿En serio? Wao", dice Irina. "¿Pero y cómo es posible que no sea gratis? ¿Y también tienen que pagar por la educación?", me pregunta en un estado de shock. "También", le contesto. "Bueno", me contesta, tratando de buscar el lado positivo del asunto, "¡por lo menos hace calor todo el año!". "En el 2012 quiero ir a ver con mis propios ojos cómo es América, Estados Unidos"… dice, antes de cambiar de tema de nuevo.
Venimos de dos mundos paralelos. Ellas de la ex Unión Soviética, yo de América. El Cáucaso y una pequeña isla del Caribe. Georgia: un país que posee su propia lengua, alfabeto y una herencia histórica y cultural antiquísima. Puerto Rico: un puntito en el mapa que semi pertenece a Estados Unidos, pero también a Latinoamérica, a España, a los africanos y a los Taínos. Irina viene de una tierra que sufrió una sangrienta invasión de los rusos y una dolorosa guerra que duró demasiado y dejó un amargo sabor en la boca de sus orgullosos ciudadanos. Yo, de una tierra siempre calurosa, que pocos conocen en esta parte del mundo, pero que también ha sufrido invasiones extranjeras, hasta el punto de no haber obtenido nunca su independencia.
La cocina es el punto donde estos dos mundos se encuentran. Se conocen. Se admiran y se respetan. Y es otra de las razones por las cuales estos tres meses que cumplo hoy en Breslavia, son tan especiales.
¡Japi Jalowín!
Acabo de tener una de las experiencias más surreales de mi vida. Llevo 2.5 meses en Polonia. A pesar de ser Halloween, transcurría una noche normal y corriente en el apartamento que comparto con Irina de Georgia (el país, no el estado) y Zhamilya (Kazakhstán). Decidí quedarme en casa descansando. Los jalowines hacen mucho que me aburren.
Ya era pasada la medionoche y me encontraba viendo un capítulo de ¨South Park¨ sobre Cientología y Tom Cruise. Había dejado la puerta abierta un milímetro para sentir el fresquito de afuera. Se me cerraban los ojos, aunque el ruido del pasillo me impedía entrar en un estado de sueño profundo. Los 40 estudiantes españoles de Erasmus que viven en el mismo condominio, otra vez más, decidieron organizar una fiesta con motivo de la noche de brujas. Tanta gente borracha y disfrazada, masacrando las canciones de Sabina con una guitarra desentonada, no dejan dormir a nadie.
Sin embargo, el sueño no tardó en apoderarse de mi. Cerré los párpados medio segundo, hasta que de repente....
¡PAM!
Sentí que algo había volado y se había chocado con mi cara. ¨¡Qué fue ESO?!¨, pensé. La oscuridad de la habitación impidió que viera bien. Muerta del susto, no atreví moverme. De repente en una esquina de mi aposento vi unas alas negras moverse. ¿Mi primera reacción? Un pájaro negro. ¿La segunda? Una paloma o mariposa grande. ¨Pero si estoy en Polonia y aquí no hay mariposas negras grandes como en el Caribe¨, me dije a mi misma. Lo único que tenía claro es que lo que había colisionado con mi frente era un ANIMAL OSCURO y GRANDE.
¨¡AH! ¡AH!¨, grité descontrolada. Se apoderó de mi una histeria perturbada. Me sentí prisionera dentro de una confusa pesadilla. ¨¿Qué era?! ¿Dónde estaba?¨, pensé.
Rápido me vino a la mente una de las supersticiones de las que habla mi madre, quien dice que cuando entra algún animal volador negro a tu casa significa que la muerte está cerca.
Me llené de coraje para levantarme de la cama y abrir la puerta. Fui corriendo a la habitación de Irina a pedir socorro. ¨Un pájaro, un pájaro¨, le dije. ¨¿Qué pasó?¨ contestó, también en un estado soñoliento y perplejo . Agarró la bata de baño, se la puso y fue a averiguar qué había pasado.
Cuando entramos en la habitación, yo, obviamente varios pasos detrás de ella, nos dimos cuenta de que el huésped sin invitación había sido nada más y nada menos que...
¡¡¡un MURCIÉLAGO!!!
El animal era enorme. Negro. Peludo. ¿Cómo había entrado en mi habitación si la puerta estaba practicamente cerrada? ¡No me lo creía! Rápido salí a buscar ayuda de los fiesteros Erasmus mientras el animal intentaba camuflarse entre las cortinas marrones que cubren mis ventanas. Tapé la vista para no morirme de asco y miedo.
Irina y los dos chicos agarraron un jarra de cristal y pasados cinco minutos de batalla con el bicho ciego, lograron atraparlo y devolverlo a la inmensidad de la noche.
31 de octubre. Media noche. Sueños lúcidos. Piso 13. Polonia. Murciélago que me vuela en la cara. Estas cosas sólo me pasan a mí
¡Feliz día de brujas (y murciélagos)!
Teoría del espejo
La vida se mueve deprisa, pasan los días y como sólo somos humanos y no saddhus que levitan por la tierra y se llaman Yogamarandumam, pues a veces se nos olvida detenernos un momento para reflexionar y ser agradecidos. Hablé ayer con un amigo, después que le conté que había soñado con él y me dijo que las cosas en Puerto Rico iban de mal en peor. Que ahora no sólo niñas de escuela intermedia inyectan jeringuillas a sus compañeros de clase por jugarles una broma, sino que también pueden asaltarte y ponerte un revólver en la cabeza tipos que visten con camisa de manga larga un viernes de noche en pleno Condado. Wao. Pues sí, las cosas están jodidas, pero tampoco hay razón para cruzar los brazos y ponernos a llorar o dejar de ser, por un minuto, menos agradecidos.
Esta mañana me levanté y un sol resplandeciente entró por la ventana. Estoy sola en un país que entiendo muy poco, pero cada día que pasa, intento penetrar un poco más. No conozco a prácticamente nadie, con excepción de los estudiantes que veo entrar y salir del edificio donde vivo y las compañeras de piso que tenía, pero que ya se mudaron. Y pues, desde que estoy aquí, en Breslavia, el sur de Polonia, tengo mucho tiempo para compartir conmigo misma.
Almorcé hoy en una cafetería que me gusta mucho y que queda justo enfrente de donde vivo. Y aunque no hay ni un solo plato que cueste más de 20 złoty ($6), la comida es bastante buena y la señora que cocina es alegre y simpática y lo prepara todo con amor. Ahí me senté en la misma mesa de madera de siempre. Me moría de hambre y hasta me comenzó a doler la cabeza esperando que estuviera listo el goulash con pancakes de papa y ensalada. Tenía a Puerto Rico en la mente y las historias que había escuchado y leído en la prensa durante las últimas semanas. Estaba distraída, pensando y cuando devolví la vista a mi nueva realidad polaca, vi a un niño que me miraba firmemente a los ojos.
Era un niñito de unos 6 años. Tenía unos ojos enormes, aunque apagados, y un pañuelo de pirata en la cabeza. No tenía pelo. Hablaba muy poco, sin embargo sonreía bastante. Estaba sentado al lado de su padre, quien le cortaba la carne en trozos y le daba de comer un poco de su sopa. La madre, sentada al otro lado de la mesa, no hablaba. Una expresión vacía y triste ahogaba sus ojos. Le intenté sonreír un par de veces, pero no conseguí respuesta. El niño estaba débil. Pálido. Sin embargo comía, aunque lento, casi cada trozo que le daba el padre.
Cuando llegó mi goulash, comencé a comerlo mientras observaba disimuladamente los movimientos de esta familia. Al poco rato, terminaron sus almuerzos y se dieron a la marcha. La madre le puso una mascarita protectora- de esas de papel para evitar gérmenes- en la cara al niño y cogidos de la mano, desaparecieron.
En ese momento sólo pude pensar una cosa. Ese niño me había impactado, pero mucho… Y de muchas maneras. Creo que finalmente logré digerir por completo la teoría del espejo de Kapuściński, quién decía que es sólo a través de los Otros que logramos entendernos a nosotros mismos. Es decir, los Otros, son un espejo viviente a través del cual se refleja nuestra propia identidad (miedos, alegrías, ansiedades, complejos…)
Los dejo con algo que dijo Oscar Wilde hace muchos años: "A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante"...
¡Qué disfruten su día!
Hitler, Hallucinogens & Auschwitz
There is a much commented belief that links Adolf Hitler's messianic ideas with his experimentation with hallucinogens. Leyend says that in 1911, Hitler became acquainted with Ernst Pretzsche, a bookseller whose father had travelled to Mexico and spent some time researching Aztec customs, magic, and rituals. This man led Hitler through an exploration of cosmic chronicle, which intertwined the past, present, and future of human destiny aided by peyote consumption.
In 1913 Hitler travelled to the Danube and stayed with a herbalist who prepared a potion of peyote for him. This marked his first transcendental experience into the insight of the mysteries of reincarnation and other supernatural beliefs. Although initially he was not psyched to undergo a process in which he might possibly lose control of himself, Hitler agreed to take the potion primarily because of his interest in discovering the meaning of his destiny within the historical process of his own body chemistry.
Of course it is ridiculous to believe that peyote could possibly be held accountable for the atrocities that would later occur under his power, anyhow it is interesting to think about how this out-of-body experience could have influenced Hitler's twisted views of race and government.
I recently visited two of the largest German Nazi concentration and extermination camps: Auschwitz and Birkenau. Located approximately one hour away from Krakow, Poland, in a town called Oświęcim, this network was dominated by the Third Reich during World War II, and designated as the place of the "final solution to the Jewish question in Europe". Nazi Germany's ultimate goal was to completely exterminate these unpure ethnities, or said in Otto Thierack's words (Minister of Justice of the Third Reich): "We must free the German nation of Poles, Russians, Jews and Gypsies".
Between 1940 and 1945, at least 1,300,000 people were deported to these camps. According to data obtained directly from Auschwitz: 1.100.000 were Jews, 150.000 were Poles, 23.000 were Roma (gypsies), 15.000 were Soviet war prisioners, and 25.000 belonged to other minority groups such as Jehova's Witnesses, homosexuals, etc. The SS exterminated the majority of these prisioners in gas chambers and over 1.100.000 were killed in Auschwitz.
Trains that carried these persons from all over Nazi-occupied Europe were led directly to the gas chambers. But first, men, women and children were separated. The two latter groups were usually sent to die immediately, while those considered to be strong and fit to work were exploited in other ways, and obviously most died later on from disease and/or starvation, forced labor, medical experiments, tortures, etc.
It is no mystery that most of these facts are widely known, and it is obvious that the Holocaust is and continues being a popular subject portrayed in cinema, books, and other creative demonstrations. However, the experience of actually seeing and stepping on the largest German Nazi extermination camps has changed me forever, I believe, moreover, provided me with a much direct insight of the maquiavelic manifestations that mankind is capable of inflicting on the Other (and continues doing so).
Some of the scenes that shocked me the most are the following...
1. 20 tons of hair belonging to women prisioners who were shaved completely (genitals included), and whose hair was primarily used to manufacture textiles and other products.
2. 80.000 pairs of shoes were found in Auschwitz previous to the Red Army's invasion (along with suitcases named and addressed, shoe polish and brushes, clothes, pots and pans, eyeglasses, etc.). Evidently, the Nazis were able to destroy most of the evidence of their sickly crimes and tortures, although not all of it.
3. Walls covered with the pictures of men and women who were deported to the extermination camps, together with the dates they arrived and the date they were killed. The longest time period I observed was 6 months.
4. Gas chambers disguised as mass showers. In order to avoid histeria and panic, prisioners were fooled into believing that they would be desinfected before entering the camp. The feeling of death permeates every wall here
5. Dozens of crematoriums
6. And electrified barb wire, which proved to be a common option for people who couldn't take the torture anymore and decided to end their own lives... that is, if the SS guards wouldn't catch them before running into the electricity and send them to standing-up or complete darkness cells in order to prolong their pain.
If you thought Auschwitz was hardcore, Birkenau was even more so! Prisioners here were placed in horse stables and this here, was the toilet designated for thousands of them. Malaria, dehydration, dhiarrhea, and countless other diseases made the queues endless. According to our guide, if someone was not able to make it to the "toilet" in time, the person would have to relieve him or herself in their feeding bowls.
And finally, these were the "beds" in Birkenau. Most often, 3 to 4 prisioners had to share each one.
Whether Hitler's sick and criminal ideas were influenced by his experimentation with hallucinogens such as peyote, mescalin or LSD, and subsequent psychosis (which would eventually lead to his self murder), continues to be debated.
In 1940, however, when LSD was "invented", a psychiatrist & scientist named Tayleur Stockings, who researched the effects of mescalin on schzophrenic patients concluded something extremely interesting:
"Mescaline intoxication is indeed a true "schizophrenia" if we use the word in its literal sense of "split mind", for the characteristic effect of mescaline is a molecular fragmentation of the entire personality, exactly similar to that found in schizophrenic patients... Thus the subject of the mescaline psychosis may believe that he has become transformed into some great personage, such as a god or a legendary character, or a being from another world".
Leaves you thinking...
Communist Remains
It took me a while to think about a title for this blog entry. My new roommate, Gosia, suggested "Smells of Communism". Then I thought about writing in Spanish, so I brainstormed another bit. Anyhow, finally I just came to the conclusion that if my main interest is to portray the remaining communist influence in present-day Poland according to my experiences during the past week or so, I should keep the title simple and to the grain. Moreover, exclude prejudices, biased notions, or in between the line meanings, in order to focus on a mere account of my experience on Polish ground.
My impression so far??? Communism is still felt all over!
Although Nazi occupation officially ended in 1945 and according to some sources, in modern day (post-1989) Poland communists have a minimal impact on political and economical life, the truth is that many aspects of Polish society still conform to communist ways of life. As I mentioned before, I have only been here for merely a week, therefore it is not my intention to create false stereotypes or reach conclusions based on partial evidence. I will focus solely on a couple of examples where I consider communism to still be strongly felt in this country.
Nowa Huta is the first.
During a recent visit to Krakow with my friend Kasia, we visited this quarter developed in the 1950's as a modern industrial town autonomous of Krakow, and a symbol for the birthplace of a new socialist society planned by the Communist Party leaders. Basically, Nowa Huta, which means New Steelwork, was a residential and self-sufficient complex designed for over 30,000 steel workers originally from Polish villages to settle and raise the local steel production. From its founding Nowa Huta was controversial. The erection of a church here was opposed by communist authorities resulting in riots and threats. Its architecture is also of communist-orientation. My friend Kasia showed me how it is possible to observe what your neighbors are doing from every corner as to alert the authorities if any suspicious activity was being held. Also, conforming to communist practice, all buildings were constructed in the same manner. Same color, same height, and the apartments were also furnished in the same way. The avenues were made wide, trees were planted, stores and services were created... All with the intention of founding a self-sufficient communist paradise on earth.
I was interested in visiting Nowa Huta mainly because Kapuscinski wrote about this 1950's Communist symbol and one of his chronicles actually awarded him an important prize. During our visit there we were able to interview a guy called Pawel, who is born and breed a nowahutian and needless to say, extremely proud of his heritage, which he considers to be very different from the rest of Krakow. He owns a bar in the Nowa Huta Cultural Center.
This excentric cave-looking hole in the wall where Solidarnósc pictures, red stars and antique radios cover the walls. Definetely a one of a kind experience to sip on earl grey tea while listening to Pawel talking about his family´s memories settling in this complex.
It is pretty obvious that communist influence is evident in places like Nowa Huta, although it is also capable of being observed and sensed on a daily basis. Maybe not as evident as before, although definetely still present. The train system for instance is another way of portraying these remains. Travelling as a second class passenger on a Polish train is definetely an experience, sometimes even a nightmare! No seats are guaranteed, therefore on many occasions you must run to ensure you will be spending your trip in a place other than the corridor or a tiny spot next to the toilet. Most trains date back to Communist times and are therefore slow and ancient... although on the bright side, cheap and punctual.
Hospitals are my next example. Today, my sixth day of non-stop coughing, fever, and head cold symptoms forced me to visit a doctor. My roommate Gosia helped me to call a taxi and soon enough I found myself in a waiting room inside a Polish Szpitala (hospital). Well, actually two, because the first one was unable to help me out. Total communist remains once again! No signs of private medical insurance or private hospital rooms. Everything seemed to be shared and equal for all.
After testing my poor Polish skills, I was finally told I had to wait an hour for an English speaking doctor and decided to lay down on a bench. A nurse signaled me to a room with two humble-looking beds where I was able to properly lay down (although according to sources, beds are usually scarce). She brought me a comforter, tucked me in, took my temperature, and soon enough, a Nazi looking doctor, who was actually really nice, came to my aid. He examined me, asked me for my medical card, student card, international insurance, and since I had none, I think they pitied me, and luckily enough I was able to leave with a diagnose of bronchitis (not so lucky) and best of all, a ZERO FEE! Pointless it is to say that this scenario would most likely never happen in Puerto Rico or the US. Do I sense communist remains?
Finally, the BAR MLECZNY (or milk bar) is my last example. These luxury-less cafeterias with bare walls and simple tables used to once upon a communist time serve cheap home cooked dinners for the public. Now they are still great options for students or any person who enjoys eating well and is probably on a budget. Pierogi (Polish dumplings) and a berry yogurt drink was my choice! No English is spoken here anyhow, therefore without the help of a local they are definetely hard to find. Most meals will most likely leave your tummy full and satisfied for several hours!
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