Morphologie
Adiós te decimos, 2016- sin rencor ni amargura, sino todo lo contrario.
A pesar de que los medios locales e internacionales insisten en llamar el 2016 el peor año de la historia, la realidad es que no ha sido tan malo nada. Todo depende de cómo elijas verlo y qué decidas enaltecer.
En las últimas semanas se ha vuelto palpable la gran cantidad de animosidad en torno a este año que estamos prontos a despedir. El empleo de hashtags para maldecir estos últimos 365 días se ha popularizado de tal manera que merece la pena detenernos un momento a reflexionar sobre ello y el impacto que puede tener para cada uno de nosotros. Tras la muerte del cantante George Michael, hace unos días y luego de las actrices Carrie Fischer y su madre, Debbie Reynolds, hashtags como: #muerteal2016, #2016shouldgetastroke, #fuck2016, #2016worstyearever y #2016shouldendalready, entre muchos otros, han abarrotado las redes sociales.
Está claro que el 2016 no ha sido un año peaches and cream, sobre todo cuando de muertes de celebridades se refiere, o en el sentido geopolítico y de estabilidad en el orden mundial. La victoria de Donald Trump en las elecciones estadounidenses sacudió todo el planeta y es posiblemente uno de los momentos clave (en el sentido peyorativo) de este año que está por concluir. Lo mismo pasó con el referéndum en Reino Unido que determinó el Brexit, o la salida de la Unión Europea para esta nación. En Brasil, Dilma Rousseff fue destituida y removida del poder en agosto tras un arduo proceso legal. Y en Puerto Rico, finalmente llegó la hora cero de recibir a la infama Junta de Control Fiscal que se espera determinará el curso de nuestra deuda pública que asciende a los $70 mil millones.
Sin embargo, enfocarse en estos momentos devastadores es una decisión consciente que recae en cada uno de nosotros. Desde luego en 2016 también acontecieron maravillosos éxitos y eventos que merecen la pena recordar. En enero de este año, por ejemplo, Taiwán eligió a su primera presidenta y, aunque este hecho no hiciera eco en nuestros medios locales, es importante mencionarlo como un triunfo para las mujeres en el poder político. Según la cadena NBC, otro éxito de 2016 fue el declive del índice de desempleo en los Estados Unidos que de alcanzar 7.9% en 2009, disminuyó a 4.6%- es decir, el porcentaje más bajo en los últimos nueve años.
En el mundo de los deportes, por otra parte, se obtuvieron muchísimas victorias. Comenzando por la inesperada conquista de la tenista Mónica Puig, quien nos concedió la primera medalla de oro a Puerto Rico en las olimpiadas de Río en agosto de este año. Además, la presencia de Javier Culson, quien aunque fue descalificado por una falsa salida en las Olimpiadas, también fue motivo de orgullo para los puertorriqueños. Por otra parte, el desempeño de excelencia de la joven estadounidense, Simone Biles en el mismo evento deportivo, la catalogó como la mejor gimnasta del mundo. Asimismo, el equipo de los Cubs de Chicago, ganó su primer World Series en los últimos 108 años.
Para los boricuas en la diáspora, no se puede dejar de mencionar el éxito rotundo de la obra Hamilton de Lin-Manuel Miranda, quien obtuvo un sinfín de galardones y puso el nombre de nuestra islita en alto en Broadway y en el mundo. El cine puertorriqueño también se vistió de éxito este año, junto a la literatura y las artes escénicas. En el mundo de la medicina, se han tomado posturas más liberales en cuanto a la medicalización del cannabis en la isla. El final de las bolsas prácticas también representa otra medida, en este caso ecológica, para el bienestar de nuestro país.
Para nuestra vecina isla de Cuba, el 2016 fue un año para no olvidar jamás. Por una parte, tras la visita de Obama a La Habana se reestablecieron las relaciones diplomáticas, se instalaron embajadas y se negociaron acuerdos sobre comunicaciones, términos legales y el medioambiente- luego de décadas de hostilidad. Unos meses más tarde tras la muerte de Fidel Castro, el futuro de la isla es incierto, pero se espera que el país pueda continuar abriendo sus puertas al mundo exterior y ofrecer una mejor calidad de vida para sus residentes.
En el panorama mundial, no podemos ignorar los esfuerzos por restaurar la paz en Colombia tras décadas de conflictos sangrientos y tensión entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias del país (FARC) y el gobierno. Por otra parte, en Estados Unidos se obtuvo un logro para los indígenas y ecologistas que después de varias protestas lograron que se modificara el trazado del oleoducto Dakota Access, que atravesaría tierras sagradas para los indios y debía transportar barriles de petróleo desde Dakota del Norte hasta el Golfo de México.
Y la lista de los logros del 2016 se alarga, pero no hay tiempo ni necesidad de prolongarla. ¿Cuál es el mensaje? Un año trae 365 días y 365 oportunidades para observar por el crisantemo de la realidad que tú quieras ver y dejar a un lado la energía negativa. Enfocarnos en lo corrosivo solo resalta y aumenta esa polaridad tóxica. Una respuesta al discurso sensacionalista de los medios es intentar reflexionar sobre cómo podemos mejorar nuestro entorno y actuar ante el escenario que nos espera en este nuevo año que está por comenzar. Asimismo, detenernos a valorar y medir las repercusiones de nuestras reacciones y lo que publicamos en redes sociales. Lo cierto es que no todo ha sido malo este año y, ¡basta ya de esa retórica que solo aumenta el daño!
Por mi parte, elijo recordar y agradecer el sinfín de logros obtenidos en 2016 e invito y espero el 2017 con los brazos abiertos.