Toda la vida preguntando


El periodista y escritor canario Juan Cruz, lleva toda la vida preguntando. Tanto así, que comenzó su carrera periodística a los trece años, hasta llegar a ser en 1976, uno de los fundadores del diario El País. Así también tituló uno de sus más recientes libros que recoge sus mejores entrevistas a grandes escritores realizadas a lo largo de más de cuarenta años. Durante cinco días de marzo, Cruz guió a diez periodistas latinoamericanos seleccionados por la Fundación de Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI) para participar en el taller Periodismo que cuenta, una iniciativa que se celebró en San Juan durante el VII Congreso Internacional de la Lengua Española.

Periodismo que cuenta

Diez periodistas latinoamericanos figuraron en la lista de los talleristas seleccionados por la FNPI. Siete provenían de México, Venezuela, Colombia, Panamá, Argentina, Bolivia y, tres de Puerto Rico. Un grupo tan variado como la misma América Latina se subió a un vuelo con destino a San Juan sin saber qué esperar. A todos les aguardaban cinco días de puro conocimiento, reporterismo urbano e inmersión cultural.
Como valor añadido a la ya cargada agenda del taller se sumó el hecho que se celebró en simultáneo con el VII Congreso Internacional de la Lengua Española, un encuentro que reunió a docenas de conocedores de la pluma y permitió que vinieran de invitados al taller, muchos periodistas de gran renombre. Aunque en teoría el eje central de los discursos fue la lengua hispana, el periodismo jugó un papel igualmente importante. Medios internacionales cubrieron el evento de principio a fin. Otros invitados se dieron cita en la capital del Caribe para asistir a los conversatorios y paneles.
Para los diez talleristas, la rutina era diferente. Unos minutos pasadas las nueve de la mañana en el Aula 210 del Centro de Convenciones, Juan Cruz lideraba el foro.

El placer de contar

El periodismo equivale a la humanidad. Desde el primer día el Maestro hizo hincapié en el placer de contar que sentía Gabo periodista. Decía que para ser cronista, había que, ante todo sentir la gran necesidad y el gozo de contar. Gabo era periodista hasta cuando inventaba. Esa misma curiosidad inventiva le llevó a convertir el periodismo en una rama importante de la literatura, exponiendo de esta manera el entrecruzamiento de intenciones. El personaje principal del taller fue, desde luego la crónica, un género que engloba- según Cruz- todos los otros géneros, la narración y también la entrevista.
La crónica es un buen relato en el que todo lo que se cuenta es verdad. Se mueve en el tiempo, no debe tener fecha de expiración y los elementos interpretativos le otorgan fuerza, tono y carácter. Partiendo desde la figura de Gabo periodista- a quien considera el mejor cronista de la lengua española del siglo XX- lo más relevante de su metodología era la curiosidad, la musicalidad de su prosa y los detalles que van lentamente hilvanando cada historia.

Pluma y papel

En cuanto a la metodología del periodista, Juan Cruz no es amante de la tecnología, los teléfonos inteligentes, ni de las grabadoras. Dice que los enlaces son uniones matrimoniales. La grabadora no piensa. Al momento de transcribir es como si el aparato captara una entrevista muy diferente a la del entrevistador. No hay espacio para los detalles, los colores, la textura y la imponderabilia que tanto mencionaban Gabo y Kapuściński. Se debe condensar el pensamiento y darle importancia a los cinco (o seis) sentidos. El periodista tiene que resumir el intangible del espíritu del entrevistado.
¿Cuál es el mejor instrumento para el periodista?
Preguntó esta vez a los talleristas. Ante las diferentes respuestas, ninguna de las cuales le satisfajo, aclaró -los libros-Sin referencias literarias nuestra escritura sería maceta. No es lo mismo contarlo uno mismo que aportar referencias históricas, culturales y literarias, que hablan por sí solas. En cuanto a la crónica, la clave está en el punto de vista, la mirada que le otorga el valor a la historia. El lector no necesita verlo todo. Cuéntale lo sobresaliente del hecho. Al momento de escribir, se debe ver dónde dirigir la mirada.

Describir es seducir

Escribir me ayuda a fijar lo que veo. La capacidad de descripción es lo que da verosimilitud a la crónica. El periodista se construye leyendo y estudiando. El poder de la metáfora se sustenta en la realidad. Preguntar es poder. La escritura debe seducir. Así tanto como un buen beso o un bolero. La crónica debe hacerte sentir la misma pasión y al terminar te deja con ganas de más.

Hacer, no ser la crónica

La pasión no debe estar enfocada en uno mismo. Un buen periodista no se siente protagonista. Gabo no es moralista; es un hombre que te ofrece soluciones literarias a la crónica. La crónica es de uno, porque es uno quien la cuenta- pero no debe ser sobre uno. El periodista ha de asumir distancia a la narración, no puede ser el eje (al menos no siempre). El yo me resulta anti-estético e incluso anti-ético. La crónica no debe ser egocentrista a menos que el tema lo amerite. Debes ganártelo, el yo.

¿Cómo reaccionar ante la buena escritura?

Nosotros tenemos que envidiar la escritura. No es un defecto, sino una manera de ponerte retos, fijarte metas. Partes de un buen maestro y de las preguntas que vas trazando. Cada elemento de la crónica requiere tiempo. No es mejor la historia que se publica primero, sino la que esté mejor contada. 
El leitmotiv que acompañó tanto a Cruz como a los diez periodistas que participaron del taller fue el entusiasmo de contar una historia, el gozo que produce narrar y dar a conocer algo previamente desconocido. Juan Cruz vive y respira periodismo y, sobre todo, el género de la crónica. Los cinco días que compartió sus conocimientos con los talleristas también reflejaron esas ganas tan invencibles de transmitir a otros la felicidad y la pasión que produce narrar y leer una buena crónica. Ahora más que nunca- ante la obsesión por la inmediatez y la sobre simplificación del mundo reflejada en los medios- el periodismo merita un espacio como el que proporcionan los buenos cronistas y sus historias.

De parte de todos los que participaron en este taller: ¡Gracias Juan! Y gracias a todos los que hicieron posible este encuentro.

Grupo Taller FNPI
Foto: Gabriel López Albarrán

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