Desahogo pre-elecciones

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A 48 horas de las elecciones ya hay tantas personas que como yo, quisieran darle fast forward al tiempo. La tradición política de este país, la moda de los tumba cocos, las pegatinas con caras y lemas absurdos y anónimos, la música ridículamente alta y las caravanas repletas de fanáticos seguidores, quienes agarrados de banderas con insignias bipartidistas, se sostienen de unas creencias que van atadas a un estatus imposible de alcanzar. La cafrería que se asocia con esta tan retrasada manera de hacer política tiende a enfurecer y desangrarle los oídos a algunos que intentan mantenerse al margen y a alimentar el ánimo al restante grupo que el día 8 de noviembre rajará la papeleta con su voto íntegro.
Estos últimos meses han sido intensos para Puerto Rico, gracias a una deuda fiscal que asciende a los $70,000 millones de dólares, la imposición de una Junta de Control (no Supervisión, como insisten en llamarle algunos), una ola masiva de emigración y por consecuencia, un país completamente desunido, amortiguado y con pocas esperanzas de salvarse. El malestar público se manifiesta de un modo particular en esta colonia de menos de cuatro millones de personas. A pesar de que la actual crisis tiene muchos rostros, nombres y apellidos- en lugar de ir contra esos autores y dar opción a nuevos candidatos de sangre nueva y propuestas refrescantes, deciden ahogarse en su propia desesperanza. “El gobierno que tenemos, al igual que la Junta, nos la merecemos”, es una de las frases que más pena y vergüenza ajena me provocan. Y esa es precisamente el modo en que reacciona la mente de un colonizado.
Desde el año 1968 solo han existido dos opciones políticas para Puerto Rico. Desde esta fecha no hemos visto ninguna propuesta real, factible y prometedora fuera de las promesas del PPD y el PNP. La perpetuación de esta tradición bipartidista beneficia a un reducido grupo de oportunistas que se aprovechan del despilfarro de millones y de favores públicos que les arropan cada cuatro años. Este pueblo resignado, calla su malestar; ni se rebela y rara la vez, se hace escuchar. Y es que queramos admitirlo o no, la mayoría de los ciudadanos de este país carga con un bagaje cultural que da mucho que desear. Tener una conversación enriquecedora con alguien en la calle o incluso con alguien fuera del círculo social (a veces incluso dentro) es casi tan difícil como encontrar un alfiler perdido en una playa. Aquí no se lee, pocos viajan y tienen exposición con otras culturas y peor que todo- a la gran mayoría ni le importa quitarse el velo de la ignorancia. La enajenación es la orden del día, así como el modo en que tantos viven en sus burbujas volando bajito y anestesiados por la Medalla, el jangueo y las resacas, sin tener interés por enterarse de lo que está pasando en su entorno, su país y en el mundo.
Eduardo Lalo describe este fenómeno en su última columna:

El país se ha erigido a partir del denominador común más bajo: mientras menos cultura mejor. Hemos sido sometidos a una máxima necia: mientras menos fondos se dediquen a la educación y al fomento del conocimiento más habrá para la “obra pública”—autopistas, coliseos, la hiperlactancia de la corrupción, la dependencia y el mantengo—que asegura el clientismo, posibilita la masa fanática del “corazón del rollo” y engrosa las cuentas bancarias de los colaboradores y arquitectos de la causa.

Continúa describiendo al típico puertorriqueño que se pinta en los medios como alguien que: no trabaja, es inculto e ignorante, no sabe expresarse, es un conformista, se deja lavar el cerebro por cualquier dogma, es grotesco, es rey del disparate y, en términos generales, representa poco más que un mal social.
Tanto las clases bajas como las más altas padecen de este mal conocido como la incultura. Precisamente por esta razón, cada cuatro a seis meses necesito salir corriendo de esta isla. Es casi como si me fuera a quedar sin aire, asfixiada por este mal que caracteriza a mi país: la indiferencia y modo de vivir tan absurdo, tan atrasado y tan inculto. Y lo hago por todo el amor que le tengo. Porque sé que si salgo, cargaré pilas y volveré con más ansias a meter mano aquí. De lo contrario, no podría lidiar.
Durante la veda electoral es casi como si todos esos estereotipos del puertorriqueño salieran a relucir más que en cualquier otro momento del año. El pensamiento retrógrado y el complejo colonial florecen. Un bando busca exaltar la inferioridad al máximo por querer anejarse completamente a la gran nación americana, mientras otro acepta renegado su deseo por querer mantener el status quo de la colonia.
Ante esa deprimente oferta, la candidatura de Alexandra Lúgaro representa para muchos, un aliento nuevo y refrescante. La licenciada, a quien conozco tanto en carácter personal como profesional por haber trabajado para ella en un proyecto educativo, ha roto con todos los esquemas: es joven y atractiva, posee unos dones comunicacionales dignos de admirar, es populista y apela a los intereses de una nueva generación hastiada por la antigua tradición bipartidista y fracasada. Asimismo, es la única candidata que basa sus propuestas en estudios y estadísticas obtenidas de investigaciones- no en invenciones, mentiras y sueños. Ha identificado modelos internacionales para comparar la situación local y buscar alternativas viables a los problemas que aquí se enfrentan. Su ateísmo me vale, es más, lo agradezco, así como su compromiso y capacidad para enfrentarse a cualquier opositor. Los argumentos en su contra refuerzan aún más la falta de cultura que sufre este país.
Haré hincapié en una de sus más “sólidas” críticas por parte de los adversarios. Las ideas de Lúgaro son utópicas. En realidad no son sus ideas, sino este país el que representa una anomalía. Veámoslo de la siguiente manera: Puerto Rico es el único territorio en el mundo cuyo estatus y autonomía son no-existentes, ambiguos, de colonia sin rumbo y sin ganas de descifrarse. Aquí residen más personas fuera de la isla que dentro y aun con el discrimen que enfrentan en la diáspora, muchos continúan queriéndose sentir como parte de los Estados Unidos. Aquí seis de cada diez estudiantes abandona la escuela. Asimismo, existen más “universidades” e instituciones educativas por metro cuadrado, que como bien describe Lalo:

En algunas de ellas no existen estudiantes sino “clientes”, ya no se enseñan disciplinas y carreras universitarias aceptadas y reconocidas universalmente, sino que se estudia “haciendo lo que te gusta” (…) Este tipo de instituciones que solo tienen de universidad una palabra en su nombre, conceden títulos en profesiones inexistentes y fantasiosas a millares de “clientes” incapaces de leer un texto y de escribir correctamente una carta.

Puerto Rico es un país prácticamente exento de librerías, de aceras, de peatones, de transporte público real y viable, de unos sistemas de salud y educación asequibles, económicamente viables y competentes. Aquí casi la mitad de la población vive bajo el índice de pobreza y ahoga las ayudas federales por no poderse sustentar de modo autónomo y, de esa cantidad, (aproximadamente 43%), el 60% corresponde a hogares liderados por madres solteras. En Puerto Rico los problemas cardiacos, de diabetes y sobrepeso constituyen las causas de muerte principales, de la mano del cáncer. El sedentarismo es rutina y si se permitiera, hasta a los malls entraría la gente con el carro, por no tener que caminar. El índice de desempleo (13.7%) representa el doble del de Estados Unidos continental. Aquí importamos casi el 90% de los alimentos que ingerimos. Se vende pescado de China y menta de Israel en los supermercados en una isla donde cualquier semilla desearía crecer por sí sola si dedicáramos tiempo a sembrarla. Aquí nos arropa la violencia de género (y peor de todo, el candidato que lleva la delantera, ha expresado en tantas ocasiones estar en contra de una educación inclusiva y con perspectiva de género), el crimen, la droga, la corrupción y los estragos de la incultura. Aquí todavía se debate si debería de legalizarse la droga cuando nuestras cárceles están abarrotadas de jóvenes que por haber sido encontrados con escasa marihuana, tronchan sus futuros personales y laborales. Somos un país de mucho apetito por los Whoppers y poco por la autonomía. Aquí se come lo que te sirvan sin cuestionar. Aquí la lírica de Anuel tiene más importancia que sacar la tarjeta electoral; las reinas de belleza acaparan más atención que la educación y la adicción a la tecnología supera el razonamiento humano. Las prioridades se alinean con las exigencias del qué dirán.
Ante este panorama tan desalentador, me temo que la luz de esperanza que mantenía guardada para los momentos más necesitados, se apaga lentamente. Solo resta esperar qué aguardará el futuro de nuestra isla tras una de las elecciones más importantes de la historia moderna.

Shanghái, ciudad posmoderna

Especial para De Viaje
Publicado el 23 de octubre de 2016
El Nuevo Dia


Con una población de 25 millones de habitantes y posiblemente el doble de cantidad de rascacielos, sentirse como una hormiguita en medio de la ciudad es la orden del día. Esta es Shanghái, la ciudad más poblada de todo el mundo y el epicentro financiero de la región Asia-Pacífico. Aquí se fusiona la modernidad con la tradición de una de las culturas más antiguas del mundo. Desde los 1930’s  esta metrópoli se ha posicionado como líder comercial de China, aunque fue testigo de una pausa corta en cuanto a su desarrollo una vez el partido comunista chino obtuvo el poder en 1949. Luego en los 1980´s se inició un acelerado proceso de desarrollo y producción de su infraestructura, tecnología y manufactura, que hoy día ha posicionado a esta urbe en un popular destino para viajeros.

En la actualidad residen aproximadamente 250 mil extranjeros en Shanghái, algunos de los cuales completan estudios o voluntariados y otros que trabajan en empresas internacionales. El resto de turistas que visita esta ciudad vienen en busca de las principales atracciones: The Bund (centro financiero), la Concesión Francesa (un legado de la época colonial),  los rascacielos alrededor de Lujoazui y la colorida y comercial, calle Nanjing.

Pulmones de la ciudad
Ciertamente estas atracciones valen la pena conocerse, aunque el verdadero encanto de esta ciudad posmoderna, sin embargo, se esconde en otros rincones más sosegados y alejados del tráfico y la congestión de personas. Los parques son los pulmones de la ciudad y estos espacios permiten a viajeros aproximarse más a la auténtica cultura shanghainesa. Aquí es común ver gente mayor practicando taichí, cantando ópera, bailando los populares bailes de plaza, practicando el arte de los masajes, entrenando kung-fu, o simplemente disfrutando de la compañía de amigos y seres queridos. Padres de jóvenes solteros también aprovechan los espacios públicos para encontrar pareja a sus hijos, usando pancartas con información atractiva sobre el o la candidata.


Jardín Yu
El Jardín Yu es un oasis en medio de la ciudad y aunque es visitado por cientos de personas durante todo el año, desde luego vale la pena conocerlo. Como modelo de arquitectura clásica china, fue construido en 1559 como jardín privado de Pan Yunduan, un comisionado de la provincia de Sichuan. El Jardín contiene reliquias culturales, piezas de arte y joyas arquitectónicas que ponen en práctica el equilibrio recogido en las enseñanzas taoístas de yin-yang. La zona adyacente al parque forma parte del casco viejo de Shanghái y perderse entre las callejuelas donde yacen cientos de boutiques con piezas de ropa, arte y comida callejera, también es una parada casi obligatoria. En Shanghái la variedad en cuanto a gastronomía es impresionante, por lo que cualquier viajero podrá satisfacer sus gustos y antojos.

Templo de Jade
El Templo de Jade es otro monumento que merece la pena ser explorado. Aquí descansa la estatua de un Buda tallado de un solo trozo de jade proveniente de Birmania que fue traído a China hace varios cientos de años.  En el templo es posible observar el sincretismo religioso que permea en esta nación, que combina tanto el Budismo e Hinduismo de la India, con el Taoísmo y el Confucionismo chino. El complejo también incluye una biblioteca y residencias de monjes.


Museo de Shanghái
Otro lugar de atractivo para aquellos interesados en conocer sobre los 5,000 años de historia de China es el Museo de Shanghái, localizado en la popular People’s Square. El edificio contiene cuatro plantas y cada una recoge varias exhibiciones de: bronce, cerámica, arte clásico, monedas, caligrafía y jade. Algunas de las salas más seductoras, son las de muebles, esculturas y folclor de las etnias minoritarias del País.

Venecia del Oriente
Una opción atractiva para viajeros en busca de conocer otra cara de Shanghái – fuera de la ciudad- es ZhuJiaJiao, conocida popularmente como la Venecia del Oriente. Este pueblito cuenta con 1700 años de historia y es fácilmente asequible en bus a una hora del centro de Shanghái. Una vez aquí es fácil transportarse a otra era, otro mundo de canales, hombres que llevan sombreros de bambú, típicos de la China de antaño y reman góndolas confeccionadas en madera oscura. 36 puentes abrazan este pueblito repleto de viviendas antiguas, callejuelas, tienditas, casas de té y restaurantes a orillas del lago Dianshan.

Un verdadero oasis es The Old House, una casa antigua de dos plantas construida en 1885 de cuyas paredes cuelgan pinturas de óleo y donde encontrará cientos de bonsáis, muebles antiguos, peculiares recovecos y un aire zen de tranquilidad absolutaEl dueño actual, Sun Yi Fang, es un aficionado del arte y ha preservado la fachada en su estado original. Hoy día esta casa abre sus puertas a todo el que interese presenciar la vida china del siglo diecinueve mientras degusta un té, café o cerveza local y conoce otra cara más auténtica y clásica de Shanghái.

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Guerreros de barrio en Xi´an


Especial para De Viaje
Publicado el 25 de septiembre de 2016
El Nuevo Día




Hace miles de años, la antigua ciudad de Cháng’ān en China, era una ciudad próspera, boyante, floreciente- conocida por sus emperadores, cortesanos, poetas y monjes. Seguidores de diversas religiones coexistían en relativa armonía y las artes estaban en todo su apogeo. Viajeros arribaban a esta gran ciudad por ser el punto que marcaba el inicio de la Ruta de Seda y los bienes que cargaban camellos sobre sus espaldas eran fácilmente asequibles antes de ser transportados por toda Eurasia. Cháng’ān era la cuna de grandes dinastías que se remontan al siglo XI BC.

Hoy día esta moderna metrópolis china mejor conocida como Xi´an, es una ciudad que se levanta entre la ladera de los ríos Wei y Li y es considerada uno de los epicentros de la cultura y civilización china. Muchos turistas que viajan a China, por lo general hacen una parada aquí para ver de cerca uno de los monumentos arqueológicos más impresionantes de Asia: los guerreros de terracota.
Otro atractivo turístico de Xi´an es su seductor barrio musulmán, donde se puede pasear a pie por sus callejuelas mientras se degusta una variedad de productos gastronómicos como: especias, carnes asadas halal, frutos secos, panes integrales, tofú sazonado y otros platos típicos de la cultura musulmana en China. Gran parte de la confección de estos productos se realiza en vivo y además de ser el lugar perfecto para cenar, es también un escenario cultural y religioso, cuna de una de las mezquitas más atractivas del País.

Las torres de la campana y del tambor son otros dos impresionantes monumentos que pueden observarse en el barrio musulmán de Xi´an. Fácilmente asequible por el metro de la ciudad o en taxi desde el centro urbano, este distrito ofrece muchos lugares de interés para viajeros de todo el mundo. La mejor hora del día para ir es una vez anochece ya que se llenan de vida las calles principales, los comerciantes y restaurantes sirven platos suculentos y los mercados abren sus puertas al consumidor. El ambiente se llena de vida, música en vivo, productos locales, olores y sabores que le harán la boca agua.

Tanto el barrio musulmán como los guerreros de terracota son dos paradas son meritorias para los viajeros que estén explorando el gigante que es China, sobre todo este último sitio considerado como una importante obra que guarda relación directa con la creencia china de una vida después de la muerte.

El primer emperador de China, Win Shihuang- el arquitecto detrás de este proyecto- fue, sin duda alguna, un líder excéntrico. Comenzó a gobernador a la temprana edad de 13 años y era considerado como una figura que sufría del trastorno de la obsesividad compulsiva. Antes de cumplir 40 años ya había conquistado seis reinos mayores e introducido grandes transformaciones en el país.


La construcción de esta increíblemente impresionante guerrilla de tamaño humano con caballos y carrozas, fue idea suya. La razón detrás de su confección permanece siendo un enigma. Algunos creen que el Emperador era fiel creyente en una noción similar al karma y estaba aterrorizado por los espíritus malignos que le aguardaban después de la muerte. Por esta razón ordenó la fabricación de miles de soldados para vigilar su tumba y ofrecerle protección en su camino hacia esta transición. Otra teoría señala que el Emperador creía firmemente que su reinado trascendería su muerte, por lo que quiso la compañía de este ejército para acompañarle en el pasaje a la otra vida.
Cual sea la razón, la noción de una entrada protegida y segura a la vida después de la muerte es evidente. Para asegurar esto, el Emperador esclavizó a cientos de obreros y artesanos para trabajar en la construcción de este proyecto masivo. Algunos de los que se rehusaban o se quejaban eran torturados o enterrados vivos. El producto final se considera uno de los sitios arqueológicos más impresionantes en el mundo moderno y un patrimonio cultural de la Unesco.

El descubrimiento de este sitio arqueológico se produjo recientemente, en 1974, cuando durante una aguda sequía que enfrentaba la región de Shaanxi, los campesinos, desesperados por conseguir agua, comenzaron a excavar pozos profundos. Un agricultor se encontraba entre este grupo que se topó con un trozo de cerámica que dejaba al descubierto el cuello de uno de los soldados de terracota. El resto es historia.


El nivel de detalle que puede observarse en cada uno de los 8,000 soldados que han sido excavados, es realmente alucinante y se cree que en un principio se pintó cada uno a mano utilizando colores subidos. Los soldados representan un diseño diferente y no existe repetición entre los modelos. A pesar de que muchas de las figuras han sido destruidas o malogradas con el pasar del tiempo- sobre todo aquellas confeccionadas en madera- varios cientos de soldados permanecen intactos. Sus expresiones faciales, peinados, armadura, vestimenta y hasta los calzados, son todos rasgos únicos que reflejan la posición de cada combatiente dentro de la jerarquía militar del Emperador.

Tanto Xi´an como sus guerreros de terracota son paradas casi obligatorias para las personas que visiten China. Para poder comprender y apreciar la obra en su totalidad, se recomienda hacer investigación previa o ver algún documental. En los predios del Museo también se transmite un video de la historia del sitio que merece la pena ser observado.

El monumental mausoleo de los guerreros de Xi´an conforma un palacio subterráneo donde además de este ejército, se albergan los restos de uno de los personajes más fascinantes de la historia china, un hombre obsesionado con el más allá.


El temor a la muerte, la soledad, lo desconocido y el mal karma parecen haber preocupado desde siempre al hombre, sobre todo cuando de líderes totalitarios se refiere. A pesar de la tiranía del Emperador Qin Shi Huang, hoy día podemos tener la oportunidad de saciar nuestra sed por patrimonios históricos y arqueológicos tan majestuosos y extravagantes como este. 

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Las 8 mejores atracciones de Pekín



Especial para De Viaje
Publicado el 7 de agosto de 2016
El Nuevo Día 







Como destino de viaje entre puertorriqueños, China es una opción inusual y poco común. El conocimiento que existe sobre este país tan enormemente diverso y multiétnico es limitado, muchas veces estereotipado y poco se parece a la realidad. A menudo China representa un gigante desconocido, impenetrable y una vez se pisa esta nación por primera ocasión, el viajero que decide emprender esta aventura en el epicentro de Asia es agradablemente sorprendido por los encantos de la historia china, su espiritualidad, su cultura, su gastronomía, sus productos típicos y sus paisajes. La capital, Pekín se encuentra a medio paso entre la antigua tradición y una vibrante civilización que emerge poderosa y moderna en la actualidad. Además, es un destino seguro, económico y el hogar de algunas de las maravillas más impresionantes del mundo.


Viajar de modo práctico
Es imposible hablar de una sola China o conocer todo el país en un solo recorrido. Por ser un país tan enorme y variado, lo más práctico es elegir una o dos provincias y los principales lugares de interés en ellas. Se recomienda como mínimo separar dos semanas para el viaje y conocer algunas de las ciudades más visitadas: Pekín, Xi´an, Shanghái y/o Hong Kong.

A pesar de que han es la etnia dominante (96%) en el país y mandarín la lengua oficial, existen muchísimos otros grupos minoritarios que hablan diferentes dialectos, conforman otras razas, comen comidas diversas y practican una variedad de tradiciones culturales en entornos geográficos también muy contrastantes. De Mongolia a Tíbet y Kazakstán a Myanmar- China comparte frontera con 14 países.

Se recomienda al viajero primerizo comenzar este recorrido por Pekín, que significa literalmente “la capital del Norte” y representa el eje del poder central, cultural y político del País. En los últimos años esta ciudad ha enfrentado una poderosa transformación urbanística, social y económica de enorme impacto para el país y también para el mundo.

Pekín
La moderna y vibrante capital es el hogar de 22 millones de personas, muchas de la cuales son aficionadas de la tecnología y la moda. A pesar de que la ciudad ha obtenido una reputación dudosa por estar contaminada, y ser gris y congestionada- esto no es necesariamente cierto. Pekín es irresistiblemente rica en reliquias culturales, monumentos históricos, templos, paisajes y diversidad. Si programa su viaje teniendo el clima en mente, es posible gozar de cielos despejados y soleados que le permitirán observar preciosas vistas de toda la herencia histórica y cultural de esta gran metrópoli. Se recomienda visitar Pekín durante los meses de primavera y verano (marzo a septiembre) por esta misma razón y para disfrutar de una de las joyas más impresionantes del país.

Un destino seguro
La capital china es un destino altamente recomendado para viajeros solos, mujeres y también familias. Un sistema fácil de transporte urbano permite conectar pasajeros por tren a la gran mayoría de lugares de interés, todos señalados en inglés y mandarín. A pesar de que existe una enorme barrera lingüística en China, esto no impide o limita moverse de una parte a otra. No obstante, es recomendable descargar una aplicación en chino, un diccionario de traducción o cargar siempre un libro de frases para facilitar la comunicación en caso de que sea necesario. Como nota importante, sepa que en China, algunas páginas de internet como Google y Facebook están censuradas por el gobierno. Para poder acceder libremente en-línea se recomienda descargar una aplicación como VPN Express antes de salir de viaje.

Alojamiento y visado
En cuanto a hospedaje, existen atractivas compañías que permiten a turistas alquilar habitaciones, apartamentos o casas enteras a precios muy razonables, en lugar de alojarse en hoteles. Esto permite una experiencia más auténtica en términos culturales y de intercambio con personas locales que le ofrecerán ayuda y consejos prácticos a la hora de viajar. Recuerde que cualquiera que sea su agenda de viaje, debe tramitar una visa de turista antes de viajar a China. El proceso se completa en-línea (recomendamos la agencia Travisa), tarda alrededor de una semana en obtenerse y cuesta aproximadamente $150.

Itinerario
En cuanto a la agenda y los lugares a visitarse, muchas guías de viaje ofrecen itinerarios con paradas a lugares muy frecuentados y es fácil caer en trampas turísticas. Por esta razón hemos preparado un resumen de lo mejor de Beijing: un recorrido cómodo para hacerse entre cuatro a cinco días, práctico para personas de todas las edades e inolvidable en cuanto a experiencias que acumulará.
1      
      Templo del Cielo
Ubicado en 267 hectáreas de terreno, este complejo imperial fue originalmente construido en el año 1420. Las dinastías Ming y Qing lo usaban para celebrar rituales animistas, rezos para obtener buena cosecha y luego agradecer al cielo por los frutos obtenidos. Es considerado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde 1998. Situado en el corazón del parque Tiantan Gongyuan al sur de Beijing, es un lugar perfecto para admirar las impresionantes pagodas, los jardines de rosas y la colorida arquitectura de los pabellones durante al menos un par de horas antes de continuar a otras atracciones.

2.      Plaza Tiananmen 
     (Aquí también puede visitar el Mausoleo del Comandante Mao Zedung y el Museo Nacional Chino)
Considerada una de las plazas públicas más grandes del mundo, Tiananmen es un símbolo del corazón de Pekín y del Comandante Mao Zedung. Esta plaza, inspirada en la arquitectura soviética, permite a visitantes ubicarse en el centro simbólico del universo chino, sentir la proyección de Mao para el Partido Comunista y remontarse a otros momentos decisivos de la historia china como la fundación de la República en 1949 o la Masacre de Tiananmen, la supresión armada de un movimiento pro-democracia iniciado por estudiantes en 1989. Desde luego, un monumento con gran trascendencia política que le dejará sin aliento, sobre todo en días claros cuando el cielo está despejado.

3.      Ciudad Prohibida
Hogar de las dinastías Ming y Qing durante el siglo XV, este complejo de edificaciones estuvo fuera de límite para el público durante al menos 500 años, razón por la cual obtuvo su nombre. Actualmente representa la colección mejor preservada de edificios antiguos en todo el país y realmente vale la pena separar un día completo para pasearse por sus rincones. Los edificios ceremoniales se encuentran en el eje norte-sur, mientras que podrá también admirar terrazas de mármol blanco, jardines imperiales, estatuas impresionantes y una enorme cantidad de corredores preciosamente diseñados en el resto de la Ciudad.

4.      Palacio de Verano
Este parque situado a 20 millas del centro de la ciudad es una de las atracciones más concurridas en Pekín y desde 1998 es considerado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Fue construido en 1750 por el Emperador Qianlong y en sus 300 hectáreas la realeza solía pasar sus veranos para escapar del calor de la antigua Pekín.  Una vez tenga la oportunidad de visitar este santuario, sabrá por qué es uno de los monumentos preferidos por viajeros. La Pagoda del Buda Fragante y el resto de estatuas, la impresionante y detallada arquitectura de sus edificaciones y los jardines se alzan alrededor del Lago Kunming en este fresco santuario. Puede también tomar un bote en forma de dragón, visitar una isla cercana y admirar la vista pintoresca. Recomendamos evitar los fines de semana para visitar este parque ya que se convierte en lugar de recreo para familias y visitantes de todo el país.

5.      Distrito de Arte 798
Una zona popular entre gente joven, artistas, hípsters y aficionados del arte contemporáneo. Aquí es posible pasearse por una variedad de antiguas fábricas militares de la época de Mao que han sido transformadas en galerías de arte, pero que conservan algunas de las insignias y arte propagandista de la época. La mayoría son gratuitas y contienen algunas de las piezas más surreales de arte moderno local e internacional. Aquí también se celebran otros eventos como conciertos, festivales de cine y exhibiciones. Las calles del Distrito de arte están decoradas con enormes estatuas coloridas, algunas construidas de materiales reciclables, otras que cargan fuertes mensajes políticos, y cafés y restaurantes bohemios que sirven bebidas y platos europeos y locales.

6.      La Gran Muralla
Aquí existen varias opciones, pero para evitar las manadas de turistas y poder tener la experiencia de admirar áreas de esta maravilla del mundo que no han sido restauradas, es recomendable visitar Jinshaling, a dos horas en bus desde Pekín. Para llegar a Jinshaling, puede tomar un taxi a esta estación y luego el bus que sale a las 8 de la mañana. Es recomendable llevar zapatos cómodos para caminar, bloqueador de sol y agua embotellada. Si quiere hacer la caminata completa (10 kilómetros, cuatro horas) debe estar en buena forma física ya que puede ser retante y el sendero es empinado; sin embargo, existen varias opciones y también funiculares que le permiten ver las vistas de la muralla y las montañas, que son algunas de las más espectaculares en toda la nación. Jinshaling es una de las mejores maneras de recorrer los rincones de esta espectacular fortificación y obtener una verdadera experiencia auténtica. El bus regresa a Pekín a las 3 de la tarde.

7.      Templo de los Lamas (también se conoce como el Templo Yonghe)
El templo y monasterio de budismo tibetano más extraordinario fuera de la ciudad de Lhasa es este. Fue construido en el siglo XVII como palacio para el príncipe Yongzhen y luego en 1744 se convirtió en un importante refugio para los monjes lamas. Elaborados frescos abrazan sus paredes, quemadores de incienso agrupan seguidores que vienen a rezar, tejados dorados en forma de pirámide decoran sus techos y en su interior, pabellones, arcos y estatuas en oro adornan esta pagoda. Su atracción principal es una estatua de Buda de 17 metros de altura que se encuentra en el Pabellón Wanfu y obtuvo el premio Guinness en 1990 por estar construido de un solo pedazo de madera de sándalo. Se considera un símbolo de buena suerte quemar tres palitos de incienso que regalan a todo visitante en la entrada del templo.

8.       Templo de Confucio y Colegio Imperial
Adyacente al Templo de los Lamas se encuentra este otro lugar sagrado para los chinos: el segundo templo de Confucio más grande en todo el país que realmente merece la pena visitar. Confucio fue y continúa siendo una de las figuras más representativas del pueblo chino y su filosofía de vida enfatiza valores como la disciplina, el orden, la etiqueta y las relaciones sociales que se observan y practican en la actualidad. Vis à vis al templo se encuentra el Colegio Imperial, un tranquilo santuario con un salón principal, jardines y 190 piedras con inscripciones de los trece clásicos o enseñanzas confucianas.


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