Cadaqués es...


Cadaqués es sin duda uno de mis rincones favoritos en el mundo. Hace poco regresé de haber pasado unos días en este pueblecito del l'Alt Empordà al extremo norte de la Costa Brava de Cataluña. Durante el año regular Cadaqués cuenta con una población fija de menos de 2.000 habitantes, aunque esta cifra fácilmente puede triplicarse durante la época veraniega. Ya es como la quinta vez que visito esta joyita preferida entre pescadores, artistas y viajeros en busca de turismo cultural y belleza natural mediterránea. Pocos son los lugares en el mundo que a pesar de ser tan pequeñitos han servido de inspiración para tantos artistas que comenzaron siendo anónimos y ahora figuran como íconos internacionales del mundo de las bellas artes. Matisse, Picasso, Duchamps, Man Ray, Max Ernst, André Derain y Salvador Dalí, son algunas de estas figuras, que al igual que yo, se sintieron fuertemente hechizados por el aura místico de Cadaqués.
En los cinco días que pasé ahora en Cadaqués, aquí les muestro cómo ocupé mis horas entre el mar mediterráneo, las estrechas callejuelas adoquinadas y sobre todo la difícilmente inigualable armonía natural...

Las mañanas solían comenzar con un paseo en lancha



Entre cuevas marinas, agua turquesa, verde y azul royal, mucha tramontana, golondrinas y veleros...

Tampoco faltaban los baños revitalizantes...


Luego, en la tarde solía ser el momento perfecto para ojear una revista de moda y dar sorbos a un mojito o un gin tonic...
Sobraban razones para dar paseos a orillas de la playa y por el pueblo...


Y ya cuando bajaba el sol y acrecentaba el hambre, llegaba la hora de la cena en la que no podía faltar la mesa del comedor al aire libre decorada con lámparitas de papel y velitas perfectamente ubicadas entre las piedras...



Y al día siguiente, lo mismo. Creo que nunca había disfrutado tanto de la rutina...




Kraków


Desde antes de haber aterrizado en Polonia, ya tenía una visita a Cracovia en mente. Kasia, apodo polaco de Katarzyna (Caterina), una amiga que conocí hace un par de años en Pamplona, me invitó a visitar esta ciudad donde vivió hasta hace poco y pasar unos días con ella.

Primera impresión al bajarme del tren (que dicho sea del paso fue una experiencia bastante intensa): ciudad grande repleta de gente joven, mucho estilo, salchichas y pretzels ¨homemade¨ por todas partes!

Este fin de semana pasado Cracovia fue la sede de uno de los conciertos más importantes de la época: el Coke Live Musical Fest, en el que Kanye West, Interpol, Kid Cudi, White Lies, The Cooks y otros grupos menos conocidos tocaron. La ciudad, por tanto, estaba repleta de gente (mochileros en su mayoría) que asistirían al evento. Para ahorrar dinero Kasia y yo decidimos pernoctar en la residencia de la Universidad de Cracovia... Una habitación doble (triple de hecho) con nevera, bares cercanos, mucho ambiente, etc. Dos noches nos costó apenas $30, asi que perfecto.

Pasar tres días en Cracovia, a pesar de que casi todas las agencias dicen que es el tiempo ideal, es en realidad bastante poco. Sí obtuve una buena sensación sobre la historia de la ciudad, pero aún me quedaron algunos lugares por visitar (Auschwitz en particular...)

Un resumen de algunas cosas que hicimos...

1. Comer kielbasas por montones!
Una de las primeras paradas fue este kiosko con la mejor comida! En una paellera enorme tenían carne de cerdo, en otra papas típicas polacas, en otra pierogi (¨dumplings¨ polacos rellenos de mil cosas), también setas, vegetales, varios tipos de panes diferentes y en la parrilla, mucha carne obviamente: pinchos, salchichas de diferentes tipos, churrascos, etc.
Probé casi todo y estaba verdaderamente exquisito. Y obviamente para pasarlo todo, una piwo (cerveza de barril) a menos de un dólar!

2. Caminar y explorer el Rynek, o plaza principal, con sus carruajes, torres, castillos, mercados de antiguedades y artefactos judíos, iglesias y más iglesias...



3. Ver MUCHAS novias, despedidas de soltera y bodas

4. Tomar cerveza oscura de barril en bares ¨underground¨

5. Preparar kanapki (sandwiches) de kielbasa y queso y sentarnos al aire libre a escuchar música folclórica y ver gente con vestidos tradicionales de la montaña...


6. Monchar pierogi con batidas de yogurt en cafeterías comunistas,
sopas húngaras picantes y brutales...
y más kielbasa!!!

7. Visitar Kazimierz, la zona judía, con sus veintemil sinagogas, cementerios, barcitos pintorescos y sus coloridos mercados de ropa usada, frutas y verduras...

y tomar una cerveza de barril y comer raspberries por montones en barcitos al aire libre

Cracovia rockea!!!

Wrocław



Llevo 75 horas en Breslavia, la cuarta ciudad más grande de Polonia, capital de Silesia, al suroeste del país. El nombre políticamente correcto en español es Breslavia, aunque la ciudad tiene mil nombres. En polaco se conoce como Wrocław, aunque se pronuncia Vrótsuav. En alemán es Vratislav, para otros, Breslau. En checo es Wratislavia. En húngaro, Boroszló. Y bueno, así por el estilo. Casi igual de complicado también resulta hablar, leer o entender cualquiera de estos idiomas, en particular, el polaco, pero lo importante es intentarlo... algo que llevo 3 días haciendo, con mucho empeño y a mi juicio, bastante éxito.



No creo que muchas personas fuera de estas longitúdines conozcan o hayan pisado Breslavia. Es bastante apartada de la capital y además de ser un centro económico, cultural y académico, ya que en ella se encuentra una de las universidades más prestigiosas del país, pues casi pasa desapercibida fuera del territorio polaco.

A pesar de esto resulta ser un lugar bastante interesante y para mí más aún por ser la primera vez que aterrizo en Europa del Este. Los rostros de los locales también son interesantes. Nada similar a lo que mis ojos se han acostumbrado. Hay mucho estilo en la calle, muchas bicis. Cuerpos largos, melenas a lo Durán Durán, algunas afeitadas sólo de un lado, otras pintadas naranja neón. Las mujeres por lo general son guapas; los hombres, por otra parte, suelen tener unos rasgos muy particulares. Pómulos altos, caras cuadradas, pieles casi transparentes, narices redondas, hay de todo un poco. Lo que sí puedo decir con certeza es que en 75 horas que llevo aqui todos comparten una cosa: la amabilidad. Aún no me he topado con alguien que no haya querido ayudarme y eso es bonito, además de un enorme alivio (especialmente cuando llevas seis horas caminando y no aguantas los pies).



Geográficamente hablando a Breslavia la cruza el río Oder y parece en el mapa como si estuviese formada de diferentes islitas. Culturalmente hablando, por lo que me han contado, parece albergar cientos de estudiantes internacionales. Sin embargo es verano, muchas personas están de vacaciones y con excepción de un par de africanos, algún grupito de indios y dos o tres turistas italianos en busca de pasta, tengo la sensación de ser casi la única no-polaca que camina por la calle. Asimismo, casi nadie habla inglés y digamos que si lo hablan, la mayoría se limita a una docena de palabras. Hasta ahora he intentado pasar bastante desapercibida y creo que lo he logrado. Hablo poco y si suelto alguna palabra, intento que sea en polaco. De igual manera me responden.



En estos 3 días he caminado tanto. Me he perdido cientos de veces. He tomado el tram en casi todas las direcciones. Los autobuses también. Y siempre haciendo el máximo esfuerzo, con la gran ayuda de un librito que cargo, de comunicarme con los locales. Conocí Rynek (Market Square) y fue amor a primera vista. No encontré ni un sólo papel tirado en el suelo. Con excepción de dos o tres rumanos, tampoco hay deambulantes. Además, ¿quién pensaría en Polonia como un país colorido? Pues esta plaza se distingue especialmente por su arquitectura casi sacada del cuento de Hansel y Gretel, capaz de sorprender a cualquiera. Asimismo, alberga docenas de locales súper novelescos, cada uno pintado de un color diferente. Para cada gusto encontrarás algo, desde comida india, italiana, vietnamita, hasta gastronomía tradicional polaca, alemana, checa, ensaladas que hacen aguar la boca, cerveza, helados de mil y un sabor, frutas suculentas, cappuccinos. Tu pide que hay y lo mejor es que te sirven cada plato (fresco, orgánico) con una sonrisa y un ¨Proshe¨. Otra ventaja es que a diferencia de otros países de Europa Occidental, NADIE te dice a la hora que debes comer. Olvida la siesta y los precios ultra caros. Siempre encontrarás algo para disfrutar y saciar el ratito o una excusa para sentarte en una terracita (ahora que el clima está perfecto) y gracias a que aún no ha llegado el euro a estas tierras, los zlotys se han convertido en mi mejor amigo.

Hasta ahora... ¿Polonia?
Una palabra: BRUTAL

Do widzenia!!! Hasta la próxima...

Última parada...Kathmandu



Finales de julio, 2008

Se acerca el final de este viaje que comenzó en Nueva Delhi y concluirá en Kathmandu. Ha sido sin duda una de las mejores y más coloridas trayectorias de mi vida, que ha durado poco más de un mes. Ayer salimos de Lumbini, el lugar de nacimiento de Buddha y una de las primeras ciudades fronterizas con India, como a las 8am, en un microbus. El viaje y el paisaje me encantaron. Se nota la diferencia enorme entre India y Nepal. Brutal, brutal. El aire que se respira aquí es puro. No hay basura en todas partes y la pobreza tampoco es tan marcada. La tierra ha sido sustituida por campos y verdor. La gente es bonita. Tienen caras diferentes: ojos achinados, pieles curtidas, parecen balineses. La gran mayoría son hindúes, aunque también se ha difundido bastante el budismo. Los ajuares que visten las mujeres son bastante parecidos que en India. Muchos saris, bindis y colores radiantes. Todas sonríen. De Lumbini a Kathmandu recorrimos una enorme cordillera de montañas. Follaje. Espesura. Arrozales. Mucha tierra y poca gente. Parece una gran paradoja encontrar este lugar después de haber recorrido todo el norte de la India, que a pesar de compartir un confín, no se asemeja en practicamente más nada a estas tierras.

Hacemos una parada para almorzar en una pequeña cafetería al lado de la carretera. Techos de paja. Aire libre. Primer plato nepalí, el mismo para todos. La comida es menos pesada que la india, aunque casi igual de picante. Simpatizo con la cocinera y logro convencerla para tomarnos una foto.

Continúa el viaje. De repente vemos una conglomeración de personas al lado de la carretera. El conductor del microbus nos dice que la noche anterior cayó por el precipicio un autobus que transcurría entre Lumbini y Kathmandu. Han muerto una decena de personas atrapadas. A pesar de estremecernos es algo que ocurre con bastante frecuencia, nos dice. De noche el camino es oscuro, no hay luces que sirvan de guía por las curvadas y estrechas carretas y a menudo los choferes se duermen. Nos detenemos para bajarnos del autobus y ver la tragedia.


Ya siento ansiedad y me muero de ganas por llegar. Hemos pasado 8 horas sentadas...
Entramos a Kathmandu por fin. Llueve mucho. Hay bastante actividad en la calle, pero la visibilidad es poca por las condiciones del tiempo y estoy agotada (y con menos capacidad observadora) por el viaje. El microbus nos deja frente al hotelito donde nos estaremos alojando. Dejamos las mochilas dentro y decidimos darnos un paseo por la Plaza Durbar en el centro de la ciudad.

¡Me encanta este lugar! Calles adoquinadas y estrechas. Aire fresco como el que se siente en la sierra peruana. Se percibe la altura y la sensación de perpetua anglomeración de humanos que habíamos experimentado en India durante todas las pasadas semanas, ha pasado a la historia. Hay muchísimas tienditas chulas y ya no somos las únicas turistas. Tiene un parecido a Tailandia, este lugar. ¨Hippy trekkers¨ que comienzan su ascensión himalaya y mochilas Northface se venden por todas partes.

Me quedo maravillada con la joyería en las estanterías. Turquesa, plata, piedras preciosas. En otras veo pashmina, telas artesanales, ropa étnica, casi toda de invierno. Hay también cientos de bares repletos de turistas de todas partes del mundo, sin embargo, su presencia no me molesta. De las terrazas escucho reggae y canciones populares que conozco. Un ambiente mellow; me encantó el vibe, de verdad. Compré unas pulseras de plata con turquesa super baratas y al rato entramos en uno de los bares.
Nos sentamos en la terraza en el segundo nivel. Mesas de madera alargadas, estilo banco, donde alguien que no conoces se te sienta al lado. Pedimos una cerveza en botella grande y nos la dividimos.
Nos pasa un iraní por el lado y se sienta. Intenta montarnos conversación. Lleva viviendo en Kathmandu unos meses. Nos habla del hachís nepalí, su aroma, textura y lo popular que es. Nos quedamos hablando un rato con él y luego decidimos continuar el recorrido.

Llegamos a Rum Doodle, un bar-restaurante bastante popular entre viajeros. Ahí nos encontramos con el grupo con quien habíamos compartido en India. Siento felicidad. La pasamos super bien entre cerveza y comida rica. Al final decidimos dejar nuestra huella, literalmente, colgando nuestras fotos (las mismas que nos habíamos tomado para sacar el visado de India) en una pared del local.
De ahí seguimos la marcha hasta llegar a Reggae Bar, otro local que me habían recomendado unos chicos catalanes que conocimos en Varanasi. Lo encontramos con facilidad y en la puerta había que dejar los zapatos. Nos aproximamos a una mesita, todo en madera y ahí estuvimos el resto de la noche. Escuchamos reggae nepalí en vivo. Brutal. Bailé sin poder contener la alegría y tristeza a la vez, ya que sabía que esta parada marcaría casi el final del viaje. Dos piñas coladas y varias cervezas más tarde acabaría nuestra primera noche en Kathmandu.


SOLO SE NACE DOS VECES

Artículo publicado sábado, 2 de diciembre de 2006
Periódico EL NUEVO DIA / NOTICIAS


Por: Sarah V. Platt
Especial para El Nuevo Día


Sobrevivir a un accidente aéreo, vencer al invierno eterno de las cumbres andinas y tener que comer carne humana son terribles experiencias que destruyen a un ser humano... o reafirman su humanidad.

"Che, ¿no estamos volando demasiado cerca de las montañas?"



Fue ésta la frase que anunció que iba a cambiarles la vida a parte de las 45 personas que iban a bordo de un pequeño avión de la Fuerza Aérea uruguaya con dirección a Santiago de Chile, hace aproximadamente 34 años.

La mayoría de los pasajeros eran jóvenes de entre 19 y 25 años, integrantes del Old Christian, un equipo de rugby uruguayo y el resto eran sus familiares y amigos. En lugar de tardar cuatro horas y media en arribar a Chile, les tomó 72 días. Se conoce como el Milagro de los Andes. Es una historia de hermandad, sobrevivencia y fe.

Ahora más de tres décadas más tarde, Roberto Canessa, uno de los sobrevivientes, ahora cardiólogo pediátrico, además de atender pacientes en su clínica en Montevideo, imparte charlas sobre liderazgo y superación en todo el mundo.

Desde el día que fue rescatado hasta hoy continúa ofreciendo consejería como invitado en diferentes universidades, medios de comunicación y demás organizaciones. Su popularidad llegó a tal nivel que fue nombrado candidato a la presidencia de Uruguay hace varios años.



Actualmente vive junto a su esposa Laura, la persona con quien ha compartido su vida desde los 15 años. Tiene tres hijos. Su primogénito, Ilario, lleva el nombre de la montaña andina donde fueron rescatados los sobrevivientes del accidente.

Sus compañeros del Old Christian, quienes continúan formando parte de su círculo íntimo de amistades, todavía viven en el mismo barrio y celebran juntos todos los 21 de diciembre, hasta el día de hoy, el momento que fueron rescatados.

Desde la perspectiva de los años transcurridos, Roberto Canessa, narra su experiencia.

Sentado en su asiento a bordo de la nave todo parecía normal. De un momento a otro la nieve y las densas nubes dificultaron la visibilidad del piloto, quien pensaba que ya había cruzado la cordillera, aunque estaba aún de frente a las montañas. Un fuerte golpe causó el desprendimiento del ala derecha, que al pasar por encima del fuselaje, arrancó la cola del avión, dejando un boquete en la parte trasera de lo que quedaba de la nave.

De esta forma perdieron la vida varios pasajeros que fueron aspirados hacia atrás desapareciendo en la inmensidad de la nieve, junto a otras partes de la nave.

Segundos después el ala izquierda se partió y una de las aspas de la hélice rasgó el fuselaje. Los pasajeros quedaron atrapados en sus asientos. Trece murieron en el instante, otros fueron gravemente heridos, con piernas partidas, hemorragias, con trozos de hierro atravesando torsos y golpes en la cabeza.

"Sentí un silbido en el aire y fue ahí cuando me di cuenta que el fuselaje de la nave se comenzó a deslizar por la nieve como un trineo durante seis segundos. Sé que fueron seis segundos porque uno de los chicos rezaba el Ave María que dura seis segundos", comenta Canessa, de 53 años.

Al cabo de los seis segundos quedó un silencio total. Canessa, que en aquél momento era estudiante de primer año de medicina, pensó que se había despedazado totalmente, que no tendría brazos ni piernas. Pero al ver que se encontraba en buen estado, sin pensarlo dos veces comenzó a ayudar a los demás.

Aunque su conocimiento en el campo de la medicina no sobrepasaba las células, comenzó a curar las heridas de sus compañeros y sacar los cadáveres que permanecían en la nave. Era la primera vez que presenciaba la muerte tan de cerca. Muchos pensaron que llegarían las ambulancias, la policía y equipo de rescate inmediatamente, pero fueron pasando las horas y al ver que no llegaba nadie y eran ellos mismos los que se tenían que ocupar de la situación, se sintieron como hormigas importentes en el medio de una extensión infinita de nieve. Se había perdido todo. No había ni agua ni comida. Sólo contaban con algunas barras de chocolate y unas cuantas botellas de vino. Era el 12 de octubre de 1972.

"A los diecinueve años te sientes omnipotente, que todo lo puedes". Tal vez fue ese sentimiento que hizo que no se rindieran los jugadores del Old Christian. Al día siguiente se fueron distribuyendo roles de acuerdo a las destrezas de cada uno. Tenían muchas ansias por vivir.

Adolfo Strauch, uno de los chicos, inventó el convertidor de agua, derritiendo nieve sobre un pedazo de aluminio y colocándolo frente al sol. El capitán del equipo, Marcelo Pérez, se encargó de la distribución de "comida" diaria: uno o dos pedazos de chocolate y tres dedos de vino para cada uno.

El frío glacial en el corazón de la cordillera llegaba a los 40 grados bajo cero y con poca ropa de abrigo y nada de comer, las noches se hacían un sufrimiento eterno. La altura y la falta de oxígeno causaban mareos y desorientación. El hambre se acrecentaba cada vez más, y junto a ella, la irritabilidad. Seguían muriendo una persona tras otra, a medida que se iban debilitando los cuerpos y las esperanzaas de salir. "Era como dormir en un cementerio", rememora ahora Canessa.

Sacaron las coberturas de los asientos y las usaban como frisas, improvisaron bolsas de dormir, fabricaron lentes de sol para no quemarse los ojos durante el día. Quemaban dinero para hacer fuego. Y así fue que se fue creando una sociedad en la nieve con leyes improvisadas, donde las personas eran asignada roles y cada cual valía por lo que podía hacer.

"Estábamos en una probeta. Éramos un experimento en el cual tuvimos que transformar un lugar que no era apto para la vida, un lugar totalmente inorgánico, mineral y de treinta grados bajo cero, donde lo único que había eran piedras y nieve, en un lugar donde puedan sobrevivir seres humanos".

Arribó el décimo día desde el accidente cuando uno de los chicos escuchó en la radio que su búsqueda había sido suspendida. Los reunió en el fuselaje para decirles: "Tengo unas buenas noticias para ustedes. Acá vamos a salir por nosotros mismos".

Poniendo a un lado lo surreal y lo traumático que fue esa experiencia, nunca faltó el sentido del humor entre los chicos. Llegaron a los Andes siendo amigos y salieron siendo hermanos. Bromeaban, celebraron cumpleaños, cantaban, rezaban juntos,
trataban de pasarla lo mejor que podían.

Según Roberto lo que los mantuvo unidos, esperanzados y vivos era elhecho que cada cual tenía su razón para vivir. "La mía era ahorrarle dolor a mi madre que se le muriera un hijo. Pensé que si tengo que coger un pedazo de muerto y comérmelo para volver a mi madre, voy a hacer lo que sea, me voy a comer el avión si tengo que hacerlo".

Y así fue que pasó lo inconcebible. Una mañana de domingo se realiza una reunión en el interior del fuselaje en la cual lossobrevivientes deciden que la única alternativa para salir y no morir de frío y de hambre era usar los cuerpos muertos de sus amigos como alimento.

Con una gran sensación de humillación, Canessa tomó un pedazo de vidrio y cortó el primer trozo. En aquél momento dice que pensó: "¿Qué habré hecho yo de malo que Dios me manda a hacer esto? Lo peor era tener que invadir la privacidad de un amigo, invadir su cuerpo". Pero se confortó pensando que si hubiese muerto él y hubieran usado su cuerpo como alimento, se sentiría orgulloso de haber ayudado a sus amigos.

Los muertos no los salvaron, como piensan muchos. Aún después de habérselos comido, se encontraban en las mismas condiciones. El frío seguía penetrando sus cuerpos y la miseria también. La carne humana simplemente ayudó alargar sus horas y fortalecer un poco sus cuerpos. Luego se convirtió en parte de su rutina.

Así fueron pasando los días en el medio de la cordillera. Hicieron expediciones buscando la salida de aquellas montañas, amarrando almohadas a sus pies para no hundirse en la nieve y solo regresaban más débiles y con las manos vacías.

Finalmente llega un día soleado, cuando ya se sentía que el invierno había concluído y Roberto y sus dos amigos, Nando y Tintín, decidieron probar su suerte por última vez. Prepararon un saco donde colocaron suficiente carne humana en trozos y bolsas de dormir improvisadas.

Luego de estar 10 días caminando divisaron una cima de una montaña sin nieve. Arribaron a un valle. Vieron vegetación por primera vez durante dos meses y medio. Escucharon un riachuelo. Corrieron a comer algunas hojas.

Aquella noche durmieron en el valle con una paz nueva. A la mañana siguiente vieron vacas, una lata vacía de sopa y dos campesinos a lo lejos.

Habían llegado a la civilización. Se habían salvado y también habían encontrado la salvación para los que se quedaron atrás, que fueron recogidos en helicóptero por las autoridades locales. Era el 21 de diciembre de 1972.


El periodismo collage de Kapuściński


(Solo una introducción)
La mayoría de los seguidores de la obra kapuścińskiana reconoce que la creación literaria del periodista es heterogénea, difícil de definir y combina una amalgama interdisciplinaria de géneros. Si analizamos el conjunto de la obra, resulta evidente que el autor muestra una extraordinaria capacidad para pensar y estructurar cada uno de sus textos. "La planificación de los libros constituye un tema muy importante dentro del desarrollo creador de nuestro autor ". No existe ninguno que sea igual al anterior. Su intuición de periodista-antropólogo, combinado con su pasión poética y su formación de historiador ponen en evidencia esta amalgama de géneros que se exploran en sus textos. Sin embargo, a pesar de dicha interdisciplinariedad existe un hilo conductor, una continuidad en el pensamiento y una lógica natural en la filosofía de de la obra kapuścińskiana que constantemente hace preguntas al mundo y va tejiendo pedazos de la realidad que nos rodea. Esa continuidad y lógica natural de su pensamiento le permite al autor reinterpretar la imagen que formuló a sus respuestas originales, creando una especie de análisis perpetuo del mundo que observa y en el que participa. De esta manera, el autor pone en evidencia su genuino interés por participar en la documentación y posterior liberación del mundo del siglo XX que continuamente va evolucionando.

La obra Kapuściński se considera un collage primeramente porque es interdisciplinaria, igual que su autor, quien además de escribir reportajes, captaba la multi-dimensionalidad de la realidad por medio de sus apuntes, su sensibilidad poética y la fotografía. Esta última tarea la valoraba como un pasatiempo artístico en lugar de un oficio periodístico, aunque es cierto que las primeras fotografías que tomó las enviaba a la Agencia para ilustrar sus reportajes. Un arte, pues, complementaba al otro y para Kapuściński la similitud entre tomar una buena foto y escribir un buen poema es enorme. Más tarde publicaría Una mirada a África, un libro fotográfico que recoge numerosas imágenes de sus años de recorrido por el continente y que pone en evidencia su interés por alejarse de los estereotipos y acercarse al otro desde otro ángulo no necesariamente periodístico.

A pesar de no dedicarse por completo ni a la poesía ni a la fotografía por las exigencias que debía asumir como corresponsal, ambos canales artísticos siempre le apasionaron. La fotografía representaba para él, otro canal para capturar y expresar la realidad que observaba y termina atrayéndole incluso más que el registro de los meros hechos. Las principales influencias interdisciplinarias en la obra kapuścińskiana, son pues, la fotografía y la poesía: dos artes que se complementan entre sí.

Periodismo y literatura



A pesar de caracterizarse por manejar dos corrientes diversas, la literatura y el periodismo comparten muchas características. Ambos tipos de escritura son creaciones artísticas asociadas con las letras y manejan nociones culturales y sociales que van cambiando dependiendo de la época de su creación. Para el profesor Fernando López Pan, esta esencia en común es la capacidad de ahondar en la condición humana. "El periodismo consiste en dar cuenta de la sociedad del presente, y de los asuntos que la afectan en un momento determinado" , expresa. En Literatura y periodismo, una tradición de relaciones promiscuas, Albert Chillón menciona dos definiciones del periodismo. La interpretación antigua consideraba la disciplina como "un oficio eminentemente práctico caracterizado por el dominio de un repertorio de habilidades técnicas aptas para capturar "la realidad" o "lo que pasa en la sociedad" y luego "reflejarlo objetivamente" en ese nítido espejo de los medios de comunicación". La más reciente, por otra parte, define el campo como: "una profesión intelectual cuya esencia interpretativa hace inevitable la integración dialéctica de la cultura y la capacidad de discernimiento crítico por un lado, y las habilidades expresivas y técnicas, por otro" .

Las nociones que definen el periodismo y la literatura y las fronteras entre ambos tipos de escritura se tornan cada vez más indescifrables. Mientras más la literatura se ajusta a la veracidad y la cotidianeidad de los tiempos, el periodismo va evolucionando hasta convertirse en un género más literario. Son tantos los escritores de ficción que comenzaron su carrera siendo reporteros y muchos los periodistas que optan por aislarse de los medios y difundir sus historias por medio de libros. Son precisamente estas historias las que adoptan elementos de la literatura y forman parte del movimiento del periodismo narrativo, periodismo de creación, realismo mágico, periodismo literario o nuevo periodismo. Sin importar el nombre que se le emplea, dicho género recoge una prosa creativa que ilustra eventos reales de la actualidad. Cumple además con un estilo, función, materia y epistemología diversa que el periodismo de prensa. Asimismo, dichas historias rechazan de manera evidente el modelo periodístico que narra hechos desde un punto de vista exclusivamente informático, expositorio y explanatorio. Merece la pena señalar cómo el Nuevo Periodismo constituye una perfecta amalgama en la que se combinan técnicas periodísticas tanto como literarias.

Al comenzar los años sesenta un nuevo y curioso concepto, lo bastante vivo como para inflamar los egos, había empezado a invadir los diminutos confines de la esfera profesional del reportaje. Este descubrimiento, modesto al principio, humilde, de hecho respetuoso, podríamos decir, consistiría en hacer posible un periodismo que… se leyera igual que una novela

Según Wolfe, el Nuevo Periodismo norteamericano cobró fuerza con reconocidas figuras como Truman Capote, John Sack, Hunter Thompson, Joan Didion, Rex Read y Norman Mailer, entre otros, quienes hacían que sus lectores, a través de un narrador, hablaran con sus personajes. Esta corriente, que originó la década de los 60, también se caracterizó por el empleo de escenas y diálogos y el uso de prosa persuasiva con estilo novelístico. El nuevo periodismo nunca se consideró un movimiento ya que carecía de una escuela, manifestantes y salones de reunión. Se trataba más bien de una reacción por parte de un grupo artístico que reflejó un aparente rechazo hacia las rígidas rutinas, técnicas y formas del periodismo del momento. Con la publicación de A sangre fría, por ejemplo, Capote anunció que se había salido fuera de los límites de la literatura y había llegado a crear un nuevo género: la novela de no-ficción. A pesar de haber empleado una metodología periodística, ya que dedicó cinco años a la investigación meticulosa del asesinato de la familia Clutter de Kansas, los elementos creativos del realismo mágico caracterizan la obra y la asemejan más al género literario.

Muchos de los autores que se adscriben al nuevo periodismo norteamericano escribían sus novelas a base de instinto, más que de teoría, e improvisaban con elementos inventados. Según Wolfe, "el diálogo realista capta al lector de forma más completa que cualquier otro procedimiento individual. Al mismo tiempo afirma y sitúa al personaje con mayor rapidez y eficacia que cualquier otro procedimiento" . El punto de vista narrado desde un protagonista-testigo en tercera persona fue otra técnica empleada por los exponentes de este nuevo género. Wolfe insistía en que el método "de presentar cada escena al lector a través de los ojos de un personaje particular, para dar al lector la sensación de estar metido en la piel del personaje y experimentar la realidad emotiva de la escena tal y como él la está experimentando" , aporta una forma realista a la historia. Estos autores no sólo experimentaban con elementos literarios y prosaicos, sino también con la gramática y puntuación para dar vida a sus personajes y al guión que creaban.

Descubrí que cosas como los signos de exclamación, las cursivas y los cambios bruscos (guiones) y las síncopas (puntos) contribuían a crear la ilusión de que una persona pensaba. Solía divertirme poniendo puntos suspensivos donde menos se esperaba, no al final de una frase sino en la mitad, para crear el efecto… de un ritmo discontinuo

En 1978, Kapuściński se auto-consideró un simpatizante del Nuevo Periodismo norteamericano, una corriente que definió como la narración de unos hechos reales caracterizados por el empleo de técnicas literarias de expresión. Consideraba el nuevo género como «periodismo libresco» y más tarde Hunter Thompson, uno de los principales exponentes de dicha corriente la definiría de la siguiente manera:

Un tipo de reporterismo consistente en sumergirse hasta la coronilla en los hechos y situaciones que el periodista quiere desentrañar. El reportero gonzo no sólo observa pacientemente o acompaña a los protagonistas de los acontecimientos- a la manera de James Agee- , sino que él mismo se convierte en un verdadero participante observador; desde el interior de la situación, es capaz de ofrecer después un relato que nace sobre todo de la propia experiencia .

La obra kapuścińskiana constituye un interesante estudio de caso para analizar y adentrarse en las técnicas del neo-periodismo por varias razones. En primer lugar su periodismo abarca una amplia gama de temas controversiales que comparte también con otros periodistas literarios norteamericanos. Aplicó a dichos temas de no-ficción, técnicas de la escritura de ficción, un fuerte voz de narrador testigo que discute con el lector sus pensamientos y sentimientos internos, evaluaciones subjetivas de protagonistas y hechos reales del mundo social y político, personajes compuestos (formados de más de una persona), citas directas, diálogos y la cobertura de hechos, en su mayoría, indocumentados. Similarmente a otros periodistas literarios, Kapuściński utiliza el modelo cuentista de la narrativa y otras técnicas estilísticas asociadas usualmente en la escritura de ficción.

La manipulación de la información en los medios y la censura política



Por ser propulsor de la ética periodística, a Ryszard Kapuściński le preocupaba sobremanera la manipulación de la información generada por la prensa. Además, le alarmaba la percepción del Otro que algunos sistemas políticos han transformado en enemigo o amenaza del estado. Llamaba a este último, un “fenómeno culturalmente universal” que llevado a un extremo se manifestaba en forma de políticas de segregación y racismo, como el apartheid, o peor aún, el genocidio. Según el periodista, el siglo XX se caracterizó, entre otras cosas, por dominios políticos de odio y de rechazo hacia el Otro, como el nacionalismo, fascismo, estalinismo y el racismo que causaron efectos monstruosos para cientos de millones de personas.
Como corresponsal de la Agencia Polaca de Noticias durante casi tres décadas, el periodista pudo presenciar de primera mano algunos de los numerosos acontecimientos sociopolíticos que se llevaron a cabo en la segunda mitad del siglo XX. Aunque no estuvo presente en todos los sucesos que se mencionarán a continuación, el periodista enumera nueve principales episodios de genocidio que se efectuaron en diversos países durante el siglo XX, muchos de los cuales han sido ignorados por los medios de comunicación. Según Kapuściński, dicha época analizada en términos generales, ha sido considerado un periodo afligido por dos guerras mundiales y donde han gobernado dos regímenes totalitarios: el fascismo y el comunismo. Sin embargo, considera que los medios hasta cierto punto ignoran esta realidad, solo para exaltar otros dos acontecimientos, primero en los campos de concentración del Holocausto judío, y segundo, con la bomba nuclear en Hiroshima y en ninguna parte se encuentra evidencia de la gravedad de los efectos producidos por esta larga, la genocida que exterminó grupos étnicos de tantos países.

A pesar de haber sido perpetrados durante la era contemporánea en las más diversas sociedades y culturas, por gobiernos en legal ejercicio del poder y tras campañas cuidadosamente organizadas que presentaban a las futuras víctimas como “enemigos del pueblo”, los genocidios son percibidos como hechos aislados e irracionales, sin vinculaciones mutuas, en un mundo sobre informado y bajo vigilancia .

El periodista opinó que los daños causados y las vidas que se cobraron en estos acontecimientos fueron incluso mayores que en las dos guerras mundiales. El problema surge entonces con la visión reduccionista de la realidad del mundo que se ve reflejada en los medios de comunicación. Kapuściński solía decir que “en una dictadura, se recurre a la censura; en una democracia, a la manipulación" .
El periodista argumentaba que existen diferentes modalidades de manipulación en la prensa internacional. En los periódicos, por ejemplo, la información que se escoge para publicar, el lugar donde se elige, el título que se le da a la información y el espacio dedicado a un acontecimiento en particular, representan una prioridad mediática. En lugar de mentir, muchos medios se limitan a no decir la verdad u omitir informaciones. "Los temas principales que dan vida a las «noticias del día» deciden qué pensamos del mundo y cómo lo pensamos" . La influencia de los medios es tan inmensa en la mente de los ciudadanos que poseen acceso directo a ellos y agilizan la construcción de un mundo que en muchas ocasiones tiene que ver muy poco con la realidad que afrontamos.

Esta construcción de la opinión pública es profundizada en la teoría del agenda-setting postulada por Donald Shaw y Maxwell McCombs, que investiga cómo los medios de comunicación dan prioridad a la información y las historias que consideran atraerán más interés del público y el espacio y la importancia que se les otorga. Del mismo modo que los medios deciden dar más importancia a ciertos temas, también disponen excluir otros. Por tanto, existe una aparente correlación entre la agenda mediática y la agenda del público, que se ve moldeada directamente a través de la realidad reduccionista que reflejan los medios. Dicha teoría se originó con la hipótesis que los medios informativos no son el único factor que influye en la opinión del público hacia ciertas noticias, sin embargo sí condicionan al público sobre qué informaciones pensar.

El doble oficio de Kapuściński



En esta sección se analizará el oficio de periodista per se en la trayectoria del autor. Se mencionarán las razones por las cuales el autor desempeñó un doble rol durante su trayectoria profesional: primero como corresponsal y más tarde como autor de una veintena de obras. Por una parte las condiciones como periodista corresponsal le permitían la oportunidad de viajar y conocer el mundo fuera de las entrañas del censurado régimen soviético en Polonia. Sin embargo, el periodismo que ejercía para la Agencia Polaca de Prensa no le satisfacía a nivel creativo ni le proporcionaban las posibilidades de plasmar la verdadera realidad de los países donde se encontraba. Los telegramas que enviaba a Varsovia se limitaban a unas pocas palabras, razón por la cual el autor optó por ejercer además de la corresponsalía, el rol como escritor de un periodismo literario de carácter singular. En sus libros encontró un escape del periodismo de agencia en el que siguió las demandas de la integridad periodística a la vez que se podía permitir un espectro más amplio en cuanto al uso de técnicas literarias. Merece la pena señalar que Kapuściński además, trazaba una separación entre lo que escribía para sí: textos más creativos, heterogéneos, no-moldeables a un solo género--- y los textos de finalidad puramente periodística, que redactaba durante sus recorridos como corresponsal, combinando noticias de recortes de prensa y otras fuentes.

El escenario periodístico, pues, produce o resulta en el escenario literario del autor, ya que ofrecen a Kapuściński la oportunidad de ser testigo de los cambios sociales, políticos e históricos del mundo e incurrir en aventuras que jamás hubieran surgido bajo otras circunstancias. Su rol como corresponsal le acercó además al ideal de la revolución y los guerrilleros que combaten por un ideal y defienden su dignidad e independencia ante condiciones extremas de lucha y guerra. La corresponsalía le acerca, ante todo, al otro: ese personaje que tanto le apasiona que lucha por sobrevivir, en medio de la guerra y/o pobreza y casi nunca tiene voz propia. También se investigará la metodología reporteril que empleó y las técnicas que utilizó para acercarse a la realidad política y social de los países que visitaba.

Fue en África donde Kapuściński realmente se formó como corresponsal. Responsable de transmitir la información de cincuenta países a la vez durante un momento histórico único, el periodista rebosaba de historias interesantes para contar. Sin embargo, a diferencia de los reportajes que desarrolló mientras trabajaba como reportero principiante en Polonia y más tarde sus primeras crónicas africanas, los diez años como corresponsal en el extranjero se caracterizan por el dominio de otros géneros periodísticos menos personales, como el análisis de actualidad, artículos de opinión y los despachos de prensa. Muy poco de este material ha sido traducido, razón por la cual no será tratado en esta investigación. No obstante, es evidente que su trabajo como periodista de agencia cobró gran importancia, ya que durante esos años se desarrollaron todas las experiencias que aparecen grabadas décadas más tarde en sus libros.

El oficio: Actitudes, reforma y valorización




En este epígrafe se examinará la evolución del oficio del periodismo según el autor, además de su propia trayectoria. Kapuściński sostenía que uno de los principales cambios producidos con la llegada de la era digital ha sido la transformación del oficio periodístico y los cambios en actitudes y dirección mediática. La popularidad del trabajador de medios ha pasado a sustituir el rol del antiguo periodista, conocedor de la pluma y del territorio que cubría. El trabajador de medios en cambio ejerce múltiples roles dentro del negocio que manejan los administradores de los medios de comunicación. Según el autor la valoración de la información también ha evolucionado. Ahora en lugar de ir tras la verdad el media worker intenta competir por traer las noticias más solicitadas antes que sus contrincantes.

Es incuestionable que con la llegada de la nueva era tecnológica y la facilidad e inmediatez con que se transmite ahora la información, el oficio del periodismo ha evolucionado. Con la creación de nuevos y más avanzados medios, Kapuściński también sostenía que se había dado fin a los tiempos en que el periodismo era considerado una misión seria, prestigiosa -una "profesión reservada a los elegidos "- y no una carrera como cualquier otra. El periodista consideraba que éste constituía un cambio radical en la visión del oficio y la manera en que se ejecuta. Antes de la llegada del periodismo digital las escuelas que se dedicaban a adiestrar a los futuros profesionales del campo eran limitadas. Ahora, sin embargo, son cada vez más proliferadas las instituciones que se encargan de instruir a individuos que: “practican el periodismo sin estar identificados con esta profesión o sin haber decidido consagrarle plenamente sus vidas o lo mejor de sí mismos" .
El oficio del periodismo ha pasado a convertirse en un pasatiempo para muchas personas, incluso muchas que no han sido formadas o adiestradas en el campo. Tanto así que son cada vez menos las personas que entregan su cuerpo y alma a este oficio y que jamás pensarían en dedicarse a otra cosa. Las nuevas tecnologías no sólo han provocado un cambio considerable en la manera de ejercer el oficio, sino también en el valor de la información. A medida que se multiplican los medios, la información se convierte en un negocio, que en lugar de estar regido por una ética de autenticidad y veracidad, se somete a las leyes del mercado. Lo importante aparenta ser la creación de información que suscite el interés del público en masa y producir considerables ganancias para la industria.
En el pasado se consideraba a la prensa y otros medios por ser industrias éticamente conscientes y por mantener unas normas en cuanto a objetividad y veracidad, ahora "el precio de una información depende de la demanda, del interés que suscita ". Una vez los grandes capitales se vieron atraídos por los medios masivos, los antiguos periodistas, que dedicaban toda una vida a transmitir la verdad con su pluma, fueron sustituidos por hombres de negocios que administran las empresas de comunicaciones. Los antiguos y humildes despachos de prensa, emisoras de radio y canales de televisión que empleaban unos pocos pobres periodistas pasaron a convertirse en lujosos edificios bajo el mando de nuevos dueños capitalistas. "Los antiguos héroes del periodismo se han visto sustituidos por un impactante número de trabajadores de los medios, casi todos sumergidos en el anonimato ". Esta evolución es precisamente lo que Kapuściński consideraba otro cambio significativo de la nueva era tecnológica: la creación del media worker, o trabajador de medios.
A estas personas les encargan una encomienda principal: conseguir la noticia antes que su vecino. "El scoop o la muerte" . Sin importar la ocurrencia de otras noticias importantes que se estén llevando a cabo al mismo tiempo, el media worker, por lo general, va en busca de aquella información que atraiga la atención de la competencia mediática. La relación entre estos cazadores de noticias y sus jefes también es otro factor que con la introducción de las nuevas tecnologías se ha permutado. La inmediatez y rapidez para comunicarse con sus subalternos provoca que la voluntad e iniciativa propia de que disponen estas personas estén condicionadas. "La libertad del periodista está limitada por los intereses de la cabecera para la que trabaja" . El media worker se limita a seguir las órdenes de su supervisor, quien desde su oficina dispone de informaciones que provienen de diferentes fuentes y pide que éste las verifique desde el lugar de los hechos. Existe poco tiempo y autonomía para que el reportero vaya en busca de la verdad detrás de los hechos superficiales. En muchas ocasiones el media worker debe viajar a varios países durante un corto periodo de tiempo y cubrir numerosos conflictos sin necesariamente haber contado con el tiempo necesario para informarse acerca del lugar de los hechos.


Vivimos en un mundo paradójico. Por un lado, nos dicen que el desarrollo de los medios de comunicación unió entre sí a todas las regiones del planeta para formar una “aldea global” ; y por otra parte la temática internacional ocupa cada vez menos espacio en los medios, oculta por la información local, por los titulares sensacionalistas, por los chismes, el people y toda la información-mercancía .

Afortunadamente, Kapuściński sostenía que esta no es la realidad que circunda a todos los medios de comunicación. Creía que existían además de los medios-chatarra, otros diarios, emisoras de radio y televisión de calidad que se dedican a difundir noticias manteniendo una honesta ética de trabajo y de la profesión. No se debe negar que al lado de los mediocres media workers, aún existen periodistas de gran envergadura, sacrificados y dedicados a su trabajo. Sin embargo no cabe duda que cada día escasean más los medios que profundizan en el periodismo de investigación y difunden historias de carácter reflexivo.

Reciente controversia afecta vida y obra de Ryszard Kapuściński (2010)



La muerte del periodista no ha hecho más que acentuar el mito y la leyenda que lo rodeó. "Kapuściński se había convertido ya en vida en un mito, una figura intocable, un maestro cuyas enseñanzas corrían el riesgo de ser malinterpretadas como plagiadas por ejércitos de epígonos, discípulos e imitadores" .

En marzo de 2010 su nombre volvió a aparecer en los medios y produjo un fuerte eco en la prensa europea e internacional. La razón fue un gran debate que rodea la reciente publicación de la biografía del fenecido periodista, escrita por uno de sus alumnos, Artur Domoslawski, quien conoció a Kapuściński durante sus últimos nueve años de vida y compartió una relación amistosa con él. El asunto se ha tornado polémico ya que la biografía titulada Kapuściński Non-Fiction. El hombre, el reportero y su tiempo publicada por la Editorial Swiat Ksiazki, incluye una serie de acusaciones que Domoslawski hace en contra del autor de Ébano. Entre otras cosas lo inculpa de haber colaborado como espía para los servicios secretos comunistas de Polonia, haber exagerado la realidad de sus historias y mantenido aventuras eróticas con varias mujeres mientras trabajaba en el extranjero.

Domoslawski, quien es corresponsal de la Gazeta Wyborcza , el periódico más leído en Polonia y el mismo diario donde Kapuściński colaboró y publicó sus principales crónicas, se dedicó durante los últimos dos años y medio a recorrer los pasos del fenecido periodista en los países donde laboró como corresponsal, entrevistando a decenas de personas que estuvieron en contacto con él durante estos recorridos. Fue precisamente durante estos viajes a Uganda, Angola, Etiopía, México y Bolivia, entre otros países, que Domoslawski encontró polémicas incongruencias en la vida y obra de Kapuściński. Su libro pretende, entre otras cosas, desmitificar la figura heroica de quien según él, para lograr ser escuchado en el mundo, creó una leyenda de sí mismo.

Domoslawski entiende que en varias ocasiones el autor de El Emperador, quien se auto-proclamó ¨testigo del siglo XX¨, exageraba la realidad en sus crónicas para provocar curiosidad y hacer que sus lectores le prestaran mayor atención. Lo acusa de desorbitar situaciones y por tanto, prefiere ubicar algunas de sus obras como El emperador en la sección de ¨literatura¨ de su biblioteca, en lugar de la de ¨periodismo¨. En una entrevista con la periodista Beatriz Burgos de la revista chilena El sábado, el biógrafo ahonda sobre las incongruencias que aparece en una de las obras kapuścińskianas más reconocidas.

El más famoso libro de Kapuściński, El Emperador, sobre Haile Selassie, el emperador de Etiopía, no lo podemos considerar un ejemplo de periodismo clásico. Los cortesanos de Selassie no hablaban en el lenguaje barroco antiguo con frases muy pensadas que ¨Kapu¨ presenta. Hay que verlo como un texto de similar impacto en la literatura universal al de El Príncipe, de Maquiavelo, que fue un libro de un pensador para un príncipe sobre cómo manejar el poder en el siglo XVI. El libro de Kapuściński es una descripción crítica, irónica sobre los mecanismos del poder. Entonces desprestigiar El Emperador como una invención es una tontería. Para un manual de periodismo no sirve, pero como un libro para entender cómo funciona el poder, sí .

Otro de los criticables que encontró en esta obra es la falta de certeza en cuanto a los informadores de «Kapu», que eran los ex dignatarios de la corte imperial del Emperador y a quienes presuntamente entrevistó durante varios meses. Domoslawski asegura que no existe evidencia concreta sobre la identidad de estas personas, quiénes fueron, cuántos fueron, ni siquiera si verdaderamente existieron.

En aquella época existía la tendencia en el periodismo polaco a cambiar ciertos detalles o incluso a crear un personaje ficticio compuesto de varias personas reales para no comprometer a las fuentes o para expresar ¨una verdad más alta¨ .

Como biógrafo de «Kapu» el autor se propuso reconstruir la vida de una figura que para muchos se ha considerado un mito del periodismo. Quiso mostrar cómo Kapuściński no siempre respetó las divisiones de género entre periodismo y literatura ni tampoco llevó una vida de héroe, como sostienen muchas personas. En la obra se narran las circunstancias en las que el periodista afrontó la guerra y ocupación nazi junto a su familia desde una muy temprana edad desarrollando en él una fuerte ligazón con personas y naciones que han padecido similares desventajas socio-políticas. Domoslawski recuerda cuando en una de sus conversaciones con «Kapu» hablaron sobre la masacre de Tlatelolco en la Ciudad de México y el periodista le mencionó que había sido testigo presencial de la misma. Sin embargo, años después, mientras preparaba la investigación para su biografía, el autor descubrió que Kapuściński había llegado a México un mes después del evento.

Yo creo que en estos casos sucede un fenómeno de identificación sicológica. Es muy fácil, como ser humano, identificarse con el ambiente de un país en un momento de tensión o de tragedia. Después de un tiempo uno puede creer en la fabulación de uno mismo .

No hay duda alguna de que Kapuściński se identificaba completamente con los infortunados. Sentía un lazo emocional con los otros. En numerosas ocasiones expresó que el tema de su vida eran los pobres y que su misión como periodista era dar voz a estas personas que no la tenían. Sin embargo, las acusaciones de Domoslawski provocan un sentimiento de duda en torno a la relación que mantenía el periodista con sus informantes y el valor de su obra en general. En otra nota el autor acusa a Kapuściński de haber fabulado otros asuntos como por ejemplo el haber conocido a Ché Guevara. Los lectores de la obra kapuścińskiana saben que el periodista solía asociarse de primera mano con las personas sobre las que escribía. Llegó a conocer personalmente a grandes líderes como Idi Amín, Salvador Allende, o Patrice Lumumba, entre otros. Sin embargo, su relación con el Ché es un asunto que se ve cuestionado. Según Domoslawski, no se ha encontrado ninguna evidencia que estipule que «Kapu» haya conocido al Ché, aunque él tenía "una manera de no desmentir ese mito ". Una de las editoriales que interpretó su obra publicó en portada que Kapuściński había estado junto al Ché. Según Domoslawski éste nunca lo negó. Lo cierto es que el autor de Ébano recorrió el camino del Ché meses después de su muerte y tradujo su diario al polaco. Otra de las grandes acusaciones que aparecen en las páginas de Kapuściński Non-Fiction contra el periodista es su supuesto rol como espía para la policía secreta soviética y su participación dentro del Partido Comunista del país. "Era un true believer del sistema, un joven militante estalinista, poeta del estilo socialista-realista y reportero propagandista. La mayor parte de su vida Kapuściński fue miembro del Partido: era un periodista oficial" .

En las páginas de la biografía el autor explica la complicidad de Kapuściński dentro de la red del partido comunista y revela que él en varias ocasiones fue testigo de las colaboraciones que enviaba desde América Latina a la Inteligencia Polaca. Sin embargo, Domoslawski expresa que aunque el periodista colaboraba con la Inteligencia que era un organismo que existía fuera de Polonia, "no hizo daño a nadie, no denunció a nadie, ni lastimó a ninguna persona" . Dijo además que sus colaboraciones no eran significativas, sino más bien se trataban de análisis políticos de las situaciones en los países del Tercer Mundo donde trabajaba.
Cuando Alicja Kapuściński, la viuda del periodista, fue interrogada sobre el rol específico de su esposo en la policía secreta polaca, ella aseguró que Kapuściński no había sido espía, sin embargo, para poder viajar fuera del territorio soviético en aquella época era obligatorio firmar un acuerdo colaborativo con esta organización secreta. Sostiene que fue el precio que tuvo que pagar su marido para recorrer todos esos destinos y narrar sobre la vida al otro lado del mundo. De no haber firmado ese documento de cooperación con el régimen, el legado de Kapuściński posiblemente no habría existido.

A raíz de esta controversia, Alicja se ha visto implicada en una trifulca legal en contra del autor de Kapuściński Non-Fiction cuando solicitó al tribunal civil de Varsovia que se detuviera la difusión del libro de Domoslawski. Según ella, la biografía denigra e infama la imagen de quien muchos consideran el mejor cronista del siglo XX. La corte denegó esta petición y Alicja, quien inicialmente le había permitido al biógrafo a acceder a los apuntes y archivos más íntimos de su esposo, ha apelado a la corte suprema. El biógrafo se mostró sorprendido ante la reacción de la esposa del autor de El Emperador y cree que pudo deberse específicamente a los pasajes de su libro que hacen mención a su posible colaboración con la Inteligencia polaca. Domoslawski señaló a la prensa que basó esta acusación en documentos que consiguió del Instituto Polaco para la Memoria Nacional, una entidad que se ocupa de almacenar archivos sobre los delitos cometidos en el país durante las invasiones nazis y soviética.

Lo curioso de esta polémica es que ambos periodistas comparten grandes similitudes. Primero habían trabajado como corresponsales en América Latina y sentían gran amor por el continente, y segundo, compartían una visión del mundo tomada desde la perspectiva de los habitantes en países en vías de desarrollo. Además, según el biógrafo, eran "amigos", algo que resulta extraño y difícil de comprender dado el tono entre calumnioso y difamatorio que se evidencia en su libro. Los ataques de Domoslawski en contra de Kapuściński son severos. Lo acusa, entre otras cosas, de poseer una sonrisa de doble filo que le "permitía acceder a alguna información" .
La publicación del primer libro de Domoslawski que cuenta con más de 500 páginas, figura como la cuarta biografía escrita sobre Ryszard Kapuściński, sin embargo, la única que ha generado semejante ola de controversia en torno a la reputación del cronista. Por mantener una relación estrecha como discípulo del periodista, el autor de la obra se halla entre una de las pocas personas que obtuvieron acceso directo a las notas personales y a la biblioteca de Kapuściński. Consideraba al cronista como su mentor y maestro y por esta razón decidió, después de su muerte, emprender la tarea de redactar su biografía, aunque nunca antes había discutido la idea con Kapuściński. Según él, en el momento de escribir, se topó con un dilema moral y se preguntó las siguientes interrogantes: ¿Voy a revelar todo lo que descubra como reportero de investigación o escribiré las cosas favorables a Kapu, escondiendo las desfavorables?

La publicación de Kapuściński Non-Fiction no sólo revela muchos supuestos tabúes sobre la vida del fenecido periodista, sino también pone en juego su credibilidad y ética periodística. No hay duda de que el periodismo de ¨Kapu¨ fusiona elementos literarios que pertenecen a otros géneros como lo son el realismo mágico o la poesía, sin embargo, es conveniente evaluar si estas acusaciones están basadas en verdaderas razones de peso. No es la primera vez que surgen críticas fuertes hacia el "cronista de los conflictos que nadie describía" y posiblemente tampoco será la última. Lo que no cabe duda es que para muchos «Kapu» figura entre los mejores periodistas del mundo moderno, su metodología de observación participante y su trayectoria profesional lo han convertido en pionero del periodismo in situ. Kapuściński fue capaz de convertir la humilde labor del reporterismo en un verdadero arte. Experimentó con un nuevo tipo de periodismo que no se limitaba a meros datos y fechas, sino a fusionar elementos de la literatura para enriquecer historias ya de por sí significativas en la desarrollo de la historia del siglo XX.

Biografía del autor




Niñez y primeros encuentros con el periodismo (1932-1958)
Empecé a deambular por el mundo a los
siete años, y aún sigo, hasta hoy -R.K.

En 1932, fruto del matrimonio de Józef Kapuściński y María Bobka, nace en el hospital de la ciudad de Pińsk, antiguo territorio polaco, el pequeño Ryszard. Su padre, oriundo de la ciudad de Kielce, era maestro de educación elemental, aunque después de la invasión soviética y nazi en Polonia, comenzó a interesarse por la política. La pareja se conoció en 1910 en la localidad de Bochnia, cerca de Cracovia y más tarde, por razones de trabajo, se trasladaron a Pińsk. En esa ciudad, que hasta 1991 perteneció a la antigua Unión de la República Socialista Soviética y en la actualidad forma parte de la República de Bielorrusia, la mayoría de la población la constituían hebreos, rusos ortodoxos, polacos católicos y otros grupos minoritarios de Europa del Este. Por ser refugiados de la guerra, durante los próximos siete años, la familia Kapuściński cambiaría de domicilio en más de cinco ocasiones. En 1933, nació Bárbara, la segunda y última hija del matrimonio.
Por razones de guerra, en 1939 Józef es alistado al ejército como sub-teniente de la reserva y su esposa y dos hijos terminaron hospedándose con familiares en la ciudad de Pawlów. Unos meses más tarde tendría lugar la invasión nazi y lo que luego se convertirían en recuerdos de guerra, bombas, explosiones, hambre y miserables inviernos marcaron la niñez de Ryszard.

Todas estas alusiones, sin duda, dejarían huella en su carrera como periodista y corresponsal en el tercer mundo años más tarde. Lo importante de esta época en la vida de Rysiek es "saber que surgió como resultado de la intensa labor de la memoria y la imaginación, en una época en la que el escritor no sólo reflexionaba sobre su propio pasado, sino también sobre los mecanismos que lo recrean y las dificultades que esto entraña" . Parece ser que esas memorias que conserva de su infancia forman parte de un inmenso abismo que lo acompañará durante toda su vida y se verá reflejada en gran mayoría de su obra. A partir de su inicial encuentro con la guerra, ya Rysiek comenzará a desarraigarse del país que lo vio nacer.

En La jungla polaca Kapuściński recuerda cuando con siete años escuchó el primer estallido:

[…] Echo a correr hacia el bosque, hacia ese extraño lugar donde caen y explotan las bombas, pero un brazo me agarra por el hombro y me tira al suelo. «Sigue tumbado- oigo la voz temblorosa de mamá- , no te muevas.» Y recuerdo cómo, al apretarme contra su pecho, me dice algo cuyo sentido se me escapa y por el que me propongo preguntar más tarde: «Ahí está la muerte, hijo» .

A partir de la invasión nazi la huída se convierte en un estilo de vida para la familia, en una necesidad. Por otra parte, el ruso pasa a transformarse en la lengua oficial que se enseña en las aulas. Muchos soldados son capturados por los soviéticos y para escapar de los nazis, el padre de Ryszard decide huir al pueblo de Smolesnsk y desde allí pasa a visitar a su familia en Pińsk. Por ser considerado un oficial enemigo del régimen se expone a ser deportado a Siberia, por lo tanto su esposa María decide vender lo poco que le queda, alquilar un auto y escapar junto a su marido y sus dos hijos a la casa de unos familiares en Przemyśl, y más tarde a Varsovia. En el camino cruzan la frontera alemana-soviética y se topan con numerosos prófugos, en su mayoría judíos, que como ellos intentaban escapar de las garras del ejército. Esta ocasión marcaría el primer encuentro de Ryszard con una ciudad grande.

En 1940 Józef comenzó a enseñar en una escuela de un pequeño pueblo a las afueras de la capital. La familia se terminó refugiando en los predios de dicha escuela que carecía de luz y agua. Los cuatro se alimentaban de una sola papa, que el padre recogía de las ofrendas que le hacían sus estudiantes.

El hambre nos había acompañado desde Pińsk: yo no paraba de buscar una oportunidad de zamparme algo, un mendrugo, una zanahoria, cualquier cosa. Un día, al no ver salida, padre dijo en clase: «Niños, los que quieran acudir mañana a clase se deberán traer una patata.» Padre, que no sabía comerciar, incapaz de desenvolverse en el contrabando y sin recibir un salario, consideró que no le quedaba otra salida que pedir a sus alumnos unas cuantas patatas. Al día siguiente, la mitad de la clase no apareció en la escuela. De entre los que acudieron, unos niños trajeron media patata, otros un cuarto. Una patata era un tesoro

Un año más tarde el pequeño Rysziek ingresó en una escuela en el pueblo de Izabelin, donde tenía que caminar ocho kilómetros para llegar a clase. A esta edad se había convertido en un experto obteniendo comida, así desarrollando su instinto de supervivencia que le acompañará por el resto de sus días y experiencias de vida que le ayudaron a entender el sufrimiento de otros ante la guerra. Al mismo tiempo aumentaban los arrestos y las deportaciones por parte de los nazis, haciendo que los Kapuściński tuvieran que trasladarse una vez más a Varsovia, mientras que Józef se refugiaba en los bosques con otros partidarios anti-nazis y anti-soviéticos.
Ryszard, su madre y hermana, habitaban en una casa al lado de la familia Skupiewski que se dedicaba a producir y vender pastillas de jabón.

El pequeño necesitaba recolectar dinero para comprarse un par de zapatos nuevos, ya que el invierno se aproximaba cada vez más y los que tenía apenas le servían, además se los había construido su padre en fieltro. Por esta razón comienza a vender pastillas de jabón. Ese anhelo por poseer un par de zapatos lo albergará durante toda la guerra y más tarde se verá reflejado en su obra. «Sueño con unas botas fuertes, macizas, claveteadas; de ésas que al golpear sobre el empedrado producen un sonido claro e inconfundible. (…) Era capaz de pasar horas con la vista clavada en los buenos zapatos, me gustaba el brillo de la piel, me gustaba escuchar su crujido. (…) El zapato endeble y roto era una señal de humillación, estigma de un ser humano al que habían arrebatado toda su dignidad, condenándolo a una existencia infrahumana» . Según los autores de su biografía literaria: "Sólo teniendo presente este anhelo resulta comprensible la epopeya para comprar calzado, expresiva lapidaria y cruel como un cuento de Andersen" .

En 1944 Ryszard se hace monaguillo en una iglesia que quedaba en los predios de un hospital donde llevaban los heridos de guerra y los muertos que enterraban en una fosa común. Estos son sus recuerdos de guerra entre olores a pólvora, tiendas de campaña, cuerpos moribundos y exuberante tristeza que le acompañarán durante toda la vida. Aunque nunca se consideró muy religioso, para combatir el dolor del escenario al que se enfrentaba, Ryszard se pasaba horas enteras junto al cura que rezaba oraciones por el cese de la guerra.

Durante mucho tiempo pensé que aquel era el único mundo, que no había otro, que la vida era así. Es comprensible: los de la guerra fueron mis años de infancia y primera adolescencia, cuando uno empieza a discurrir y a tomar conciencia de las cosas

En el verano de 1945 se anuncian las capitulaciones de la Alemania nazi. La guerra había terminado, sin embargo, sus efectos no dejaban de sentirse. El terreno había quedado destrozado entre ruinas y escombros y abundaba la pobreza. Aún permanecían no sólo las consecuencias físicas de la guerra, sino también los psicológicos en las mentes y actitudes de las personas. Además, la ciudad de Pińsk había pasado a formar parte de otro territorio, otra nación, lo que significaba que la familia Kapuściński ya no podía regresar a su hogar. «Llegar a saber qué significa desprenderse de los sueños y resignarse a una pseudoexistencia llena de degradación, resulta en el caso de Kapuściński una herencia de la educación que da la guerra tan importante y duradera como la experiencia del terror, de la muerte y de la crueldad» .

Al tiempo la familia se instaló en una casa mono-familiar en el barrio de Mokotów en la capital polaca. Ryszard se comienza a interesar por los deportes y se convierte en el portero del equipo de su escuela. El fútbol se convirtió en su delirio, su vocación más apasionada. También se dedicó boxeo, un pasatiempo que comenzó en el club Warszawa y lo llevó a convertirse en subcampeón junio de Varsovia en el peso gallo. Un día en el colegio dejó a un lado la pelota para sentarse a escribir unos poemas, que más tarde enviaría a diversas revistas literarias y serían publicados. Su interés por la pluma también pudo haberse agravado a raíz de una visita al salón de clases de Ksawery Pruszyński, un reconocido periodista oriundo de la ciudad de Volinia.

No recuerdo los detalles del encuentro, mas puedo decir que me marcó el calor que emanaba de su persona. La impresión fue muy buena, fue afectuosa. Era alguien que escuchaba las voces de los otros, una cualidad que considero indispensable en un periodista, la empatía .

Tres años más tarde el joven Ryszard se comienza a interesar, como su padre, por la política. Recuerda cómo a raíz de la destrucción que había creado el antiguo régimen, el ideal socialista comenzó a tomar auge entre las masas jóvenes. En 1948 Kapuściński se inscribe en la Unión de la Juventud Polaca (UJP), una asociación de pensamiento izquierdista fundada ese mismo año con el ideal del recién establecido Partido Obrero Unificado Polaco (PZPR por sus siglas en polaco), que gobernó hasta 1990 y fue formado por la unión entre el Partido Socialista Polaco y el Partido Obrero Polaco. Gracias al apoyo que recibió el partido en 1949 se aprueba el modelo socialista en el Congreso del Sindicato de Eruditos Polacos y poco después aparecen publicadas dos poesías de Kapuściński en un par de revistas. Se considera que fue durante esta época que probablemente surgió en él la idea de dedicarse de lleno al oficio del periodismo...

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