Aunque se sufra como un perro, no hay mejor oficio que este


En algunos oficios, ver el fruto de la labor realizada, es sin duda alguna, más fatigoso y menos evidente que en otros. Un vendedor no enfrenta este problema, pues automáticamente sabe si alcanzó o quedó por debajo de la meta semanal o mensual establecida por su empresa. Lo mismo sucede con un quirófano, un mecánico o un jardinero que de manera casi inmediata puede observar los frutos de su trabajo y saber si lo ha hecho bien o mal. El paciente sobrevive a la operación, el motor del auto vuelve a encender y la clienta ahora presume de su nueva floresta.

En el caso del periodismo y la educación el escenario es contrario. Cuando se es periodista, puede pasar mucho tiempo hasta verdaderamente conocer y sentir el peso y la huella que conlleva realizar esta labor. A pesar de que lo que escribimos impacta diariamente a cientos de personas, la retroalimentación -sobre todo genuina- es mínima. A menos que un lector escriba directamente al periodista o al editor sobre el efecto positivo que ha producido un reportaje, no te enteras. Lo mismo le pasa al educador, a quien tampoco se le producen las oportunidades a diario para saber cuánto realmente aprenden sus alumnos, cuánto recordarán o si les servirá para algo lo que se discutió en clase. A menos que alguno te diga directamente cuánto tu clase ha influído en su vida- tampoco te enteras. Ser periodista, al igual que ser educador, es una labor ardua cuyo mérito ni se valora como es debido, ni se siente a menudo la recompensa del esfuerzo realizado.


"Aunque se sufra como un perro, no hay mejor oficio que el periodismo"

Así dijo Gabriel García Marquez hace un tiempo a la vez que justificaba que muchos periodistas fueran también alcohólicos, pues según él, como sufrimos tanto, tenemos que emborracharnos cada noche. Fuera de broma, muchas veces es inevitable sentir el desgarre ante el poco reconocimiento de nuestra labor y el complicado panorama laboral y, nuestro motor se traduce a la propia pasión por lo que hacemos, el amor y la vocación que sentimos. 

En mi caso, esta gratificación se materializa al oír a un estudiante citar a Kapuscinski, repetir algún ejemplo o chiste mongo que dije en clase para querer describir una idea mucho más compleja, o ver que uno de ellos se interesa por investigar un tema, abrir un blog, leer un libro o conocer acerca de la vida de un personaje discutido en clase. Las veces que me pasa, que no suelen ser tan a menudo, producen en mí una sensación que me llena muchísimo y reafirma mi sentido sobre la tierra. Enseñar a ser periodista, a escribir y a pensar de manera crítica es una enorme responsabilidad. Conlleva una complicada labor, puesto que cada persona además de digerir información de su propia manera, carga un bagaje cultural muy individual y también cuenta con unos talentos muy particulares. No todos lograrán ser periodistas ni a todos les interesará ni se lo disfrutarán tanto como yo, de eso no cabe duda. 

No obstante, poder lograr un cambio aunque sea, como mencioné anteriormente, para un puñado de personas, es una recompensa que por más tardía que llegue en materializarse, merece ser esperada. Ayer un alumno abrió su blog y en la página principal hace una dedicación especial a su profesora de periodismo y a su grupo de compañeros. El día anterior otra alumna también debutó en la blogosfera. Esta semana, me han contado dos más, que también se unirán a este movimiento. Aunque cada una de estas bitácoras es diferente, todas comparten unos rasgos. Por ser plataformas de libre expresión, cada una refleja de manera descubierta y sin temor, la identidad de estas personas. Estos alumnos aprendieron, por medio de casos como Yoani Sánchez, Ryszard Kapuscinski, Truman Capote, Oriana Fallaci, Hunter Thompson y tantos otros que discutimos en clase, que lo importante no son las 5W (Who, What, When, Where, Why) tan fundamentales en el periodismo, sino romper con los esquemas, ser originales y no tener miedo a lo anterior. 

En las dedicatorias de estos blogs me dan gracias a mí por inspirarles a escribir, a ser libres de pensamiento y a no temer ser diferentes. Pero mi labor no tiene sentido sin ellos. Las gracias infinitas son para ellos porque ahora puedo estar un poquito más segura de que al igual que el quirófano, el mecánico o el jardinero- yo también soy capaz de ver el fruto de mi labor y comprender que voy por buen camino. 


Para ver los blogs de mis alumnos, accedan a los siguientes enlaces:

Otros y Yo  (Reuel Torres)

Perspective (Wilmarie Mena)

Sobre ruedas (Sara I. Rivera)


Tinta Digital


Hace muchos años, Isaac Newton, nos dejó esta cita como legado y, poco sabía él, que sería extrapolable tanto tiempo después:

“La unidad es la variedad, y la variedad en la unidad es la ley suprema del universo”

Asimismo, "un buen líder", dijo la activista de derechos humanos, Ada Álvarez Conde, durante una charla que impartió para mis alumnos de periodismo esta semana, "es aquel que camina junto a su equipo, no enfrente".

Es inmenso el poder que puede representar un buen equipo en el que sus miembros son todos líderes, que reconocen sus talentos y brillan por luz propia, a su vez que permiten y agilizan la labor grupal y las metas comunes.

Como hija única, no tuve la oportunidad de aprender de pequeña- a diferencia de otras personas- la necesidad de trabajar en equipo. No tuve hermanos ni hermanas con quienes compartir juguetes, jugar voleiból o muñecas. Para bien o para mal, lo hacía todo yo: entretenerme, jugar, inventar, dibujar, escribir, crear. Jamás he sentido la necesidad de pertenecer a un grupo que fomentara y solidificara en mí esa necesidad de identificarme con algo mayor o incluso de definirme como ser humano. Trabajo sola, escribo sola, viajo sola, planifico mis clases y las charlas que imparto sola y, en fin, existo sola y voy por la vida feliz sin preocuparme por ese asunto.

Ayer sin embargo, algo cambió. El semestre académico está casi por terminar y luego de cuatro meses de impartir este curso de Géneros Periodísticos- casi sin haberme dado cuenta- lideré y formé parte de una poderosa unión. Se llama Tinta Digital y es un grupo compuesto por alumnos de este curso avanzado de periodismo. Cada uno de estos chicos brilla por luz propia. Cada uno cuenta con un talento, tan diversificado como ellos mismos. Se apoyan entre sí y como el exitoso equipo que son, reconocen tanto sus propias habilidades, como las de sus compañeros. La disciplina, el compromiso, las ansias y un fuerte deseo de echar hacia adelante y materializar sus sueños es lo que les caracteriza.

Esta semana junto a este equipo he aprendido tanto sobre la vida, incluso más de lo que jamás me imaginé. Compartí sus realidades tanto de manera individual, como colectiva.
Empezaré contando la realidad de Sara, una alumna discapacitada, que a pesar de sus impedimentos físicos y de no siempre contar con el apoyo o la infraestructura física adaptada para personas como ella, brilla por luz propia por ser fuente de inspiración para otros. Siempre sonríe, a menudo expresa sus sentimientos sin tapujos y es la primera en ofrecerse para ayudar, cooperar y participar en lo que surja. Sara es relacionista público por excelencia y estoy segura de que su futuro es prometedor.

Compartí la realidad de Eduardo, un alumno muy talentoso, no solo por sus capacidades tecnológicas como diseñador gráfico- pero sobre todo por su disposición para colaborar y producir estupendos trabajos digitales y ser creador y portavoz de nuestro blog, Tinta Digital. Para él no hay horarios de salida y su perfeccionismo le llevará sin duda alguna a continuar siendo un exitoso empresario.
Compartí la realidad de Manuel y Wilmarie, nuestros reporteros estrella, que realmente dieron cátedra sobre lo que conlleva y significa el periodismo intencional de Kapuściński, es decir, un periodismo que procura el cambio social positivo. Su dominio de palabras, su elocuencia, su compromiso periodístico y su carisma son solo algunos de los atributos que les caracterizan. Sin duda alguna con su seguridad y profesionalismo brillaron sobre el escenario en entrevista con nuestra invitada especial, Alexandra Lúgaro, candidata independiente a la gobernación de Puerto Rico en 2016.

Compartí la realidad de Mariaelena, que desde el primer día me dijo que no me olvidaría de su nombre por su larga cabellera: "María + melena, profesora, es como Mariaelena". Una moderadora por excelencia que por su carismática presencia es capaz de deslumbrar a cualquier audiencia.
También compartí la realidad de Tahis, Valerie, Albert, Reuel, Wilnys y el resto de este grandioso equipo, quienes a pesar de desaparecerse entre ratos y actuar de manera independiente, siempre salían a flote en momentos de tensión, estrés y cuando más se les necesitaba. Cada uno, sin la necesidad de dirección, fue capaz de ocuparse por el área que requería atención y contribuir su granito de arena para hacer que este equipo reluciera de manera colectiva.

Sin ego, sin intereses externos y a pesar de encontrarse muchos tropiezos en el camino, Tinta Digital ha dado cátedra sobre valores humanos, trabajo en equipo, profesionalismo, compromiso y respeto, no solo a nuestra comunidad universitaria, sino más que nada, a nuestro Puerto Rico.

El trabajo en equipo y la unión colectiva tiene el poder de mover montañas. Ayer en conversatorio con la Lcda. Lúgaro, se discutió la necesidad de hacer una campaña educativa en este país para difundir conocimiento sobre diversos temas y cómo solo juntos, somos capaces de sobrevivir a esta crisis que nos arropa, tanto económica como moral. No es tarea de un hombre ni de una mujer, ni de un partido político, ni de una organización, sino de todos. La polarización es la causa de que nuestra sociedad esté tan fragmentada y enfocada en nuestras diferencias y cómo atacar y menospreciar al otro.

Gracias al Universo por tan maravillosa experiencia en la que me di cuenta de lo equivocada que estaba. El trabajo en equipo no es solo fructífero, sino necesario. Comprendemos quienes somos gracias a la existencia de los otros.

No hay duda de que las fortalezas están en nuestras diferencias, no en nuestras similitudes y que esta experiencia ha sido el motor para comprender y vislumbrar un mejor Puerto Rico para todos. Un Puerto Rico capaz de formar un equipo multi-ideológico y multi-disciplinario encaminado a unas metas comunes para el bien de todos y en el brillemos todos.


Así mismo como Tinta Digital...

Hada de la paz

Ada Álvarez Conde en la Universidad de Puerto Rico en Arecibo

Carga menos de treinta años sobre sus hombros y ya, Ada Álvarez Conde ha encarnado más experiencias de lo que la mayoría de las personas sobre la faz de la tierra podrían imaginarse. Hoy, junto a mi grupo de Géneros Periodísticos de la UPR Arecibo, que también conforma el equipo de Tinta Digital, conocimos un trocito de la verdadera Ada, una luchadora, activista de derechos humanos, periodista y novelista que ciertamente nos dejó con las ganas de aproximarnos más a este impresionante y motivador personaje.

Lo que surgió como una idea espontánea, se convirtió en una de las entrevistas más interesantes y motivadoras que he presenciado. Debajo de una blusa color rojo pasión, una sonrisa genuina y hasta cierto punto ingenua, Ada esconde una grande cicatriz. Su primer tatuaje, como le llama ella, no es de tinta, sino producto de dos cirugías de corazón abierto que además de dejarle al borde de la muerte en una ocasión, ha otorgado en ella su razón de ser: ayudar a otros y ser portavoz de la paz.

"Aquél día que me hicieron la operación de corazón abierto por segunda ocasión a los 14 años, morí en la sala del quirófano. Y vi un túnel. De ese momento en adelante, negar que había algo más allá de la existencia, fue difícil", expresó la hija de Ada Conde- quien en el 2014, junto a su pareja, Ivonne Álvarez- demandó al gobierno en el Tribunal Federal en busca de que se declare inconstitucional el Artículo 68 del Código Civil, que define el matrimonio como la institución civil entre un hombre y una mujer.

Fruto del corto matrimonio entre su madre, una abogada puertorriqueña y su ya fallecido padre, un cubano periodista, nació Ada hace veintiocho años. Comenzó su trayectoria con el periodismo a raíz de su amor por la escritura y la poesía, y más tarde, incursionó en el mundo mediático como redactora de un periódico juvenil. Sus primeros encargos en la redacción trataban temas de racismo y violencia doméstica. Fue en esta búsqueda de datos que Ada descubrió el término dating violence, que define el maltrato que experimentan muchos jóvenes durante el noviazgo. La información que existía en aquél momento sobre esta problemática, sin embargo, asegura ella, era prácticamente nula. Por esta razón se incursionó a visitar hogares y refugios de mujeres maltratadas, muchas jovencitas que no eran protegidas bajo la ley por no estar casadas o tener hijos.

Junto a estas experiencias de campo, Ada combinó su propia vida y un capítulo que encarnó durante sus últimos años en la escuela superior cuando tenía un novio que a menudo controlaba sus pasos. Juntando clavos, Ada se dio cuenta de que ella también era víctima de un patrón de maltrato emocional. Gracias a esta información que fue recopilando, "me cambió la vida; me salvé ", rememora. Esta experiencia la llevó a radicar una orden de protección a los 15 años y más tarde, a la publicación de su novela Lo que no dije, que a su vez, la convirtió en una de las novelistas más jóvenes de la isla a los diecinueve años.

Hoy, Ada lleva más de quince años ininterrumpidos impartiendo charlas en escuelas públicas en todo Puerto Rico, en las que educa a jóvenes sobre los signos de maltrato, cómo prevenirlos y cómo actuar ante tan complicado panorama. Su clave del éxito con esta población ha sido la empatía. "Les hablo de joven a joven; les proveo ejemplos del día a día", expresó.

No es secreto de que los patrones de violencia y maltrato han incrementado significativamente en los últimos años. Según Ada, una de las consecuencias más peligrosas de esta incidencia de maltrato infantil y violencia doméstica, es la creciente falta de esperanza en los jóvenes. En muchas ocasiones,  se silencian ante la escasez de opciones y seguridad. "Descubrí muchas grietas en el sistema judicial y por esto escribí varias leyes y llegué al Senado", manifestó, la actual directora ejecutiva del Comité de Mujeres de este organismo político.

Sin embargo, la propagación de una cultura machista y patrones equivocados y desiguales de género, no se deben únicamente a la falta de protección y apoyo judicial, sino también a los medios. "Estamos constantemente rodeados de relaciones no-saludables, en las novelas, las canciones...", expresó la también presidenta de la fundación Alto a la violencia.

Uno de los consejos que aportó es comenzar por uno mismo a procurar cambios. El primer paso a tomar para detener el maltrato es orientarse, buscar personas de confianza que no necesariamente serán un especialista. Segundo, "si tú no te amas, no puedes amar a nadie; si no te valoras, no puedes valorar a otro", manifestó.

Otros temas sobre los que se abordaron en este conversatorio fueron la homofobia, la xenofobia, el bullying y otras actitudes de odio y rechazo hacia el otro. Ada, quien se considera también víctima de bullying cuando menor, subraya su misión de aportar su granito de arena para construir un mundo de paz. "No podemos imponer nuestro dios o creencias a nadie; la división de iglesia y estado es también fundamental", expresó.

Tomando como partida su propia experiencia como hija única de una activista y abogada gay, Ada sostiene que "porque una familia se rija por patrones tradiciones, no significa que es funcional".  "El mensaje de amor debe ser mayor al de odio, y yo creo que los buenos somos más, aunque los malos hagan más ruido", expresó.

La realidad es que haciendo referencia al debate sobre los matrimonios entre personas del mismo sexo, no se puede dejar a un lado el hecho de que existen dos tipos de uniones: la civil y la religiosa- un hecho ignorado por muchos de los activistas en contra de matrimonios gay, quienes solo reconocen la unión religiosa.

"El que está informado, tiene las herramientas necesarias para tomar decisiones informadas", expresó. El periodismo, según la activista, nos une en la historia y fomenta la investigación. La también bloguera cuenta con más de un cuarto de millón de entradas en su bitácora, en la que no publica anuncios ni cuenta con ese respaldo económico.

En tres meses, Ada se somete a su tercera cirugía de corazón abierto. "Tengo la vida en mis manos; el tiempo es ahora", reforzó. Entre sus planes futuros espera poder lanzarse a un puesto político y revolucionar la manera en que se ejerce la política en este país. A diferencia de la mayoría de los líderes partidistas que apoyan el rojo o el azul, Ada dice enfocarse en el blanco, el color de la paz.

Equipo de Tinta Digital junto a Ada Álvarez Conde

Dos invitadas que harán historia



Con motivo del Mes de la Radio en la Universidad de Puerto Rico en Arecibo, Tinta Digital, el blog que gestioné con mis alumnos de periodismo, estará a cargo de entrevistar a dos grandes figuras de la historia contemporánea puertorriqueña: la periodista y defensora de derechos humanos, Ada Álvarez Conde y, la licenciada, Alexandra Lúgaro. Ambas entrevistas serán transmitidas por UPRA Web Radio y por Periscope.

[1 de mayo de 2015]  
El próximo lunes, 4 de mayo a las 9:00 am  en la Universidad de Puerto Rico en Arecibo (UPRA) se presentará la defensora de derechos humanos, periodista y miembro de la NAJH (National Association of Hispanic Journalists), Ada Álvarez Conde  en una entrevista que se transmitirá a través de UPRA Web Radio. A partir de las 10:00 am, la invitada ofrecerá una charla sobre periodismo de investigación en el estudio de televisión TV-B, que será abierta a la comunidad universitaria.  

Por otra parte, el martes a partir de las 10:00 am se presentará otra invitada especial, la licenciada, Alexandra Lúgaro, candidata independiente a la gobernación de Puerto Rico para 2016. Luego de esta entrevista, la invitada pasará al estudio de televisión TV-B para contestar preguntas formuladas previamente por estudiantes de comunicaciones, en un conversatorio también abierto a la comunidad universitaria.

Ambas actividades serán dirigidas por mis mejores estudiantes de periodismo. En el caso de Ada Álvarez Conde, la entrevista estará a cargo de: Valerie Jiménez Irizarry,  Manuel Crespo Feliciano y  Mariaelena Pérez González y, en el caso de la licenciada Alexandra Lúgaro, serán Manuel Crespo Feliciano y Wilmarie Mena, quienes la dirigirán.

Estas entrevistas se llevarán a cabo en la cabina de UPRA Web Radio, proyecto estudiantil cuyo productor es el profesor José Fonseca del Departamento de Comunicación Tele-Radial.

Ambas iniciativas surgieron gracias al equipo de Tinta Digital, un blog periodístico estudiantil que inicié el pasado semestre y que recopila textos sobre actualidad, entrevistas y reportajes, todos redactados por mis alumnos. En el caso de la entrevista a la licenciada Lúgaro, fue el estudiante Manuel Crespo quien tomó el primer paso y decidió contactar a la abogada vía Facebook para invitarla a nuestro Recinto.

Asimismo, el proyecto forma parte del curso de Géneros Periodísticos, que imparto en el Departamento de Comunicación Tele-Radial de la Universidad de Puerto Rico en Arecibo (UPRA).

¡Invitamos a todos a participar de estos dos grandes eventos en los que Tinta Digital estará haciendo historia!

Pueden enviar sus preguntas a las invitadas por correo electrónico a: sarah.platt@upr.edu o al buzón de mensajes de nuestra página en Facebook: https://www.facebook.com/tintadigitalupra

Sin sentido

Vivir aquí no tiene sentido. No tiene sentido porque ya no existe. No queda nada más que un recuerdo de lo que fue. La Ciudad del Cetí es una metrópoli que, en su momento, brilló por luz propia, pues era una meca de la alta sociedad, pero que, sin embargo ahora, lleva muerta más de una década. Vivir en Arecibo no tiene sentido a menos que estés jubilado, tengas varias casas y mucho dinero como para darte el lujo de irte a donde quieras cuando quieras, seas muy muy mayor o, como yo, los enigmas de la vida, te hayan traído aquí.

Hace poco cumplimos quinientos años de historia arecibeña. Se conmemoraron los cinco siglos desde que el Capitán Correa- un militar boricua del ejército español- defendió estas costas de invasores británicos en 1702. Dicen mis vecinos que el Alcalde de este municipio, a pesar de no ser de su partido, "está tratando contra viento y marea de levantar el pueblo, aún sin tener un centavo".

En esta celebración se intentó organizar actividades culturales en el casco viejo, en el malecón y sus alrededores. Prepararon un calendario desde la Alcaldía, diseñaron murales (algunos completos, la mayoría a medias), se le dio una mano de pintura a un puñado de edificios que están al borde del colapso y la plaza se decoró, de la mejor manera posible, tomando en cuenta el mal gusto de los políticos y su ajustado presupuesto. Se hizo lo que se pudo, dicen todos. Sin embargo, no fue suficiente. El cielo no puede taparse con una mano.

Caminar por el casco de Arecibo provoca sentimientos encontrados a medio paso entre la confusión, la pena y el temor. Confusión porque si eres como yo- relativamente nuevo/a en el barrio- no comprendes qué exactamente fue lo que pasó. Aquello parece una amalgama entre la Habana Vieja y la Varsovia posguerra. Las calles desoladas, edificios en ruinas, escombros por doquier, negocios trancados con candados oxidados, letreros de SE VENDE, una que otra anciana que se asoma por el balcón a ver quién es lo suficientemente atrevido/a como para pasearse por la calle...

Crisis es una cosa, pero el estado del pueblo de Arecibo es más que eso. Es como si se hubiera desatado una guerra civil y solo se hubiese salvado el que huyó volando. Pena siento también porque el valor histórico y arqueológico de muchos edificios de esta zona, es grandioso y se está perdiendo aceleradamente. Sus fachadas, espaciosos balcones y arcos de estilo colonial aún rememoran aquella época de oro. A veces me paseo por esas calles, cierro los ojos y trato de imaginarme lo que era el Arecibo de antaño. No tanto de hace veinte años, sino de cien o más.

Arecibo me provoca también sensaciones de temor pues el vacío y el silencio absoluto son lo único que restan, sobre todo en el casco. Da igual que sea de día, de tarde o de noche. Si vas a pie por las calles del centro, no sabes qué esperar y a menudo cuando te cruzas con una esquina desolada, se te eriza la piel ante tal panorama de camposanto.

Lo triste es que la situación de Arecibo no se aleja tanto de la realidad de la mayoría de los pueblos de Puerto Rico. No incluyo, por supuesto, a San Juan, a Hatillo, que actualmente enfrenta un boom comercial o a Cabo Rojo, que recibirá a miles de turistas en esta Semana Santa- sino a los pueblos del interior de la isla. En San Sebastián han cerrado más de 150 negocios, me dijeron esta semana. La situación es prácticamente la misma en Maricao, Lares, Utuado, Adjuntas y tantos más.

La vida urbana de estos municipios se ha trasladado del centro a la periferia, o, simplemente ha muerto. Negocios de familia, farmacias, colmados, tiendas de ropa, de zapatos, en fin- ¡no queda nada! Pasearse por los cascos de los pueblos hoy en día equivale a un choque de emociones y un reality check de que las cosas van mal. Muy mal. No quiero sonar pesimista; solo escribo lo que observo. Por esta razón invito a las personas que creen que Puerto Rico es solo la capital, Condado y el Mall of San Juan, o aquellos que insisten en que no hemos tocado fondo, a pasearse por la isla.

Vayan y cuéntenme qué han encontrado.

Mi tecato favorito


Ayer mientras sumergía los pies en la arena de una playa arecibeña, me sumergí a la vez en la lectura de Mi tecato favorito. Se trata de un libro escrito por la antropóloga Rima Brusi- Gil de Lamadrid que retrata viñetas de la realidad puertorriqueña en que se toman en serio "los balcones, las gasolineras, los malles, las urbanizaciones, las lechoneras, las tierras rescatadas, la universidad".

Aunque desde pequeños nos han enseñado que no debemos juzgar un libro por su portada, debo confesar que en esta ocasión no hice caso al refrán y decidí comprarlo, precisamente por su fachada.

El libro recoge entradas del blog Parpadear de la antropóloga, también profesora de RUM y colaboradora de 80 grados, y en cada crónica intenta pincelar del micro al macro algún tema de actualidad de la cotidianidad boricua, fijándose sobre todo en esa imponderabilia tan propia del ojo del etnógrafo. Un término que Kapuściński también solía pronunciar para describir los detalles minuciosos de la mundanidad que a menudo son ignorados: colores, olores, texturas, sonidos, temperaturas...

Rima cuenta en la entrada que proporciona el nombre al libro, que aunque suele dar dinero a los que deambulan en las calles y los semáforos, tiene su tecato favorito. Dice que le agrada su sonrisa, que le cae bien. Que decidir si dar dinero o no a estas personas que forman parte del panorama diario de nuestra isla parece cargar con una cierta moralidad. Que dar un par de monedas, un sandwich o un peso a uno que deambula ni te convierte en mejor o peor ser humano, sin embargo: "ese momento contiene más información sobre nuestra moral colectiva y lo que tolera (...) sobre la manera en que conceptualizamos lo que merece y lo que no merece, sobre nuestra capacidad de pasar juicios de valor sobre la miseria ajena (...) "

Al boricua, por la razón que sea, le encanta juzgar. Somos todos moralistas para decir lo que está bien y lo que no, lo que es justo y lo que se merece o no cada uno. Somos también detectives, abogados criminalistas, políticos, psicólogos y jueces camuflados de personas normales y corrientes. No hace falta más que leer los comentarios de las noticias que se publican en los medios para darse cuenta de ello. No hay ser científico para darse cuenta que esa actitud de estar predicando en calzoncillos en lugar de unir, lo que hace es continuar ensanchando brechas entre nosotros mismos.

Yo no suelo dar monedas al que las pide en las luces. Ni siquiera me cruza por la mente. En algún momento, supongo que lo habré hecho, pero después de varios malos ratos, he llegado a tenerles miedo. Algunos me han golpeado el carro en el pasado o me han gritado por no darles nada. Más que juzgar al pobre hombre que deambula o creerme un ser superior por darles o no algo- no le doy, porque la gran mayoría de las veces, simplemente no tengo qué darles. Tampoco tengo un tecato favorito ni le dedico mucho de mi tiempo a pensar en ello. Reconozco que es un tema muy complicado al que debería de tratarse como un issue médico. Son personas enfermas que deberían de recibir tratamiento en un ambiente controlado, de rehabilitación como se hace en tantos países de Europa y América del Sur.

Como quiera, esta entrada no la escribo para hablar de tecatos ni de cómo solucionar ese problema tan grave, sino para aprovechar estos espacios de reflexión que nos proporcionan libros como este, blogs, columnas como las que Ana Lydia Vega y Mayra Montero escriben y otras tantas obras de boricuas que examinan con lupa y lucidez este pan nuestro de cada día plagado de bellezas naturales, una rica cultura marcada por grandes idiosincracias, como también cánceres sociales y muchos otros dilemas políticos y económicos que nos asfixian.

Los medios y las redes sociales nos bombardean con tanta desinformación que si confiamos solo en ellos, la conceptualización de nuestro entorno que obtendremos será no solamente simplificada, fragmentada y manipulada, sino más que nada, errónea. Estos libros, blogs y columnas conforman trozos de una mirada fresca, diferente, desfamiliarizante- que ciertamente nos hacen comprender y digerir mejor nuestra realidad tan compleja, tan intrínseca a través de una mirada analítica de aquello que tomamos por sentado cada día, simplemente por ser boricuas.

Una mirada al mundo