Periodismo y literatura



A pesar de caracterizarse por manejar dos corrientes diversas, la literatura y el periodismo comparten muchas características. Ambos tipos de escritura son creaciones artísticas asociadas con las letras y manejan nociones culturales y sociales que van cambiando dependiendo de la época de su creación. Para el profesor Fernando López Pan, esta esencia en común es la capacidad de ahondar en la condición humana. "El periodismo consiste en dar cuenta de la sociedad del presente, y de los asuntos que la afectan en un momento determinado" , expresa. En Literatura y periodismo, una tradición de relaciones promiscuas, Albert Chillón menciona dos definiciones del periodismo. La interpretación antigua consideraba la disciplina como "un oficio eminentemente práctico caracterizado por el dominio de un repertorio de habilidades técnicas aptas para capturar "la realidad" o "lo que pasa en la sociedad" y luego "reflejarlo objetivamente" en ese nítido espejo de los medios de comunicación". La más reciente, por otra parte, define el campo como: "una profesión intelectual cuya esencia interpretativa hace inevitable la integración dialéctica de la cultura y la capacidad de discernimiento crítico por un lado, y las habilidades expresivas y técnicas, por otro" .

Las nociones que definen el periodismo y la literatura y las fronteras entre ambos tipos de escritura se tornan cada vez más indescifrables. Mientras más la literatura se ajusta a la veracidad y la cotidianeidad de los tiempos, el periodismo va evolucionando hasta convertirse en un género más literario. Son tantos los escritores de ficción que comenzaron su carrera siendo reporteros y muchos los periodistas que optan por aislarse de los medios y difundir sus historias por medio de libros. Son precisamente estas historias las que adoptan elementos de la literatura y forman parte del movimiento del periodismo narrativo, periodismo de creación, realismo mágico, periodismo literario o nuevo periodismo. Sin importar el nombre que se le emplea, dicho género recoge una prosa creativa que ilustra eventos reales de la actualidad. Cumple además con un estilo, función, materia y epistemología diversa que el periodismo de prensa. Asimismo, dichas historias rechazan de manera evidente el modelo periodístico que narra hechos desde un punto de vista exclusivamente informático, expositorio y explanatorio. Merece la pena señalar cómo el Nuevo Periodismo constituye una perfecta amalgama en la que se combinan técnicas periodísticas tanto como literarias.

Al comenzar los años sesenta un nuevo y curioso concepto, lo bastante vivo como para inflamar los egos, había empezado a invadir los diminutos confines de la esfera profesional del reportaje. Este descubrimiento, modesto al principio, humilde, de hecho respetuoso, podríamos decir, consistiría en hacer posible un periodismo que… se leyera igual que una novela

Según Wolfe, el Nuevo Periodismo norteamericano cobró fuerza con reconocidas figuras como Truman Capote, John Sack, Hunter Thompson, Joan Didion, Rex Read y Norman Mailer, entre otros, quienes hacían que sus lectores, a través de un narrador, hablaran con sus personajes. Esta corriente, que originó la década de los 60, también se caracterizó por el empleo de escenas y diálogos y el uso de prosa persuasiva con estilo novelístico. El nuevo periodismo nunca se consideró un movimiento ya que carecía de una escuela, manifestantes y salones de reunión. Se trataba más bien de una reacción por parte de un grupo artístico que reflejó un aparente rechazo hacia las rígidas rutinas, técnicas y formas del periodismo del momento. Con la publicación de A sangre fría, por ejemplo, Capote anunció que se había salido fuera de los límites de la literatura y había llegado a crear un nuevo género: la novela de no-ficción. A pesar de haber empleado una metodología periodística, ya que dedicó cinco años a la investigación meticulosa del asesinato de la familia Clutter de Kansas, los elementos creativos del realismo mágico caracterizan la obra y la asemejan más al género literario.

Muchos de los autores que se adscriben al nuevo periodismo norteamericano escribían sus novelas a base de instinto, más que de teoría, e improvisaban con elementos inventados. Según Wolfe, "el diálogo realista capta al lector de forma más completa que cualquier otro procedimiento individual. Al mismo tiempo afirma y sitúa al personaje con mayor rapidez y eficacia que cualquier otro procedimiento" . El punto de vista narrado desde un protagonista-testigo en tercera persona fue otra técnica empleada por los exponentes de este nuevo género. Wolfe insistía en que el método "de presentar cada escena al lector a través de los ojos de un personaje particular, para dar al lector la sensación de estar metido en la piel del personaje y experimentar la realidad emotiva de la escena tal y como él la está experimentando" , aporta una forma realista a la historia. Estos autores no sólo experimentaban con elementos literarios y prosaicos, sino también con la gramática y puntuación para dar vida a sus personajes y al guión que creaban.

Descubrí que cosas como los signos de exclamación, las cursivas y los cambios bruscos (guiones) y las síncopas (puntos) contribuían a crear la ilusión de que una persona pensaba. Solía divertirme poniendo puntos suspensivos donde menos se esperaba, no al final de una frase sino en la mitad, para crear el efecto… de un ritmo discontinuo

En 1978, Kapuściński se auto-consideró un simpatizante del Nuevo Periodismo norteamericano, una corriente que definió como la narración de unos hechos reales caracterizados por el empleo de técnicas literarias de expresión. Consideraba el nuevo género como «periodismo libresco» y más tarde Hunter Thompson, uno de los principales exponentes de dicha corriente la definiría de la siguiente manera:

Un tipo de reporterismo consistente en sumergirse hasta la coronilla en los hechos y situaciones que el periodista quiere desentrañar. El reportero gonzo no sólo observa pacientemente o acompaña a los protagonistas de los acontecimientos- a la manera de James Agee- , sino que él mismo se convierte en un verdadero participante observador; desde el interior de la situación, es capaz de ofrecer después un relato que nace sobre todo de la propia experiencia .

La obra kapuścińskiana constituye un interesante estudio de caso para analizar y adentrarse en las técnicas del neo-periodismo por varias razones. En primer lugar su periodismo abarca una amplia gama de temas controversiales que comparte también con otros periodistas literarios norteamericanos. Aplicó a dichos temas de no-ficción, técnicas de la escritura de ficción, un fuerte voz de narrador testigo que discute con el lector sus pensamientos y sentimientos internos, evaluaciones subjetivas de protagonistas y hechos reales del mundo social y político, personajes compuestos (formados de más de una persona), citas directas, diálogos y la cobertura de hechos, en su mayoría, indocumentados. Similarmente a otros periodistas literarios, Kapuściński utiliza el modelo cuentista de la narrativa y otras técnicas estilísticas asociadas usualmente en la escritura de ficción.

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