Cuatro horas en Dubai

No es cualquier mes en Dubai. Del 6 de junio al 6 de julio se celebra cada año en esta lujosa urbe popularizada por sus jeques, desiertos, resorts, rascacielos y vehículos ultra-modernos y ultra-costosos, el Ramadán. Desde que sale el sol hasta que se vuelve a poner, muchos musulmanes creyentes ayunan como parte de las tradiciones asociadas a esta festividad sagrada. Considerado como uno de los pilares del islam, estos treinta días no se tratan solo de abstenerse de alimentos, bebidas (incluyendo agua), tabaco y relaciones sexuales, sino más que nada de reenfocar la atención hacia la fe, la auto-disciplina y actos de caridad y solidaridad con los más necesitados.
Una vez atardece los musulmanes creyentes se congregan para celebrar iftar, una comida familiar y, de esta manera, dar fin al ayuno. Es el momento más esperado de todo el día y se espera con gran ansia. Luego se acostumbra ir a la mezquita para recitar rezos Tarawih y, más tarde se visitan amigos y familiares. Los dulces, las galletas y los postres cobran especial importancia durante Ramadán, así como el café árabe sazonado con especias como cardomomo y azafrán. Tras el atardecer, la comida se torna el pasatiempo favorito entre creyentes y el centro de toda la atención.
Dubai se ha convertido en los últimos años en uno de los principales epicentros del Este, hogar de miles de musulmanes de diferentes países: los Emiratos, el Líbano, Jordania, Paquistán, Bangladesh, la India, Indonesia, Singapur, entre muchos más. El Ramadán, por otra parte, representa una festividad particularmente importante sobre todo en una ciudad como esta donde se amalgama Este con Oeste y lo antiguo y tradicional con la modernidad. 
El encuentro entre tantas culturas, razas y modos de vida que cohabitan en Dubai permite un mayor entendimiento sobre el islam y las tradiciones asociadas a esta religión. 
Tras un mes de ayuno y congregación, se celebra Eid Al Fitr, una festividad que dura tres días y se caracteriza por el dulzor de sus platos. Las galletas típicas que suelen prepararse para Eid se llaman maamoul. Los musulmanes también aprovechan este mes sagrado para comprar prendas de ropa, regalar juguetes a los niños y dar ofrendas a los necesitados. En Dubai la ciudad se engalana y celebra Ramadán de un modo muy especial y como no es de sorprender, el lujo también juega un papel importante.
En las cuatro horas que ha durado mi trasbordo aquí he sido capaz de absorber la energía particular que se produce en Ramadán, en la que todo fluye de un modo más lento y tranquilo y el énfasis se pone no solo en la disciplina y el compromiso individual, sino también en la unidad colectiva y la comunidad. 
Nadie tiene prisa durante este mes y por tener que acostumbrarse al ayuno y todo lo que implica abstenerse de alimentos durante largas horas, existe también mayor tolerancia, paciencia y aceptación. Esto es, desde luego una de las riquezas del mundo árabe de la que todos podríamos aprender y asimilar. 

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