Dudes with Swords



Si esto no es un curso de Antropología 101, no me explico qué será. Estamos en Nueva Delhi. Es otra dimensión, esto aquí. ¨Shukriya, Govind¨, le digo a nuestro nuevo amigo, encargado del hotelito donde nos estamos alojando, que queda justo enfrente a un crematorio enorme. Somos mochileras, y claro, el presupuesto apenas alcanza. Sin embargo, con una sonrisa basta. Govind nos ha ayudado a aclimatarnos perfectamente bien. Por su recomendación llegamos al Templo de Oro, la hermita mayor de los Sikh. En el poco tiempo que llevo aquí, observo cómo se me hace casi imposible diferenciar e identificar los grupos culturales/religiosos/espirituales, como quieras llamarle, que conviven en este país. El número es infinito. Sólo sé una cosa. Todo es símbolo. Todo es identidad. Los sikh, por ejemplo, nunca se cortan el cabello. Se lo amarran en forma de dona en el tope de la cabeza y luego lo cubren con un turbante. Llevan una espada pequeña que cuelgan del pantalón. Incluso los niños! Ah, y una pulsera de plata o cobre en la muñeca derecha (kara). Tampoco se afeitan la barba ni el bigote. A primera vista, las mujeres son igualitas a las hindúes. Visten saris brillantes y todo el resto del ajuar, la joyería, bindis, etc. La verdad es que aún no logro identificarlas. La identidad femenina es anónima, oculta, mientras que la del hombre parece ser uno de los rasgos más fehacientes de esta sociedad.
El Golden Temple es posiblemente el lugar más inverosímil que he visitado en mi vida. Se trata de una enorme estructura, casi una plaza en realidad, todo en mármol blanco. La gente camina descalza, todos dejan sus zapatos en la entrada. Los hombres parecen ser sacados de un cuento de hadas, tipo magos, brujos. Cubren sus delgados torsos con un pedazo de tela enorme de colores brillantes y un cinturón. Naranja y morado parecen ser los colores preferidos. En el centro de la ¨plaza¨ y detrás del templo principal, desde donde escuchamos la voz de un guru que llama a los discípulos a rezar por un altoparlante, se halla una enorme fuente. El calor es tan sofocante que los niños se refrescan los pies dentro de ella. Algunos hombres también intentan pescar (eso nunca lo entendí muy bien). Andrea y yo nos sentamos en el suelo. Nos cubre del sol un arco. Por lo menos el suelo de mármol donde nos tiramos es fresco porque el calor es casi insoportable. Te chupa las fuerzas, la energía. Durante un largo rato sólo compartimos silencio, risas incesantes y miradas de ¨Where the fuck are we, dude?!¨. El sudor no cesa de bajarme por la espalda, la cabeza, las mejillas. Llevamos nosotras también, un turbante en la cabeza, aunque no hay duda que cualquiera es capaz de identificarnos. Los magos caminan con sus espadas; las mujeres nos miran y se ríen entre ellas. Somos las únicas turistas, las únicas blancas, occidentales. Somos ¨El Otro¨. Somos espectadores de un gran circo cultural. Observamos desde cerca las actividades de estas personas hasta que se nos acerca un grupo de niños curiosos. ¨You are sessi¨, me dice el más pequeño. ¨One foto, please¨, le dice otro a mi amiga. Nos tomamos un par de fotos y decidimos retomar el rumbo.




¨No huelo muerte, a pesar de que estamos justo enfrente del crematorio ese¨, me dice mi amiga desde la terraza del hotel. El cielo es igual que en San Juan. Si tapara mis oídos para bloquear el sonido incesante de las bocinas, podría imaginarme que estoy en casa. Hace calor, mucho.

En el aire... De camino a Hindustán

4 de julio de 2008

Culminando mi primer bocado de la India, comienza a volar mi mente. Entre sabores de gelatina rellena de nueves y de color naranja casi fosforescente, arroz basmati con petit pois y curry a un lado. Por otro, tofú junto a algún tipo de carne de soja y yogur natural que sirve para apaciguar el calentón del ají. Me pregunto: ¿Cómo será este país que durante tantos años he anhelado pisar? Tal vez por esta razón aquel leedor del tarot me dijo una vez que tengo descendencia del Bengal. Pruebo otro bocado, aunque esta vez se trata de una bolsita rellena de cientos de especies multicolores que sirven de digestivo. Rosa. Jengibre. Regaliz. Es todo una elaboración sumamente detallada, perfectamente pensada y prácticamente imposible de descifrar. Una verdadera explosión de sabores. Y esto, queridos, es sólo una muestra aérea, desafiante y seguramente insemejante de lo que me espera... Trago el último bocado de ají y decido tomar una siesta.

LA FIGURA DE «EL OTRO» EN LA OBRA PERIODÍSTICO-LITERARIA DE RYSZARD KAPUŚCIŃSKI (1932-2007)



Introducción

Para propósitos de este trabajo, expondremos uno de los grandes temas de la obra del fenecido periodista polaco, Ryszard Kapuściński: «El Otro» desde el modelo etnográfico de la antropología cultural y el modelo historiográfico que adoptó del antiguo historiador, Heródoto. Como base de su metodología reporteril, Kapuściński empleaba la observación-participativa en su trabajo de campo y muchas de sus obras subrayan la importancia de la figura de «El Otro» como sujeto de estudio in situ y una de las fuentes primordiales del reportaje periodístico. La presente investigación comienza por definir el concepto de «El Otro» y su contexto en el oficio periodístico y luego pasa a ahondar en la principal convicción que postula el periodista con relación a esta figura. Finalmente, se introducen en este epígrafe dos figuras claves que influenciaron la percepción humanista y la metodología reporteril del periodista con relación a «El Otro». Se trata, en primer lugar, del antropólogo Bronislaw Malinowski, quien aportó un método etnográfico para la antropología cultural moderna, aplicada posteriormente por Kapuściński. Se analizará en esta sección la técnica que emplea Kapuściński en comparación con su antecesor, Malinowski. En segundo lugar, se presentará el modelo historiográfico de Heródoto, quien influenció la concepción kapuścińskiana en cuanto al periodismo, la historia, la memoria como herramienta periodística y el entendimiento en cuanto a los sujetos de estudio.


«El Otro» en la obra kapuścińskiana
Si tuviéramos que señalar una figura, un símbolo que predomina en la obra de Kapuściński, sería sin duda «El Otro». Entendemos por el Otro a un individuo distinto a uno, aunque el concepto puede ser interpretado de muchas maneras dependiendo del uso en el que se emplee, el contexto histórico y el espacio socio-cultural. Para Kapuściński el encuentro con el Otro forma parte de una exigencia interior propia. El motor que lo impulsa y moviliza es precisamente conocer, comprender y compartir con personas de otras culturas para luego dar fe de sus realidades y narrar lo que viven. Los Otros son una figura bifurcada, que por una parte es semejante a cualquier otro ser humano, simplemente por compartir una naturaleza biológica y emocional en común. La otra dimensión, sin embargo, es aquella que nos separa, crea barreras entre naciones y personas: la cultura, y todas sus manifestaciones (lenguaje, raza, poder social, etc.). En su visita a las aldeas etíopes, por ejemplo, Kapuściński recuerda cómo los niños le llamaban ferenchi, término que significa precisamente "otro" o "extraño".

Es cierto que el Otro, a mí, se me antoja diferente, pero igual de diferente me ve él, y para él yo soy el Otro. En este sentido, todos vamos en el mismo carro. Todos los habitantes de nuestro planeta somos Otros ante los Otros: yo ante ellos, ellos ante mí .

Como parte de su metodología de reportero Kapuściński hace un recorrido de todos estos personajes e interlocutores con quienes se ha encontrado a través de sus viajes por el mundo. Son precisamente estas las personas que, según él, constituyen el fundamento del oficio periodístico. El periodismo, desde luego, no constituye una expresión del talento individual del reportero, sino una obra colectiva que depende de la presencia de los otros. Son estos interlocutores quienes cuentan las historias de sus vidas y van trazando los pedazos de realidad que más tarde serán reconstruidas en reportajes y crónicas.

La fuente principal de nuestro conocimiento periodístico son «los otros». Los otros son los que nos dirigen, nos dan sus opiniones, interpretan para nosotros el mundo que intentamos comprender y describir. No hay periodismo posible al margen de la relación con los otros seres humanos .

Siguiendo esta línea de pensamiento el periodismo representa una profesión principalmente gregaria, ya que sin la participación, ayuda y el pensamiento interior de otros sujetos, no podría llevarse a cabo. Precisamente por su carácter humano, el periodismo se trata además de un oficio delicado, donde la responsabilidad epistemológica del reportero recae en su medición de palabras y el respeto de la imagen del otro. La relación, por tanto, entre periodista y sujeto de trabajo es recíproca y necesaria, aunque también muy sensible.

(…) nosotros nos vamos y nunca más regresamos, pero lo que escribimos sobre las personas se queda con ellas por el resto de sus vidas. Nuestras palabras pueden destruirlos. Y en general se trata de gente que carece de recursos para defenderse, que no puede hacer nada.


Para lograr comprender la importancia de la figura del Otro en la obra de Kapuściński, es fundamental trazar su origen desde una perspectiva histórica. “El encuentro con el Otro, con personas diferentes, desde siempre ha constituido la experiencia básica y universal de nuestra especie" . Desde el momento en que ocurrió el primer encuentro entre dos tribus, según Kapuściński, se dio posiblemente uno de los descubrimientos más trascendentales en la historia del hombre. Según el razonamiento del autor en la historia se ha demostrado que en innumerables ocasiones la opción más frecuente del hombre ha sido adoptar una actitud violenta ante el Otro, ya que a lo desconocido se enseña a temerlo, a huirle, a azotarlo. Lo extraño se rechaza.

Es posible que la cosa derive hacia un duelo, un conflicto o una guerra. Testimonios de tales desenlaces llenan todos los archivos imaginables y dan fe de ellos los incontables campos de batalla y los restos de ruinas diseminados a lo largo y ancho del mundo. Todos ellos son la demostración de la derrota del hombre; de que éste no ha sabido o no ha querido hallar una manera de entenderse con los Otros .

En pocas ocasiones se ha optado por establecer una relación de cooperación y entendimiento con el Otro, sin embargo en las rutas comerciales ancestrales el Otro se convertía no sólo en cliente o suplidor, sino también en fuente de inspiración de intercambio de ideas y valores. Merece la pena señalar otra perspectiva que adopta Kapuściński y es clave para comprender esta noción. Se trata de una de las principales tesis de Emmanuel Lévinas, “quien llama acontecimiento al encuentro con el Otro" . En El tiempo y el otro Lévinas enuncia que el individuo no debe sólo intentar lograr un entendimiento mutuo y ponerse al mismo nivel que el Otro, sino que es la obligación moral del hombre ser responsable de éste. Esta tesis representa un reto ético que persigue y moldea los viajes y la visión kapuścińskiana. El encuentro con el Otro, según la filosofía de Lévinas, se fundamenta en un intercambio cultural de valores, ética, comprensión y sobre todo respeto colectivo entre personas y comunidades diversas. Su perspectiva filosófica consiste en intentar salvar y elevar el valor del individuo y mostrar la igualdad entre los unos y los otros. El individuo representa un ser de un valor supremo y sólo a raíz de la salvación individual se logrará el desarrollo y progreso de la sociedad de masas. El encuentro con el Otro constituye, por lo tanto, una experiencia que permitirá la ampliación de fronteras y entendimiento entre sociedades. Lévinas ha "desarrollado la idea del Otro- como ente único e irrepetible- desde unas posturas de oposición, más o menos directas, hacia dos fenómenos aparecidos en el siglo XX y que no son otros que: la aparición de la sociedad de masas, que anula el hecho diferencial del individuo, y la expansión de las destructivas ideologías totalitarias" .

(Para más información tendrá que esperar a la publicación de la tesis--- pronto)

Kapuscinski Non Fiction, en castellano



Kapuscinski en español
La biografía del famoso periodista polaco causa revuelo en los medios internacionales
El fenecido periodista polaco es objeto de serias acusaciones en el libro.

Por Sarah V. Platt

Dentro de unas pocas semanas el nombre del fenecido periodista polaco, Ryszard Kapuscinski (1932-2007), a quien muchos consideran “El cronista del siglo XX”, volverá a producir un fuerte eco en los medios internacionales, casi cuatro años después de su muerte. Esta vez se trata de la traducción al español de la muy polémica biografía titulada “Kapuscinski Non-Fiction” que será publicada en Barcelona prontamente.

La biografía original, escrita en polaco por uno de sus discípulos, Artur Domoslawski, fue publicada el pasado mes de marzo por la Editorial Swiat Ksiazki de Varsovia y ha causado muchísimo revuelo por su polémico contenido. El éxito del libro sobrepasó las expectativas de los editores, alcanzando ser un bestseller en el país por haber vendido sobre 130,000 copias durante las primeras seis semanas de su publicación.

La biografía ha sorprendido a muchos seguidores del autor de “Ébano” y “El emperador”, ya que incluye una serie de acusaciones fuertes sobre éste. Lo inculpa de haber colaborado como espía para los servicios secretos comunistas de Polonia mientras trabajaba para la Agencia Polaca de Prensa (PAP) como corresponsal en el extranjero. También lo acusa de haber hiperbolizado o “coloreado” la realidad de sus historias y mantenido aventuras eróticas con varias mujeres mientras trabajaba en África y América Latina.

Una de las historias que critica más de cerca es el encuentro que el periodista supuestamente mantuvo con Ché Guevara, un dato que nunca llegó a corroborarse. El autor de la obra, quien conoció a Kapuscinski durante sus últimos nueve años de vida y estableció lazos amistosos con el periodista, es colaborador en la Gazeta Wyborcza, el periódico más leído en Polonia, y también ejerce como corresponsal en el extranjero.

A pesar de arremeter fuertemente contra Kapuscinski, su biógrafo señala que no existe duda alguna que los textos de quien fue uno de sus maestros poseen un gran valor literario y creativo, mas sin embargo, no deberían ser considerados como ejemplares del periodismo clásico, ya que la veracidad absoluta de sus reportajes y de sus fuentes es cuestionable. Durante los pasados dos años el biógrafo se ha dedicado a recorrer los pasos del fenecido reportero en los países donde laboró como corresponsal, entrevistando a decenas de personas que compartieron con él. Fue precisamente en estos viajes a Uganda, Angola, Etiopía, México y Bolivia, entre otros países, que Domoslawski encontró incongruencias entre la vida y obra del periodista. Su libro, que dentro de poco estará disponible en España, pretende, entre otras cosas, desmitificar la figura heroica de quien según él, para lograr ser escuchado en el mundo creó una leyenda de sí mismo.

Esta fina línea entre el periodismo y la literatura no es una polémica reciente y en el caso de Kapuscinski pudo haber sido influenciada por una escuela de literatura in facto, la de los reportajes literarios de algunos autores clásicos y neo-clásicos de su país natal, tales como Marian Brandys, Ksawery Pruszynski, o incluso el ganador del Premio Nobel de Literatura 1925, Wladyslaw Reymont.

Kapuscinski, una figura muy respetada en el mundo del periodismo y la literatura, especialmente en Europa, llegó a publicar una extensa obra que reúne sus aficiones por los viajes, la poesía, el reportaje, la crónica, la etnografía y la historia, entre otros campos. Sus textos se caracterizan por amalgamar el periodismo con la literatura en un género difícil de imitar. Su prosa, muy bien traducida al español por Ágata Orzeszek, es deslumbrante y su necesidad de situarse en el lugar de el Otro lo ubica como un gran defensor de derechos humanos.

Según Alfonso Armada, periodista español quien recientemente publicó un artículo titulado “Sombras sobre Kapuscinski”, el polaco era digno de admiración ya que encarnaba los atributos más importantes del oficio: “Humildad para ponerse a la altura de los ojos de su interlocutor, soberano o enterrador; la exactitud de un entomólogo, un historiador o un astrónomo; curiosidad insaciable; valor para ponerse a prueba jugándosela donde ya no queda nadie para contarlo; compasión hacia quienes sólo suelen sufrir la historia; resistencia frente a las adversidades y perseverancia para comprobar hasta el último rasguño y el último dato”. Puede que las acusaciones que aparecen en la polémica biografía cuestionen la autenticidad de Kapuscinski, pero no cabe duda que el periodista poseía un genuino talento para lograr plasmar la realidad del siglo XX y la calidad de su obra es muestra fehaciente de ello. Las revelaciones que aparecen en la biografía tampoco deben cuestionar su ética ni su propósito de dar voz a los desfavorecidos. Kapuscinski sostenía que la guerra era la muestra más grande de la incompetencia y el fracaso del hombre, y precisamente por eso cubrió 27 golpes de estado y revoluciones en todo el Tercer Mundo. Sobrevivió a la malaria, al hambre y a las balas durante casi tres décadas mientras cubría conflictos en toda América Latina, Asia y África. Vivió del otro lado del frente de batalla, muchas veces como el único corresponsal en la zona y se alojó en ciudades mientras eran abandonadas. Solía vivir como los locales, entre la gente.

Entrevistó a dictadores y señores de la guerra, entre ellos a los mandatarios de Etiopía, Haile Selassie y de Irán, Mohammed Reza Pahlevi, cuyos encuentros y análisis reúne en dos de sus obras cumbres: “El emperador” y “El Sha”, ambos publicados por la Editorial Anagrama de Barcelona. Kapuscinski veía el poder autoritario como una enfermedad por la que también él sufrió, desde sus orígenes como niño refugiado de la guerra soviética en Polonia. Estaba del lado de los desfavorecidos, de los pobres. El encuentro con estas personas formaba parte de una exigencia interior propia.

El motor que lo impulsaba y movilizaba era precisamente conocer, comprender y compartir con personas de otras culturas para luego dar fe de sus realidades y narrar lo que vivían. Su obra se ha publicado en más de 30 idiomas, entre ellos el farsi y el húngaro. Y su éxito le llevó a ser merecedor de varios galardones, entre ellos el Premio Príncipe de Asturias en 2003 y varios Doctor Honoris Causa en universidades europeas.

Cultura cervecera



Artículo publicado en La Revista, sección dominical del periódico
El Nuevo Día (Guaynabo, Puerto Rico)
26 Diciembre 2010

Cultura cervecera
Al alzar una copa para brindar, pocos saben que participan de una antiquísima tradición

Por Sarah V. Platt

En esta época festiva muchos elevarán una copa de cerveza para brindar o festejar con amigos. Pero pocos se detendrán a pensar en el simbolismo cultural que guarda la acción de tomar una simple cerveza.

Como puertorriqueños, no importa el motivo que estemos festejando, sea un viernes social, una reunión familiar, o el cumpleaños de un amigo, muchos somos los que brindamos con una cerveza en mano. Nos caracterizamos por ser un pueblo alegre que se deleita con la gastronomía y la bebida. La cerveza es una de las opciones más populares en el mundo y Puerto Rico no es la excepción.

Pero hay toda una larga cultura y tradición tras el simple acto de tomarse una “fría”.

El origen de la cerveza se remonta a cerca de seis mil años atrás. Según estudios etnográficos, la civilización sumeria que ocupó Mesopotamia elaboraba la cerveza de forma artesanal utilizando como base materias orgánicas tales como cereales, raíces y frutas. Utilizando estos ingredientes, las mujeres se encargaban de producir un brebaje que tras el proceso de fermentación se convertía en una cocción levemente alcohólica, posteriormente utilizada en ceremonias y ritos religiosos. Los sumerios llamaban sikaru a esta versión original de la cerveza, y para endulzarla agregaban miel, semillas silvestres y zanahorias. Para agilizar el proceso de fermentación estos pueblos antiguos masticaban los ingredientes y por medio de la saliva obtenían el producto final de manera más rápida.

El sikaru se popularizó tanto entre estos pueblos que llegó a ser elaborado de diferentes maneras. Se utilizaba como intercambio económico, medicina y ofrenda para los dioses. Asimismo, se consideraba un líquido divino, ya que los pobladores de estas antiguas civilizaciones desconocían cómo funcionaba el proceso de la fermentación y esperaban ansiosamente la transformación del agua y el cereal.

En Egipto también se popularizó la elaboración de la cerveza para efectos religiosos. En algunos museos aún se pueden presenciar numerosos escritos y dibujos que precisan su confección y distribución. Sin embargo, fue gracias a los griegos que la cerveza comenzó a ser comercializada por el Mediterráneo y el resto de Europa. Fue esta cultura la encargada de perfeccionar las técnicas de fabricación y venta de la bebida.

La tradición europea

La confección y el consumo de bebidas alcohólicas constituyen un elemento importante de la gastronomía y la cultura de muchos pueblos. Países como Rusia se caracterizan por la calidad de su vodka, Escocia por su whiskey y en el Mediterráneo el buen vino no suele faltar. Sin embargo, la cerveza, aunque varía en categoría, sabor y aroma dependiendo de la región demográfica donde se produce, se ha popularizado en casi todos los rincones del planeta.

En Europa la cerveza juega un papel muy importante en el ámbito social, cultural, gastronómico y económico. En casi cada taberna del Viejo Mundo es posible conseguir una rica cerveza y son populares las festividades culturales que celebran el consumo y la elaboración de esta bebida.

Algunos países con gran tradición cervecera:

* La República Checa es el país de mayor consumo cervecero en el mundo, especialmente la región de Bohemia, donde se encuentra Praga, la capital.


* Bélgica figura como uno de los países europeos con mayor tradición cervecera, donde se producen más de trescientos tipos de la bebida. En la región flamenca de Pajottenland se confecciona la cerveza Lambic, una de las más populares.

* Alemania, precisamente la ciudad de Munich, es la sede del aclamado festival Oktoberfest, un evento que reúne a miles de visitantes para disfrutar de degustaciones, visitas a cervecerías y otras actividades relacionadas a la cultura cervecera.

* Irlanda es cuna de la mundialmente aclamada Guinness, una cerveza oscura, de mucho cuerpo y de categoría stout, que lleva produciéndose cerca de 250 años en el país.

* Los países bajos, en particular la ciudad de Amsterdam alberga la fábrica-museo Heineken, donde se produce la legendaria cerveza.



La tradición local

Hasta hace poco la variedad de cervezas en Puerto Rico había sido restringida. En 1937 se fundó en Mayagüez la Cervecería India -hoy conocida como Cervecera de Puerto Rico- productora de las cervezas India, Medalla Light y Silver Key Light. Entre 1957 y 1987, aproximadamente, también se vendió la cerveza Corona, producto de la cervecería del mismo nombre.

Aún es difícil conseguir en la mayoría de los bares una oferta que vaya más allá de las usuales variedades. Sin embargo, con la apertura de establecimientos como Old Harbor Brewery y La Taberna Lúpulo, ambos en el Viejo San Juan, ha surgido una nueva tendencia. El primer establecimiento produce sus propias cervezas, mientras que el segundo ofrece una amplia variedad de cervezas artesanales importadas.

Según dice Christopher Hoppes, uno de los dueños de La Taberna Lúpulo, que recientemente abrió sus puertas al público, “vemos un gran potencial en la Isla. A pesar de que al inicio pensamos que la mayoría de los clientes se interesarían por cervezas ligeras, cada día hay más personas que quieren experimentar con su paladar y probar variedades nuevas”.

El concepto detrás de La Taberna Lúpulo surgió cuando Hoppes, un verdadero connoisseur de la cerveza y su socio, se vieron en la imposibilidad de conseguir sus cervezas favoritas en la isla. Ahora, gracias a la mano de Craft Beer Distributors of Puerto Rico, una compañía pionera en la repartición de cervezas artesanales, el bar se suple de una amplia variedad de bebidas exóticas que se han tornado muy populares entre los consumidores locales.



“Puerto Rico se está convirtiendo en el centro gourmet del Caribe, en términos de arte y gastronomía. Nosotros somos muestra de cómo existe un potencial de expansión en el paladar de los puertorriqueños”, expresa Hoppes. Comenzando en enero La Taberna Lúpulo ofrecerá no sólo su menú diario de cervezas artesanales, sino también alrededor de sesenta cervezas de barril para continuar fomentando esta nueva tendencia en nuestra Isla.

Por su parte, la cervecería Old Harbor, que lleva ya seis años en operación, ha fomentado la fidelidad de sus clientes mediante la introducción periódica de nuevas cervezas y la creación de un club de socios.

Según reportajes publicados, Old Harbor Brewery no sólo se especializa en la confección de cervezas sino que ofrece variedad de platos con cortes de carne Black Angus y langostas frescas.

El lugar es frecuentado por turistas de lugares tan distantes como Japón, Croacia, China, España, Alemania, Holanda, Brasil, Portugal, Australia e Italia, entre otros países, según sus dueños.


Recientemente, la cervecería recibió la medalla de plata en la competencia mundial “World Beer Cup 2010”, celebrada en Alemania. El galardón fue por su cerveza Weizenbook. Posteriormente, en verano, la cerveza tipo Pale Ale Old Harbor fue premiada en Estados Unidos con el premio Mid-Atlantic/Southeast.



Cómo se elaboran

Conocida desde la antigüedad, la cerveza es una bebida fermentada que se produce a base de ingredientes naturales, entre ellos el cereal, malteado, lúpulo, o planta aromática, levadura y agua. Combinadas a la perfección, estas sustancias producen un brebaje amargo conocido como mosto. La unión de mosto y levadura produce lo que conocemos hoy como la cerveza. El cuerpo, porcentaje de alcohol, textura, sabor y aroma de las cervezas que se elaboran en el mundo actual dependen, casi en su totalidad, del mosto cervecero y el tipo de cereal que se utiliza en su fabricación.

Sin embargo, la levadura es posiblemente uno de los ingredientes más importantes en la confección de esta bebida. Pocos saben que se trata de un hongo unicelular cuyo trabajo es digerir el azúcar y las proteínas del mosto. De un líquido amargo y difícil de asimilar, cuando se le agrega levadura, el mosto pasa a convertirse en una bebida rica en aroma y sabor.

Existen dos principales clases de cervezas: ale y lager. Las primeras se elaboran a temperaturas altas y luego se enfrían y depositan en tanques de fermentación. Las lager, por otra parte, se producen con levadura de diferentes temperaturas antes de comenzar su fermentación. De este proceso dependerá el toque final y la personalidad de la cerveza.

Las cervezas porter y stout son variedades de las ale, más oscuras de color y con más cuerpo. Las pilsners son una variedad de las lager, usualmente más pálidas de color y con mayor acidez en sabor.

A su salud

Tomar una cerveza entre amigos no sólo conlleva un momento para compartir y gozar de buena compañía, sino también grandes ventajas para la salud cuando es consumida en moderación. Según estudios recientes del Consejo Superior de Investigación Científicas de España, el consumo moderado de cerveza ayuda a prevenir numerosas enfermedades como el cáncer y ayuda a mejorar la salud cardiovascular, ósea, neuronal, el sistema inmunológico y gástrico. Por su bajo contenido calórico, compuestos vitamínicos y su alta proporción de fibra y minerales, la cerveza resulta ser una bebida provechosa para la salud.

Una mirada al mundo