Cuatro horas en Dubai

No es cualquier mes en Dubai. Del 6 de junio al 6 de julio se celebra cada año en esta lujosa urbe popularizada por sus jeques, desiertos, resorts, rascacielos y vehículos ultra-modernos y ultra-costosos, el Ramadán. Desde que sale el sol hasta que se vuelve a poner, muchos musulmanes creyentes ayunan como parte de las tradiciones asociadas a esta festividad sagrada. Considerado como uno de los pilares del islam, estos treinta días no se tratan solo de abstenerse de alimentos, bebidas (incluyendo agua), tabaco y relaciones sexuales, sino más que nada de reenfocar la atención hacia la fe, la auto-disciplina y actos de caridad y solidaridad con los más necesitados.
Una vez atardece los musulmanes creyentes se congregan para celebrar iftar, una comida familiar y, de esta manera, dar fin al ayuno. Es el momento más esperado de todo el día y se espera con gran ansia. Luego se acostumbra ir a la mezquita para recitar rezos Tarawih y, más tarde se visitan amigos y familiares. Los dulces, las galletas y los postres cobran especial importancia durante Ramadán, así como el café árabe sazonado con especias como cardomomo y azafrán. Tras el atardecer, la comida se torna el pasatiempo favorito entre creyentes y el centro de toda la atención.
Dubai se ha convertido en los últimos años en uno de los principales epicentros del Este, hogar de miles de musulmanes de diferentes países: los Emiratos, el Líbano, Jordania, Paquistán, Bangladesh, la India, Indonesia, Singapur, entre muchos más. El Ramadán, por otra parte, representa una festividad particularmente importante sobre todo en una ciudad como esta donde se amalgama Este con Oeste y lo antiguo y tradicional con la modernidad. 
El encuentro entre tantas culturas, razas y modos de vida que cohabitan en Dubai permite un mayor entendimiento sobre el islam y las tradiciones asociadas a esta religión. 
Tras un mes de ayuno y congregación, se celebra Eid Al Fitr, una festividad que dura tres días y se caracteriza por el dulzor de sus platos. Las galletas típicas que suelen prepararse para Eid se llaman maamoul. Los musulmanes también aprovechan este mes sagrado para comprar prendas de ropa, regalar juguetes a los niños y dar ofrendas a los necesitados. En Dubai la ciudad se engalana y celebra Ramadán de un modo muy especial y como no es de sorprender, el lujo también juega un papel importante.
En las cuatro horas que ha durado mi trasbordo aquí he sido capaz de absorber la energía particular que se produce en Ramadán, en la que todo fluye de un modo más lento y tranquilo y el énfasis se pone no solo en la disciplina y el compromiso individual, sino también en la unidad colectiva y la comunidad. 
Nadie tiene prisa durante este mes y por tener que acostumbrarse al ayuno y todo lo que implica abstenerse de alimentos durante largas horas, existe también mayor tolerancia, paciencia y aceptación. Esto es, desde luego una de las riquezas del mundo árabe de la que todos podríamos aprender y asimilar. 

Tú no eres boricua na'

Ayer, por la primera vez en treinta y cuatro años de vida, mi puertorriqueñidad fue retada. Ante la insistencia de un nuyorican en el Puerto Rican Day Parade que se celebra cada verano en Nueva York, me encontré con la complicada e intimidante disyuntiva de tener que probar mi identidad cultural. En la psicología le llaman proyección cuando una persona expone y revela a otros sus propios prejuicios y sentimientos encontrados. Como cuando una persona muy gorda te dice que debes bajar de peso o que te ves mal con x ó y vestido porque te acentúa las libras de más. 
En el caso de los boricuas en la diáspora- muchos de los cuales hablan un español chispoteado o no pronuncian palabra alguna en esta lengua- el tema de la identidad es algo que se debe probar ante la sociedad, ante otros boricuas y más que nada, ante sí mismos. Batallan a diario con la auto-identificación y la reafirmación de identidad entre los espacios y los grupos con los que coexisten. Por no ser ni de aquí ni de allá en su enteridad, muchos sienten la necesidad de competir por quién es más boricua que quién.
-"¡Viva Puerto Rico!", gritó una mujer cincuentona tras el paso de una carroza decorada de brillo azul, rojo y blanco entre las Avenidas Lexington y Quinta de Manhattan. 
- "¡Libre!", exclamé yo al cabo de su intervención.
- "¿Libre lo quieres tú?", añadió como cogiéndome pena, antes de taparse la frente con la mano.
- "Yo también lo quiero libre", interrumpió quien pareciera el hijo o sobrino de la mujer: un hombre puertorriqueño que se trasladó al Barrio, o Spanish Harlem, en los ochenta y hoy día viste de cadenas, mahones abombachados y camiseta sin mangas.
-"A mí me gusta Pedro Albizu Campos", añadió.
Y lo que a primera instancia aparentó ser una conversación sana, amigable y sensata, de repente se tornó muy retante y pasiva-agresiva.
-"Tú no eres boricua na'", me dice el hombre girándose y mirándome de reojo. 
-"Sí soy", le contesté ingenuamente.
Paso seguido inició una conversación muy rara e intimidante. Entre múltiple banderas, parafernalia y simbología cliché de la puertorriqueñidad en la diáspora (güiros, coquíes y arte taíno), me encontré en el mismo medio de una lucha de identidad con implicaciones y connotaciones muy profundas.
-Si eres boricua de verdad, ¿cuál es el pueblo del café?", me dijo en un tono retante. 
Antes de contestar, me vinieron a la mente una lista de al menos cuatro: Maricao, Yauco, Adjuntas, Lares...
-"Ves que tu no eres boricua na'", respondió.
- "Y Pedro Albizu Campos, ¿nació en Lares?", continuó.
-"No", le contesté, aunque desconocía hasta ese momento su verdadera ciudad de nacimiento.
-"¿Y dónde nació entonces?", me dijo con una sonrisa burlona entre dientes. 
Los dos segundos de silencio fueron suficientes para que me amenazara nuevamente con un: Tú no eres boricua na'.
Y con esto estaba más que claro que aquella conversación no terminaría bien, por lo que decidí marcharme antes de que me hirviera la sangre, se me acabara la paciencia con aquel hombre y le mostrara la "verdadera puertorriqueñidad" que esperaba de mí. Faltaba que me convirtiera en una yal, le mostrara un tatuaje enorme de la bandera boricua en el pecho o le saliera de atrás pa' lante con una cafrería para que me dejara en paz.
Me retiré de aquel lugar con un sabor amargo en la boca. Aquello no era sinónimo de unión, orgullo o solidaridad con los hermanos, sino una prueba de una identidad artificial y estereotipada. ¿Conocer el lugar de nacimiento de Albizu Campos te hace más o menos boricua que alguien que lo desconoce? ¿Es ese el verdadero criterio?
En estos momentos en que vivimos, como puertorriqueños dentro y fuera de la isla, somos eje de tanto discrimen, tanta violencia y tantas muestras de odio por ser "el otro". Sin embargo, continuamos siendo atacados por nosotros mismos. El boricua tiene un enemigo muy grande y muy poderoso: sí mismo.
¿Qué significa en realidad ser boricua? ¿Ponerte una camisa de la bandera, subir a todo volumen el reguetón en el radio de tu carro, conocer el lugar donde nacieron líderes nacionalistas, vivir o no vivir en la isla, rajar la palma o la pava, bailar salsa o hip hop, hablar español con o sin acento? 
En todo caso, ¿quién establece los criterios? Si cuatro millones de puertorriqueños viven en la isla y una mayor cantidad en la diáspora, no debe ser asombroso comprender y aceptar que cada quien ha asimilado su bagaje cultural de un modo diverso y las influencias de la cultura predominante en nuestro entorno juegan un papel significativo en la confección de nuestra identidad tanto individual como colectiva.
Sueño con el día en que podamos ser tolerantes con el otro y con nosotros mismos y dejemos atrás los complejos, las inseguridades y la necesidad de competir y sentirnos más o menos que nuestros hermanos. 

10 Things You Should Know Before Going to India


Text & photos by Sarah V. Platt
India, formerly named Hindustan, is a country of great contrast and sensory explosion. Vibrant colors, spicy chilies, smells of incense and curry, and little words are able to explain what this incredibly intriguing nation and its ability to inspire, frustrate, thrill and confound- all at once- can do to the lucky ones who are able to set foot on this land.
Geographically speaking, India has a mind-bending diversity that ranges from snowcapped mountains to sun-washed beaches. Culturally, this land prides itself with an array of ethnicities, religions, races, and an enormous diversity of cultural expressions that pertain to over a billion people who call this land their home.

“India is one of the planet’s most multidimensional countries, presenting a wildly diverse spectrum of travel encounters. Some of these can be challenging, particularly for the first-time visitor: the poverty is confronting, Indian bureaucracy can be exasperating and the crush of humanity sometimes turns the simplest task into an energy-zapping battle. Even the most experienced travelers find their sanity frayed at some point, yet this is all part of what makes India a unique travel destination”--- Lonely Planet.

 
  1. Nothing will prepare you enough for this trip

India will make plans for you, not the other way round. No matter how much pre-trip preparation you will engage in (although still extremely necessary), nothing will prepare you enough for what you are about to experience.
“Demystifying India is a perpetual work-in-progress and for many travelers that’s precisely what makes her so deeply addictive”—Lonely Planet.
The best advice you can get is to let go and flow with what India has in storage for you. Try not to compare, judge or fight against the current while you are in this country. Embrace the chaos, breathe in and absorb all the mysticism, and prepare to become forever changed.
 
  1. India is NOT for everyone

“Love it or loathe it--- and most visitors seesaw between the two--- India will jostle your entire being and no matter where you go or what you do, it’s a place you’ll never forget”—Lonely Planet.
Some travelers visit India with expectations in mind that are rarely met. Prepare to be shocked, enraged, frustrated, uncomfortable- as well as extremely happy and forever metamorphosed. The first couple of days in this country are usually quite tough. Everything is different and your mind and body will require time to adjust. 
Jet-lag is harsh for some travelers so make sure you get enough rest once landed. Extreme socio-economic contrasts, changing weather, and food you are not used to and conditions that are not always familiar convert this location in a destiny not suitable for everyone. However, if you have an open mind and are willing to experience new adventures, buckle up and prepare for a life altering experience.

 
  1. You will get Delhi Belly

Delhi Belly is a colloquial term for a very common stomach flu that most travelers face when visiting India. Most people feel the symptoms within the first 3-5 days upon arriving the country, although others will not become sick until sometime after. 
Whether you are extremely cautious and paranoid about taking sanitary precautions or not, prepare yourself for a couple of days of diarrhea, vomiting, nausea, indigestion and stomach discomfort. You will not die and it will not last forever. Just make sure you are well-equipped with a first aid kit that includes Imodium, Pepto-Bismol and other stomach flu over the counter meds, so this process flows as best as possible. 
Also remember that during your trip you should avoid (at all costs) drinking tap water, drinks that include ice or water (this includes fruit juice or any other beverage that uses water in its preparation), fruits that are not peeled, bottled water that has already been opened or used, brushing teeth with tap water or opening your mouth while in the shower. Make sure to wash your hands as frequent as possible (hand sanitizer is always a good option) and bring along toilet paper with you all the time as toilets are rarely equipped with this “luxury”.

  1. India will change you forever

Although previously mentioned and may sound like a cliché, India will definitely change your life and the way you see things. Whether you like it or not, you are about to engage in an experience that will forever transform you. Be grateful, as not everyone will have the opportunity of experiencing something like this during their lifetime. 
India is a deeply spiritual land filled with mysticism, legend, myth, and an extremely profound soul. You will encounter people, situations and a surreal realm that is not habitual to the western world. Especially those travelling as part of a program or to do volunteer work with the needy, prepare to be forever altered.
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  1. Don’t leave home without…

  • A visa, travel insurance & vaccinations
  • A well-concealed money belt (money should be taken in cash although big cities will have ATM´s and in some places –definitely not all- credit cards may be accepted). The Indian currency is rupee and a currency converter app such as XP is recommended.
  • A small flashlight (in some areas, street lights are rare)
  • Good quality earplugs (as some locations- mostly urban- can be quite noisy at night)
  • Waterproof flip flops to use in the shower
  • International adaptor plug (you may find this in Marshall’s or TJ Maxx)
  • Umbrella, poncho, waterproof boots for monsoon season (be ready to get wet!)
  • First aid kit (Tylenol, Triple Antibiotic cream, Bandages, Stomach flu meds, etc.)
  • An open mind (expect the unexpected!)

  1. The Holy Cow

Travelling through India, especially in the big cities, can be an impressive and overwhelming experience. Heavy traffic made up of cars, bicycles, rickshaws, motorcycles, carts pulled by frail animals and/or humans, strolling cows and people walking- all at the same time- will make you feel greatly lost in translation. 
Everyone beeps their horns constantly as a way of recognizing others’ presence. All this chaos is governed by internal laws of traffic and indecipherable comprehension on behalf of the locals. And one of the most impressive things to observe is the presence of cows- everywhere! 
In India cows are considered to be holy and therefore nowhere in this country will you be able to eat beef. Actually, most people in India are vegetarian and do not consume anything made from cow apart from milk and cheese. Best to not even mention beef or hamburgers to a local as it will probably be considered disrespectful. 
People often share their homes with farm animals and cows are considered to be domestic creatures. In Indian mythology, cows also occupy a respectable position. In the Purana (one of the most sacred Hindu texts), for example, one of the most precious creatures is in fact Kamdhenu, a cow that fulfills all wishes.

  1. Hinduism is the main religion

Approximately 80% of Indian population is Hindu. Contrary to other religions, Hinduism does not have a founder or sacred book, and is based mostly on Indian mythology. The Ramayana and The Mahabharata are two classical books that collect verses and prose related to mythology, the main Hindu teachings and Indian history and politics. 
The base of this religion is the belief in a trilogy: Brahma (the Creator), Shiva (the Destructor) and Vishnu (the Preserver). Hindus believe in reincarnation- therefore, after death, a person will be reborn into a higher level of existence until he or she has obtained the highest level of connection with the supreme cosmic energy,  or ‘eternal soul’, known as atman. 
Hindus are also animists and have personified different deities: Ganesha (elephant god), Hanuman (monkey god), Chandra (moon god), Surya (sun god), etc. Many Hindu temples are fascinating and surreal, so be prepared to be mind-blown! In general terms, Hindus believe in karma (do as to others how you wish others would do to you), meditation, cremation of their dead, sanctification of the Ganges River, tantra (mind extension), yoga (union of mind, body & soul) and although banned- the caste system.
 
  1. Spirituality overload

Although Hinduism is considered to be the main religion of India, there are hundreds of other religious and spiritual expressions in this country. Some of the most common are: Sikhism, Jainism, Buddhism, Islam and Christianity. 
In very simple terms, Sikhs (2% of Indian population) are followers of Guru Nanak, a man who wrote the Guru Granth Sahib –the Sikh sacred book- who believed that God was found in everyone and everything around us. He died in 1539 and after him, 9 other gurus led the movement, who were also involved in Indian politics. 
Sikhs believe in the 6 K’s: kesh (long hair they never cut), kanga (comb used to keep their long hair tidy), kachcha (underwear), kara (steel bracelet)and kripan (sword or knife used to fight against oppression). They are mostly recognized because of their turbans (usually around 6 meters long so they can tie their never cut hair!). 
Jainism is another religion from India which professes extreme austerity, mind conquest, and reincarnation. Most Jainists are ascetics who believe not in the glorification of a god, but in obtaining self-perfection through material abandonment (some only consume water!). They are vegetarians and profess ahimsa, or non-violence to other creatures. 
Buddhists, on the other hand, profess a similar belief system to Jainists: desire causes suffering, therefore one must free him or herself from desire and learn to control the mind. 
Muslims make up 14% of Indian population and Christians, over 2%. Religion and spirituality is an enormously important part of Indian life and culture!

  1. Caste system

Although eradicated in theory since the 1950’s, thanks in great deal to Mahatma Gandhi, the caste system is still very much felt in India. 
Brahmins (many are taller and have lighter skin- known as teachers) are at the top of the hierarchy and are considered to be the highest class made up of priests, holy men or those who dedicate their life to religion and spirituality. 
Secondly, Kshatriyas (responsible for maintaining law, order and protection against invasors) are the warrior caste, originally made up of people who fought for India- and nowadays, this caste is made up of political leaders, soldiers and rulers. 
Thirdly, Vaisyas (entrepreneurs or merchants who provide goods and services) are mostly darker-skinned. Finally, Shudras or commonly known as the Untouchables, make up the lower class in India and face horrible discrimination for being sewer cleaners, orphans, widows, and other rejected social groups who are forced to live outside the cities and are sometimes considered bad luck. 
Indians are usually born into a caste and will “inherit” the labor or jobs most commonly connected with their equals or relatives. Marriages are often arranged to secure castes.
caste
  1. One visit is not enough

Because of the tremendous variety in terms of geography, culture and spirituality- travelers interested in getting a good grasp of India have to visit the country on more than one occasion. For first time visitors, try to keep it simple in order to avoid becoming overwhelmed with touristic agendas. Some of the top places to visit for the one-timers are:
 New Delhi- Some people love the Indian capital, many others hate it. However, the hustle and bustle of this chaotic city is a must on your list of places to visit in order to get a grasp of Indian metropolis life. Also, New Delhi is home to some of the most impressive temples, museums, bazars, markets and other points of interest.
Jaipur- Known as the Pink City, Jaipur is home to the Amber Fort and is a great point in between New Delhi and Agra, birthplace of one of the main tourist attractions: Taj Mahal, the ultimate monument to love.
 Varanasi is considered to be a holy city and a spiritual center because of its proximity to the Ganges River. Hindu worshippers are found here along the ghats praying, cremating their dead, and bathing in the waters of this river in order to achieve purification. Boat trips along the Ganges either at dusk or dawn can be arranged and are a spectacular. Varanasi is mind-blowing and should definitely be on the top of your list. If you travel from Delhi to Varanasi, a couple of other recommended stops are: Orccha and Khajuraho. For mountain lovers who long to escape the hustle and bustle of the large cities, Dharamsala in the Himalayas is a great option. From here you can explore other Tibetan influenced towns such as McLeod Ganj (headquarters for the Tibetan government in exile and home to the Dalai Lama) and Bhagsu (great place to do a yoga course or retreat!), nests for those looking for spiritual connection, yoga, ayurveda and other traditional forms of healing.

El gallo

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Son las 8:17 de la mañana en Guaynabo City y se abre el portón que conduce a la Calle Vanda. Entra un BMW nuevo de paquete y con la sutileza y elegancia que podría atribuirse al movimiento de un portón de hierro, se dividen dos mundos. Afuera yace el Hogar Crea de este Municipio, o lo que queda del edificio que poco a poco se va arruinando. Adentro, se encierra otro mundo, uno de lujo, riqueza y apellidos de renombre. Y precisamente en el abre y cierra de ese portón se encuentran unos nuevos inquilinos que madrugan cada mañana y parece ser que con cada quiquiriquí, despiertan también a los vecinos.
Me refiero a los gallos que de repente han venido a habitar las zonas urbanas de Puerto Rico. Cada vez que abre o cierra el portón, los conductores tienen que velar por la vida de estas aves que también quieren entrar y se niegan a hacer cola para esperar su turno. Se pasan el día entero cruzando de un lado a otro. Oscilan de la vida callejera, a donde los chicos de Hogar Crea y sus visitantes, hasta el comienzo de la Avenida Los Filtros y luego regresan a la riqueza de la Calle Vanda.
No hay mejor alegoría del campo caribeño que el gallo. No hay gallo tan representativo del campo boricua que los gallos de la Calle Vanda. Parece ser como si la diferencia entre el campo y la ciudad, los ricos y los pobres, se agudizara cada vez más. Antes los gallos solo se veían en zonas rurales de la isla; ahora incluso los vecinos de Miramar escriben cartas al periódico para quejarse de la presencia perturbadora de lo que llaman “criaturas ruidosas y molestosas”.
A través de la historia y de la literatura, el gallo ha simbolizado un vigilante que aguarda la mañana y anuncia la llegada de un nuevo día. En culturas como la puertorriqueña, también representa masculinidad, orgullo, valentía, osadía y coraje. No olvidemos que las peleas de gallo siguen siendo un pasatiempo favorito para muchos. El poeta Luis Palés Matos y muchos otros maestros de la literatura puertorriqueña han dedicado páginas enteras a escenas de la cotidianidad rural donde los gallos encarnan algunos de los protagonistas principales.
Otro ejemplo es La Carreta de René Marqués, donde se protagoniza la historia de una familia campesina puertorriqueña que en la década del 50 emigra del campo a la ciudad y luego a la metrópoli de Nueva York en busca de una mejor vida. La familia primero se traslada a La Perla, “un barrio de mala muerte” en San Juan. Cargan con una mudanza completa que incluía también sus animales de granja. ¿Cómo dejar atrás los gallos? Su vida, sus motetes y también sus gallos- muestra de la conexión con la tierra y la vida campesina- los arrastra una carreta.

Hoy día la situación no se aleja tanto a aquella. La masiva ola de emigración que acontece en la isla desde que la crisis económica tocó la puerta en el 2009 se considera incluso mayor que aquella que aconteció mientras Marqués confeccionaba La Carreta.


Según El Nuevo Día, entre abril de 2014 y marzo de 2015, se fueron del País alrededor de 86,654 personas. La misma cifra, para el año anterior, rondó en unos 61,099 emigrantes. Esto implica un aumento de un 69%. Entre el 2010 y el 2014, el promedio anual de puertorriqueños emigrados, según los datos del BTS, es de 53,020. Si fuéramos a comparar este índice con las migraciones que ocurrieron a inicios de la década del 1950 -el periodo migratorio pico en la historia de Puerto Rico- proponen que alrededor de unas 47,400 personas salían del País al año. Es decir, nos enfrentamos al éxodo mayor en la historia de la isla.
Las razones para emigrar continúan siendo las mismas. El perfil de las personas, en su mayoría, también. Antes la gente se trasladaba de un lado a otro sin dejar atrás sus pertenencias, que incluían, gallos; hoy día, sin embargo, la gente se monta en un avión y lo deja todo atrás. Se han reportado casos de personas que incluso han dejado sus llaves del auto puestas antes de abordar un vuelo sin regreso a los Estados Unidos.
La isla se nos vacía de personas y se abastece de gallos. Del campo a la ciudad y del Hogar Crea a la Calle Vanda- todo se entrelaza y poco se comprende. Ante el éxodo masivo se acentúan más que nunca las diferencias sociales y económicas y se agravan simultáneamente los obstáculos que impiden un mejoramiento. Tal vez sea hora de replantearnos la pregunta: ¿Cuándo por fin entenderemos que la historia se repite y ya nos toca corregirla de una vez por siempre?

Los sabores de la ruina

Una crónica por Joel Cintrón Arbasetti (Centro de Periodismo Investigativo de Puerto Rico) Katherine Pennacchio (Armando Investiga, Venezuela) y Sarah V. Platt (Universidad de Puerto Rico en Arecibo) como parte del taller: Periodismo que cuenta con Juan Cruz- organizado por la Fundación de Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI) y celebrado en San Juan, Puerto Rico- en marzo de 2016.
Hace cuarenta años Arecibo era considerada una meca cultural; hoy día solo queda un recuerdo de aquellos tiempos. (Foto: Sarah V. Platt)

Vivir aquí ya no tiene sentido. No tiene sentido porque ya no existe. No queda nada más que un recuerdo de lo que fue. Arecibo, la Villa del Capitán Correa, es una metrópoli del norte de Puerto Rico que, en su momento, era una meca de la alta sociedad, ahora lleva muerta más de una década. Vivir en Arecibo no tiene sentido a menos que estés jubilado, tengas varias casas y mucho dinero como para darte el lujo de irte a donde quieras cuando quieras, seas muy mayor o, como unos pocos, los enigmas de la vida te hayan traído hasta aquí.
Caminar por el casco de Arecibo provoca sentimientos encontrados a medio paso entre la confusión, la pena y el temor. Confusión porque si eres relativamente nuevo en el barrio, no comprendes qué fue lo que pasó exactamente.

Aquello parece una amalgama entre la Habana Vieja y la Varsovia posguerra. Las calles desoladas, edificios en ruinas, escombros por doquier, negocios trancados con candados oxidados, letreros de se vende y se traspasa, una que otra anciana que se asoma por el balcón a ver quién es lo suficientemente atrevido como para pasearse por la calle.


El valor histórico y arqueológico de muchos edificios de esta zona es grandioso y se está perdiendo aceleradamente. Sus fachadas, espaciosos balcones y arcos de estilo colonial rememoran otros tiempos.
Arecibo provoca sensaciones de temor pues el vacío y el silencio absoluto son lo único que restan, sobre todo en el casco. Da igual que sea de día, de tarde o de noche. Si vas a pie por las calles del centro, no sabes qué esperar y a menudo cuando te cruzas con una esquina desolada, se te eriza la piel ante tal panorama de camposanto.
 

Este pedazo de ciudad olvidada ha obtenido la mala reputación de ser una zona caliente y según el último censo nacional el 44% de la población vive por debajo del nivel de pobreza.


La tasa de desempleo es de un 15.4%, la alta incidencia de indigentes y el tráfico de drogas y todos sus detonantes son otras de las consecuencias sociales que pueden atribuirse a la crisis que arropa a este municipio.
La situación de Arecibo no se aleja tanto de la realidad de otros pueblos de Puerto Rico, como por ejemplo el barrio capitalino de Santurce.
“En los ‘60 y los ‘70 Santurce estaba lleno de negocios, era un área muy comercial y hoy en día es un área muerta", dice Madi Romeu, sentada en una silla mecedora, en una casa que hace esquina en la calle Avelino Vicente, a la entrada de la urbanización Hipódromo en Santurce.

“Toda esta urbanización era de mi abuelo, por eso esta calle se llama Avelino Vicente. El decía que esto aquí era el coche de San Juan, porque aquí está el centro, aquí tu tienes (el centro gubernamental) Minillas, tienes correos, sitios de comer, aquí tienes bancos, aquí están to’ los médicos”.
Santurce es un barrio en el litoral norte de San Juan, compuesto por cuarenta sub-barrios, el más poblado de la isla, con más de ochenta mil habitantes, con la mayor concentración de inmigrantes, el territorio más denso en cuerpos humanos, epicentro musical, gastronómico y criminal.

Viven haitianos que se refugian en una iglesia, montones de deambulantes de diferentes pueblos de la isla, escritores, músicos y artistas, gringos rubios de ojos azules que se quedaron varados con la heroína, mujeres sin techo que matan el día sentadas en una parada de guagua, mujeres famélicas que apenas se atreven a pedir una peseta.


Madi tiene 89 años y vive en Santurce desde el 1949. Recuerda que vio a Santurce llenarse de inmigrantes de la República Dominicana. Ahora ve como se vacía de inmigrantes y van llegando jóvenes estudiantes, artistas o profesionales, pero insiste en que es un área muerta.
“Fue paulatino, no es una cosa que pasó de un día para otro. Por ejemplo, en la iglesia  éramos un montón y ahora van cinco, digo, van más, pero por dar un ejemplo”.
Sin embargo, a las 12 del mediodía, a la altura de la Avenida Ponce León, Santurce se siente como una ciudad viva, la gente camina por las aceras rotas y se amontonan en las paradas de guagua con sus loncheras, sus maletas y bultos. Las fondas se llenan de comensales, en la calle se forma tapón y el aire se llena de humo y ruido. Pero ahí están, como células cancerígenas, las estructuras abandonadas, cajones de cemento que eran oficinas, apartamentos o restaurantes, imágenes cotidianas que se han vuelto símbolos de la crisis isleña ante el lente de fotoperiodistas de la prensa internacional.
“Yo he estado caminando esa ciudad durante mucho tiempo”, dice el escritor Eduardo Lalo. Los pasos que ha dado Lalo por la ciudad se han convertido en letras e imágenes, y la ciudad en personaje central de un país en crisis que aparece en sus novelas como un escenario lúgubre. En los últimos diez años, dice Lalo, el problema de estructuras en abandono en este pedazo de urbe se ha agravado. Según la Encuesta sobre la Comunidad, en el 2013 se estima que 74 mil personas emigraron de Puerto Rico a los Estados Unidos.
“Hay bloques completos que parecen Bagdad, como la cuesta de entrada hacia Sagrado Corazón. Y no es solo Santurce, es todo el país. Arecibo está terrible, tú tienes una fachada del edificio y la fecha de construcción, 1860 y pico, una casa histórica o un edificio histórico, todo está derrumbado, la dejaron morir. Arecibo está al nivel de la Habana vieja”.



El matrimonio Castillo reside en Arecibo desde hace tres décadas y ha sido testigo de la transformación y el declive de esa ciudad. Según ellos, el alcalde Carlos Molina, a pesar de no ser de su partido, “está tratando contra viento y marea de levantar el pueblo, aún sin tener un centavo”.

Entre sus proyectos se encuentra la construcción del Hotel Blue Marlin con una inversión de $5 millones, el Arecibo Water Park, el primer parador del pueblo, un centro comercial a orillas del popular malecón que define la ciudad, un gimnasio municipal, dos restaurantes en el casco urbano que han sido parcialmente financiados por el gobierno local y algunos otros proyectos orientados a atraer el sector turístico a la zona norte de la isla.



Muchas de estas iniciativas surgen por el hecho de que se haya plantado en Arecibo, en noviembre de 2015, una estatua de Cristóbal Colón, que anteriormente había sido rechazada por otros municipios. La creación del escultor ruso Zurab Tsereteli que aún no ha sido ensamblado en su totalidad, terminará midiendo 295 pies de altura y será supuestamente la estatua más grande de todo el continente, doblando en tamaño a la Estatua de la Libertad. 

Además, representa una estrategia para incentivar la economía local que actualmente sufre una de las crisis más amenazantes en la historia del país.  Arecibo es el municipio con mayor extensión territorial de los 78 que conforman Puerto Rico y superó en 11 millones de dólares el déficit fiscal durante los años 2013 y 2014.
El alcalde ha afirmado en varias ocasiones que el proyecto no le cuesta nada al ayuntamiento por ser una iniciativa privada. Sin embargo, está por verse cómo se conseguirá la inversión en uno de los municipios con mayor déficit y donde recientemente se suspendieron los servicios de agua potable por adeudar dinero a la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados. El enorme desequilibrio de finanzas públicas es una constante preocupación no solo para los políticos que lideran este municipio, sino también para la población residente, compuesta en un 16% por personas mayores de 65 años.
El año pasado Arecibo celebró quinientos años de historia. Se conmemoraron los cinco siglos desde que el Capitán Correa- un militar boricua del ejército español- defendió estas costas de invasores británicos en 1702. Esta celebración representó otra oportunidad fallida de fomentar la economía local.
Se organizaron unas pocas actividades culturales en el casco viejo, en el malecón y sus alrededores. Asimismo, se realizaron esfuerzos por embellecer la decaída ciudad, se diseñaron murales (la mayoría aún a medias), se le dio una mano de pintura a un puñado de edificios que están al borde del colapso y la plaza se decoró, de la mejor manera posible, tomando en cuenta el ajustado presupuesto. Se hizo lo que se pudo, dicen todos. Sin embargo, no fue suficiente. El cielo no puede taparse con un dedo.

¿Qué es una ruina? 

En el diccionario etimológico aparece como una palabra derivada de caída, derrumbe, desplome, hundimiento. Todo esto recuerda a las palabras con las que los economistas definen la economía local, con su estancamiento consecutivo de una década, con su deuda de más de $70 mil millones, con el crédito en nivel chatarra. Los cascos urbanos de Puerto Rico están en abandono, palabra que se relaciona con la expresión francesa laisser à bandon, que significa “dejar en poder de alguien”.

¿En poder de quién se han dejado las ruinas de los cascos urbanos de Puerto Rico?

“Todas las grandes tiendas lo afectan porque venden un poco más barato y tienen un montón de beneficios que no tienen los nativos”, dice Madi en reacción a la apertura de un Walmart Supercenter en la Parada 18 de Santurce, la primera inmersión de la megacorporación en un casco urbano.
“Los empleados de muchas de esas tiendas siempre los cogen a tiempo parcial, no cogen por tiempo entero porque por tiempo parcial el pobre empleado no va a tener vacaciones, no va a tener seguro social, no va a tener un montón de cosas. Y todas esas tiendas cogen el dinero y lo mandan directamente a Estados Unidos, no pasan por los bancos de Puerto Rico. Si el gobierno ayuda no hay problema, se puede mejorar, haciendo leyes que favorezcan que hayan negocios y no ponerle impuestos y hacer las cosas más fácil”.
Pero el gobierno dice que ellos necesitan impuestos para llenar sus arcas...
“Una pregunta, ¿aquí no hay muchas personas que ganan unos sueldos fabulosos, que tiene contratos fabulosos?”

Santurce se gentrifica

Recientemente se celebró en la calle Cerra la sexta edición del festival de arte Santurce es Ley, que reúne a artistas de todos los medios en un fin de semana de música y arte que es una mezcla de festival alternativo con fiesta patronal. Ahí convergen el barrio típico santurcino con la nueva ola de jóvenes artistas y profesionales que se han mudado a la zona por los precios accesibles de las viviendas y por lo céntrico de su localidad.
En los últimos diez años se ha agravado el deterioro, como menciona Lalo, pero por otra parte Santurce se ha vuelto un barrio de moda. El inversionista Nicholas Prouty, presidente de Putnam Bridge y dueño del complejo de viviendas Ciudadela, comparó a Santurce con Williamsburg, un barrio de Brooklyn que resurgió con el arte, pero que al mismo tiempo ha pasado por un intenso proceso de gentrificación, el desplazamiento de gente de escasos recursos, entre ellos inmigrantes puertorriqueños y dominicanos, por gente de mayor poder adquisitivo.
Pregunto a Lalo, quien piensa que “Santurce es Ley es excelente”, si teme que en Santurce se esté dando un proceso de gentrificación.
“Yo creo que hay que revitalizar los centros urbanos, Santurce es un sitio maravilloso, pero hay que darle vida, hay algunos esfuerzos en ese sentido, yo creo que han sido buenos. Que la gente pueda vivir ahí en vez de irse a los suburbios, usar la ciudad, el sistema de transportación pública, espacios de supermercado que no hay prácticamente, entonces a la gente le cuesta trabajo vivir en esas circunstancias. La gentrificación es un peligro que siempre está ahí, esperemos que ese no sea el modelo, a eso es lo que me refiero, recuperar la ciudad no es para la gente que puede comprarse un apartamento en 500,000 dólares, eso ya hoy es irreal porque con la crisis y la caída de las hipotecas eso no va a pasar, ya ese mundo desapareció”, afirma Eduardo Lalo.

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