¿Luz al final del túnel?



Hace veinticuatro horas era relativamente anónima. Había en algún momento aparecido en los medios locales y en un artículo reciente la reconocieron como una de las empresarias boricuas más distinguidas y exitosas del momento. Hoy, veinticuatro horas más tarde, su nombre constituye uno de los trending topics principales en las redes sociales.

En estas últimas veinticuatro horas también ha sido víctima de bullying, de discrimen de género y de comentarios asquerosamente machistas de parte tanto de hombres como de mujeres que escriben tonterías e insultos sin base ni fundamento en los medios digitales. De esto no merece la pena hablar, pero sobre ella, sí. Me refiero a Alexandra Lúgaro, la abogada que acaba de presentar su candidatura a la gobernación de Puerto Rico. La primera persona, más importantemente, mujer, que en la historia de Puerto Rico ha hecho esto de manera independiente sin estar afiliada a ningún partido político.

Ayer, delante del Colegio de Abogados, la licenciada se presentó de manera oficial como aspirante a la gobernación. Su plataforma es transparente. Sencilla, aunque a la vez compleja. Vislumbra ubicar a Puerto Rico en el mapamundi. Quiere transformar las agencias de gobierno, poniendo especial énfasis en la educación, en la necesidad de desarrollar en nuestros alumnos el pensamiento crítico, las destrezas de solución de problemas, la ética y valores para convertir a estos futuros trabajadores en ciudadanos valiosos. Sostiene que las pruebas estandarizadas típicas del modelo educativo norteamericano que tenemos aquí en Puerto Rico, solo forma jóvenes que memorizan datos y no necesariamente estarán preparados para enfrentar el mundo real. Propone reestructurar los currículos académicos, exigir más de parte de las facultades de pedagogía en las universidades, achicar el número de estudiantes por aula, subir los sueldos a los educadores, intercalar la tecnología y el civismo en el salón de clase. Cree también en la legalización de la marihuana para incentivar la economía, apoya el matrimonio gay y cuando pasa de tema a tema en una entrevista, se basa en estudios de casos de países como Corea del Sur, Canadá y China. Proporciona cifras, hace mención a estudios concretos y luego los compara a la situación en la isla.

La critican porque es diferente. Rompe con todos los esquemas establecidos previamente por la política bipartidista boricua. Es joven y mujer. No está afiliada a ningún partido, aunque dice haber votado por nuestro actual gobernador (cosa de la que ahora se arrepiente). La critican también por ser guapa. Guapísima. Doy fe de ello pues la conozco. No mucho, pero lo suficiente para decir que es una mujer muy atractiva, pero sobre todo brillante. Y humilde. Es vanguardista. Educada, se expresa muy bien y conoce el panorama educativo, económico y empresarial de la isla.

Aunque por ahora falta mucho por leer, investigar y descubrir sobre su candidatura, me gusta la idea- vaya, me encanta la idea de que esta mujer tan capaz se haya postulado para liderar a mi país.  Es sangre nueva, un respiro de aliento fresco y por un momento entre el tan complicado y deprimente panorama que enfrentamos, me detengo a pensar que tal vez podamos encontrar una luz al final del túnel.

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